La sirena varada: Año 1, Número 4

piencia sobre aquel extraño lenguaje,
perfectamente puede comprender eso
que dice la terrible invocación:
He aquí el hombre
Y no el hombre
He aquí la tumba
Súbitamente las estacas clavadas arden
en llamas, rodeando al lugar en un
círculo de fuego.
La bruja ve que él no hombre ya tiene
la varita entre sus manos, entonces
sabe que le han quitado gran parte
de su poder. Por fin decide salir de su
guarida, una terrible figura encorvada
ataviada en un manto negro. Con una
mano se apoya en un bastón nudoso
color marrón, y con la otra tamborilea
en el aire como volviendo a invocar.
Con una sonrisa depravada observa
a los dos audaces. Sonríe enseñado afilados
bajo labios purpúreos y secos, al
hacer el gesto su nariz macilenta toma
aspecto demoniaco. Su pelo blanco le
llega a los pies, lo que hace preguntarse
al hombre si no pudiera tropezar con el
mismo. Lentamente se encamina hacia
el que tiene la varita, su paso es lento,
pero el Hombre sabe que el peligro no
es menor, entonces actúa rápidamente.
Con el hacha entre manos Se abalanza
sobre la bruja que no opone resistencia.
Un grito debió llenar el bosque, pero en
lugar de eso, una risa demencial lo hizo.
A cada golpe ríe más y más, entre borbotones
de sangre. La aparentemente
frágil anciana no lo es, se necesitan varios
hachazos para acabarla, hasta que
finalmente queda partida a la mitad.
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