La sirena varada: Año 1, Número 4

estaremos mejor lejos, cada quien por
su parte. Le veo como si durmiera y mi
corazón se encoge. ¿Cómo puedo abandonar
a la persona que más he amado
en la vida? Quizás merezco el maltrato,
quizás debo esforzarme más, hacer que
cambie otra vez, que vuelva a ser la persona
que conocí tiempo atrás. Quizás…
Su respiración se modifica, creo que
está despertando. Si me ve con la maleta
hecha y la ropa de calle va a matarme.
Tomo una pesada lámpara, regalo
de nuestra unión civil y… ¿Qué estoy
haciendo? Juré que le amaría por siempre,
no puedo hacerlo. Estaremos juntos
por siempre, para bien o para mal.
El incendio despertó al vecindario
entero. La casa azul al final de la calle,
con el buzón de vaca y el césped crecido,
estaba quemándose vorazmente.
Nadie sabía quién vivía en ella, pero todos
se apresuraron a combatir el fuego.
A pesar de que no fue sencillo, lograron
controlar las llamas y entraron en busca
de sobrevivientes. En el comedor, al
lado de incontables platos con comida
en estado de putrefacción encontraron
un cadáver, posiblemente muerto por
el humo. Pero fue lo que encontraron
en una de las habitaciones lo que dejó
pasmados a todos. En un cuarto sellado,
con las ventanas tapiadas y un
sistema de extracción de aire, encontraron
el cuerpo de una persona con
incontables señales de tortura que parecía
llevar más de un año muerto.
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