CRISTINA BORDERÍAS, CRISTINA CARRASCO Y TERESA TORNSincluso en periodos <strong>de</strong> estancamiento <strong>de</strong> los salarios, aunque mu -cha investigación resta aún por hacer en este campo (Bourke, 1993;Humphries, 1998).La creación <strong>de</strong> escuelas para madres, los cursos sobre saludmaternal e infantil, la fundación <strong>de</strong> instituciones como en Españalas llamadas Gotas <strong>de</strong> Leche proliferaron en toda Europa a lo largo<strong>de</strong>l siglo XIX, difundiendo las nuevas teorías y los nuevos métodos;lo que, en el siglo XX, proseguiría a través <strong>de</strong> las escuelas y manuales<strong>de</strong> economía doméstica (Ehreinreich y English, 1973, 1975). Laeducación para la “maternidad” pasó a formar parte <strong>de</strong> los sistemas<strong>de</strong> educación pública y privada a través <strong>de</strong> los currículumespecíficos para las niñas ya a finales <strong>de</strong>l siglo XIX (Ballarín,2000). Currículum muy alejados ya <strong>de</strong> los que predominaban enlas escuelas ilustradas <strong>de</strong>l siglo XVIII don<strong>de</strong> la educación <strong>de</strong> lasniñas se orientaba al aprendizaje <strong>de</strong> los oficios tradicionalesfemeninos, pues se esperaba <strong>de</strong> ellas que contribuyeran salarialmentea la economía familiar. En las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo XXlos principios <strong>de</strong> la economía doméstica y las nuevas enseñanzasen puericultura, nutrición e higiene se sumaron a las enseñanzas es -colares. Des<strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XIX, los continuos cambios en lasteorías médicas e higienistas, educativas, y, posteriormente, psicológicas,sobre el cuidado infantil, no han hecho sino incrementary hacer más complejas las tareas <strong>de</strong> <strong>cuidados</strong> <strong>de</strong> las madres.Tareas que <strong>de</strong> manera progresiva se fueron percibiendo menoscomo <strong>trabajo</strong> y más como producto <strong>de</strong>l amor maternal, in<strong>de</strong>legablepor tanto en su dimensión emocional al servicio doméstico, y puesto,a<strong>de</strong>más, constantemente a prueba por su justa a<strong>de</strong>cuación aldiscurso “experto”. Los <strong>trabajo</strong>s <strong>de</strong> <strong>cuidados</strong> se han construido, así,históricamente en una estrecha interrelación entre su dimensión<strong>de</strong> <strong>trabajo</strong> —aun no siendo remunerado (<strong>trabajo</strong> experto, cualificado,normativizado)—, su dimensión emocional y <strong>de</strong> responsabilidady su <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un sistema <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> relacionesfamiliares y <strong>de</strong> género. <strong>El</strong> consumo <strong>de</strong> masas ha hecho innecesariabuena parte <strong>de</strong> la “expertise” generada por las ciencias domésticas,haciendo, sin embargo, más relevante su papel <strong>de</strong> mediaciónentre lo privado, el mercado y el Estado, a medida que estas dosúltimas instituciones han ido absorbiendo algunas <strong>de</strong> las tareas26
INTRODUCCIÓN<strong>de</strong>sarrolladas anteriormente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la familia (Ehreinreich yEnglish, 1973, 1975).‘LA PERSONAS MAYORES’: ¿CUIDADORAS O CUIDADAS?¿Qué sabemos sobre los <strong>cuidados</strong> a las personas mayores en el pasado?En los últimos años la nueva historia social está revisando viejosmitos sobre la ancianidad, entre otros que las personas ancianas<strong>de</strong> los sectores populares <strong>de</strong>bido al abandono en que las <strong>de</strong>jaban susfamilias pasaban sus últimos años al cuidado <strong>de</strong> las institucionesasistenciales y sumidas frecuentemente en la pobreza. Algunosestudios <strong>de</strong> historia social y <strong>de</strong> <strong>de</strong>mografía histórica han revisadoestas i<strong>de</strong>as mostrando cómo —aunque efectivamente durante latransición a las socieda<strong>de</strong>s industriales la disolución <strong>de</strong> las institucionescomunales y <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> vecindad