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Tomo IX - DHnet

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FUNDAMENTOS DE LA RECONCILIACIÓNcausado tanto daño y abrieron estas heridas profundas que quizás nunca cicatricen; ese perdón pasa por verdady justicia, necesitamos reconstruir nuestra memoria histórica [...]. 61Lo mismo se presenta en lo manifestado públicamente en la Audiencia de Lima. La impunidad es rechazaday percibida como un obstáculo del proceso de reconciliación del país: «Por ejemplo, al mayor César QuirozChávez, quedó completamente indemne. El capitán César Santoyo Castro, que fue el que directamente, elque ordenó que lo rematen en Radio Patrulla de La Perla, hasta ahora no es habido. El comandante PedroGonzáles Posada, el capitán Santiago Bazán Yapas, el capitán César Izquierdo Vicente, el capitán César InchaústeguiJiménez, también se confabularon. O sea, individuos de la Policía Nacional que actuaron como verdaderosdelincuentes. A ellos no se les hizo nada. Sin embargo, a los otros sí se les castigó [...]». 62Estas distinciones esenciales no son comprendidas del todo por diversos sectores de la población, especialmentepor aquellos directamente involucrados en el conflicto interno armado. Desde muy distintos frentesexisten presiones para comprender la reconciliación como perdón o amnistía en beneficio de sus respectivasperspectivas. 63 Una intensa pedagogía debe ponerse en marcha para despejar estos malentendidos nocivosque pueden obstaculizar un cabal proceso de reconciliación.4. LA RECONCILIACIÓN COMO REFUNDACIÓN DEL PACTO SOCIALLa reconciliación debe ser entendida como un proceso de reconstrucción del pacto social y político. Estareconstrucción del pacto social es característica de la formación de cualquier Estado. El Estado, por definición,se renueva permanentemente recogiendo, representando y reconociendo los acuerdos e intereses ciudadanos.La violencia en el Perú vulneró y quebró la legitimidad del Estado como instancia del pacto social.El conflicto, aquí, representó la discordia y la desunión entre los peruanos y de éstos con el Estado. Un sectorminoritario de peruanos desconoció conscientemente el consenso como fuente del pacto social democráticoque representaba el Estado y se rebeló contra él desarrollando una guerra para destruirlo —o, comoseñalaron literalmente, para «demolerlo»—. Sin embargo, su propuesta alternativa pretendía conducir a laconstrucción de un nuevo estado titulado «Estado de Nueva Democracia» de corte totalitario y tiránico.Esta propuesta demostró claramente el carácter terrorista, antidemocrático y antipopular que le daba sustento.La sociedad civil y la población, así como el propio Estado, enfrentaron el conflicto y el país de prontose vio envuelto en una espiral de violencia, muerte y destrucción.Durante décadas, la sociedad peruana ha luchado por democratizar cada vez más al Estado intentandohacer de él un instrumento ético que apoye la vida ciudadana en todos sus ámbitos. La irrupción de la violenciay el terror quiso hacer abortar dicho proyecto democratizador que provenía del viejo ideal republicano de unEstado democrático —en el que la libertad y la igualdad de oportunidades constituyen principios básicos—. Larepresión y las políticas contrasubversivas evidenciaron la fragilidad del pacto social expresado por el Estado ydieron paso a una militarización y a una represión generalizada en importantes sectores de la población; elloposibilitó la violación sistemática de sus derechos civiles. La lucha contrasubversiva no se asentó ni extrajo suapoyo inicialmente de las experiencias democráticas que llevaban a cabo muchos sectores de la ciudadanía y, alcontrario, se las dejó de lado, malinterpretándolas y sospechando, algunas veces, que fueran subversivas.A la sanguinaria e implacable acción de la subversión contra la población y el Estado, sólo se le respondiócon la acción militar. Las fuerzas políticas en el Estado y los partidos políticos no tuvieron la capacidad deenfrentar en el terreno político el conflicto que tenían entre manos. Sin embargo, las comunidades campesinasy nativas, así como la población urbana en todo el país, respondieron al flagelo que el terror generaba. Enotras palabras, la ausencia y la debilidad del pacto social y político, esto es, la falta de presencia del Estado en61 CVR. BDI-I-P593. Audiencia temática sobre Universidad Pública y Violencia. Caso 10B. Sesión única, segundo bloque, octubre de 2002.Testimonio de Carmen Amaro.62 CVR. BDI-I-P534. Audiencia pública de casos en Lima. Caso 13. Testimonio de Carlos Rodríguez Ibáñez. Las víctimas eran estudiantesde medicina de la Universidad Nacional Federico Villarreal, los torturaron para luego asesinarlos.63 «Debe abrirse paso a una política de reconciliación que incluye niveles de perdón y amnistía para la gente que tuvo una participaciónen los grupos subversivos. Creo que es parte de la reconciliación. Yo no digo que más tarde amnistíen a Abimael Guzmán, ni muchomenos, pero, como fenómeno social es muy difícil conseguir que cuatro mil o cinco mil peruanos que simpatizaron y actuaron con Senderopodrían ser marginados de un proceso de reconciliación». CVR. BDI-I-P257. Entrevista en profundidad. Juliaca (San Román), junio de2002. Varón, ex autoridad política.TOMO <strong>IX</strong> • PÁGINA 33

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