La sirena varada: Año 1, Número 4

Lo que nos lleva a realizar compras que
exceden nuestro presupuesto y nos dejan
con una seria deuda al año siguiente.
Comienza «la cuesta de enero», y, por
consiguiente, el inicio del siguiente año
no empieza como deseamos. El predial,
el refrendo vehicular, el agua, las licencias
municipales, etc. no son los únicos
pagos por los que debemos de preocuparnos.
Ya que al inicio de año el precio
de los alimentos y la gasolina tienden
a aumentar. Por lo que es muy importante,
que no nos dejemos influenciar
con la mercadotecnia atrás del gasto
elevado que las fiestas decembrinas
representan, y hacer un ahorro para
esos pagos que tendremos que hacer
el siguiente año. De esta manera disfrutaremos
la Navidad y no sufriremos «la
cuesta de enero».
El gasto excesivo en los últimos meses
del año no es algo que solamente afecta
el bolsillo de las familias mexicanas, sino
también la economía de todo el país como
Roberts (2005) claramente menciona:
«Analizar las emociones ajenas y negarnos
a analizar las propias nos hace
caer en las mismas viejas rutinas. Que
desperdicio. Las emociones son una
espléndida oportunidad para entrar en
contacto con los consumidores. Y lo mejor
de todo, las emociones son un recuso
ilimitado. Siempre están ahí, esperando
a ser estimuladas con nuevas ideas, nuevas
inspiraciones y nuevas experiencias.»
Las marcas más populares del mundo
nos han acostumbrado a sentir
mediante la compra de sus productos.
Mediante el ‘marketing’ nos transmiten
emociones y sentimientos, que sólo
conseguiremos si consumimos lo que
venden. Desafortunadamente como
explica Kevin Roberts en su libro Lovemarks,
las personas compramos pensando
en cómo nos hacen sentir. Por lo
que es más fácil que compremos «con
el corazón» que «con la cabeza».
Las marcas nacionales no son tan
conocidas como las marcas mundialmente
populares, ya que a diferencia
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