y parentesco pudohaber incrementado el riesgo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprotección— no hay indicios <strong>de</strong>que las familias abandonaran a las personas ancianas a la asistenciamás que en décadas anteriores (Montigny, 1994; Moring, 1998;Thane, 2010). Las diferencias en las estructuras familiares, la dimensión<strong>de</strong> la propiedad o el patrimonio y los sistemas hereditarios fijaban,naturalmente, condiciones distintas en la capacidad y disposición<strong>de</strong> las familias <strong>de</strong> ocuparse <strong>de</strong> sus miembros <strong>de</strong> mayor edad. Los sistemashereditarios contemplaban y garantizaban en distintas formasel cuidado <strong>de</strong> las personas mayores. Muy a menudo, las hijas menorespermanecían solteras en la casa familiar haciendo el <strong>trabajo</strong> domésticoy ocupándose <strong>de</strong> padres y madres, y aunque gozaban <strong>de</strong> un ciertoestatus en la familia y en la comunidad no podían heredar la propiedady no recibían su parte <strong>de</strong> la herencia hasta el fallecimiento <strong>de</strong>sus progenitores. Aunque en algunos lugares <strong>de</strong> Europa la solteríay la responsabilidad sobre los padres no era tanto una cuestión <strong>de</strong>sexo/género como <strong>de</strong> posición en la fratría, la situación y los <strong>trabajo</strong>s<strong>de</strong> hijos e hijas solteros en la casa era muy distinta. Los hijos quepermanecían solteros en el hogar eran responsables <strong>de</strong> proveer losrecursos materiales necesarios, pero no realizaban las tareas domésticasni cuidaban personalmente <strong>de</strong> los padres <strong>de</strong>l mismo modo quelo hacían las hijas. Esta situación fue haciéndose menos frecuentea medida que la industrialización y el crecimiento <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s27
- Page 4 and 5: CRISTINA CARRASCOPROFESORA DE TEOR
- Page 6 and 7: COLECCIÓN ECONOMÍA CRÍTICA Y ECO
- Page 8 and 9: CAPÍTULO 5. EL DESCUBRIMIENTO DEL
- Page 10 and 11: PRESENTACIÓNposibles y diversas ac
- Page 13 and 14: INTRODUCCIÓNEL TRABAJO DE CUIDADOS
- Page 15 and 16: INTRODUCCIÓNy su nuevo interés po
- Page 17 and 18: INTRODUCCIÓNUN APUNTE SOBRE EL TRA
- Page 19 and 20: INTRODUCCIÓNEL IMPACTO DE LA INDUS
- Page 21 and 22: INTRODUCCIÓNde trabajo cambió rad
- Page 23 and 24: INTRODUCCIÓN“ganador-de-pan” (
- Page 25: INTRODUCCIÓNmecanización hacían
- Page 29 and 30: LA EMERGENCIA DEL TRABAJO DE CUIDAD
- Page 31 and 32: INTRODUCCIÓN2005; Carrasco, 2001;
- Page 33 and 34: INTRODUCCIÓNitalianas Balbo (1980)
- Page 35 and 36: INTRODUCCIÓNEn concreto, aquella q
- Page 37 and 38: INTRODUCCIÓNEuropea por crear empl
- Page 39 and 40: INTRODUCCIÓNsoporte y cuidado emoc
- Page 41 and 42: INTRODUCCIÓNproductivo y mercantil
- Page 43 and 44: INTRODUCCIÓNy las mujeres, en part
- Page 45 and 46: INTRODUCCIÓNde organizar los cuida
- Page 47 and 48: INTRODUCCIÓNcontinuum entre los de
- Page 49 and 50: INTRODUCCIÓNTRABAJO DE CUIDADOS, R
- Page 51 and 52: INTRODUCCIÓNpermanece oculto no es
- Page 53 and 54: INTRODUCCIÓNde manera diferenciada
- Page 55 and 56: INTRODUCCIÓNsocial, particularment
- Page 57 and 58: INTRODUCCIÓN2002; Budlender, Sharp
- Page 59 and 60: INTRODUCCIÓNapareciendo el trabajo
- Page 61 and 62: INTRODUCCIÓNcaracterísticas medio
- Page 63 and 64: INTRODUCCIÓNlibro de Borderías et
- Page 65 and 66: INTRODUCCIÓNLas siguientes limitac
- Page 67 and 68: INTRODUCCIÓNAhora bien, a pesar de
- Page 69 and 70: INTRODUCCIÓNque dichas actividades
- Page 71 and 72: INTRODUCCIÓNtrabajo doméstico—
- Page 73 and 74: INTRODUCCIÓNOtro aspecto que defin
- Page 75 and 76: INTRODUCCIÓN5. Estas ideas tambié
- Page 77 and 78:
INTRODUCCIÓN29. En España, la con
- Page 79 and 80:
INTRODUCCIÓNaños ochenta. La auto
- Page 81 and 82:
INTRODUCCIÓNALKIRE, Sabine (2008).
- Page 83 and 84:
INTRODUCCIÓNBORDERÍAS, Cristina,
- Page 85 and 86:
INTRODUCCIÓNCROMPTON, Rosemary (20
- Page 87 and 88:
INTRODUCCIÓN— (1994). Who Pays f
- Page 89 and 90:
INTRODUCCIÓN— (2001b). The Time
- Page 91 and 92:
INTRODUCCIÓNNUSSBAUM, Martha, y SE
- Page 93 and 94:
INTRODUCCIÓNROSE, Sonya O. (1992).
- Page 95:
INTRODUCCIÓN— (2008). “Políti