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El trabajo de cuidados: antecedentes históricos y debates ... - Fuhem

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INTRODUCCIÓNEn concreto, aquella que se cita bajo el término care, que ha sido laque ha logrado imponer su hegemonía, aun sin haber logrado gran<strong>de</strong>sacuerdos sobre su contenido o alcance. En este contexto Ungerson(2005) reivindicó como texto fundador el coordinado por lassociólogas británicas Janet Finch y Dulcie Groves, publicado en1983, bajo el título A labour of love: women, work and caring. <strong>El</strong> textocuenta, entre otras especialistas, con aportaciones <strong>de</strong> Hilary Graham,una <strong>de</strong> las pioneras más reconocidas en estos temas. Con unaaproximación feminista cercana a planteamientos i<strong>de</strong>ntitarios,estas especialistas pusieron el acento en los sentimientos y emocionesen los que se enmarcan los <strong>cuidados</strong>, <strong>de</strong>stacando que se trata<strong>de</strong> tareas eminentemente femeninas no asimilables al <strong>trabajo</strong> <strong>de</strong>producción <strong>de</strong> mercancías y <strong>de</strong> bienes mercantiles, habitualmentemasculino. Esta distinción entre tareas femeninas y activida<strong>de</strong>smasculinas pue<strong>de</strong> asimilarse, según algunas estudiosas, a la diferenciaciónque Carol Gilligan (1982) estableció entre la ética <strong>de</strong>lcuidado y la ética <strong>de</strong> la justicia; aunque resulte difícil asimilar lajusticia, una cuestión moral, a un ámbito tan material y concretocomo el <strong>de</strong>l <strong>trabajo</strong>, entendido en términos <strong>de</strong> ocupación o empleo.Ámbito en el que los sentimientos y las emociones también estánpresentes, aunque no suelan mencionarse.De hecho, esta acepción <strong>de</strong> los <strong>cuidados</strong> don<strong>de</strong> la emoción, elamor y los sentimientos son lo que cuenta, acostumbra a no disponer<strong>de</strong> suficientes evi<strong>de</strong>ncias empíricas para argumentar la bondad <strong>de</strong>tales planteamientos. Y si bien los análisis cualitativos realizados conrigor, han sido cada vez más numerosos en este tipo <strong>de</strong> enfoques, nosiempre son capaces <strong>de</strong> tener en cuenta las diversas percepcionessubjetivas, los significados y las vivencias que subyacen a las prácticascotidianas <strong>de</strong> los <strong>cuidados</strong>. Prácticas que suelen mostrar las diferenciasy <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s con que mujeres y hombres afrontan el cuidado<strong>de</strong> la vida en su cotidianidad. En este punto, el análisis <strong>de</strong> François <strong>de</strong>Singly (1999) hizo algunas sugerencias respecto al porqué los hombresno suelen tomar o reclamar el permiso <strong>de</strong> paternidad. Según estesociólogo <strong>de</strong> la familia, los hombres no reclaman ese permiso puestoque el tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>dicación al cuidado <strong>de</strong> las criaturas no les resultasuficientemente significativo y, por el contrario, suelen asimilarloa un tiempo vacío o, como mucho, a un periodo vacacional.35

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