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guen siendo la excepción. Normalmente, los fundamentos de<br />
la existencia compartida y las condiciones para su continuación<br />
no necesitan considerarse, las acciones no necesitan justificarse<br />
y los motivos no necesitan obtenerse y revelarse expresamente.<br />
Nunca se excluye el hecho de ver las cosas como<br />
problemáticas u organizadas de acuerdo con temas generalizados,<br />
y siempre siguen siendo posibles; pero este potencial<br />
no actualizado usualmente es suficiente como una base para<br />
la interacción: si nadie lo ocupa, todo está en orden.<br />
Esta condición básica para la naturaleza real de la vida<br />
cotidiana no puede eliminarse. Está basada en las limitaciones<br />
estrechas de la habilidad para procesar la experiencia<br />
en forma consciente. Uno no puede considerar el progreso<br />
cultural, o el aumento de las condiciones técnicas o normativas,<br />
la dependencia y las regulaciones, o un programa fenomenológico<br />
para redefinir todas las actividades que producen<br />
sentido originalmente subjetivo, como un proceso de<br />
reformación gradual de lo inconsciente en lo consciente, o<br />
de sustituir gradualmente la racionalidad por la ingenuidad.<br />
Ni el desarrollo ni la instrucción puede comprenderse como<br />
la simple sustitución de lo mejor por lo peor. El mundo,<br />
como lo experimentamos al ordenar la vida, sigue siendo<br />
preconsciente, en el estatus de un horizonte de posibilidades<br />
no actualizadas. De este modo, los aumentos en las actividades<br />
que buscan organizarlo sólo son posibles como<br />
aumentos en las premisas de sentido formuladas y no formuladas,<br />
problematizadas y no problematizadas en el intercambio<br />
social.<br />
Dadas estas precondiciones, los aumentos (en la organización<br />
del mundo como lo experimentamos) toman la forma<br />
de técnicas. Vemos la esencia de estas formas técnicas —nuevamente<br />
con respecto a Husserl, pero sin seguir su abandono<br />
de las técnicas desde el punto de vista del pensamiento<br />
trascendental— 148 en el hecho de aliviar a los procesos de la<br />
100<br />
148. Compárese Husserl (1954). Sobre esto también Blumenberg (1963).