03.12.2017 Views

La sirena varada: Año 1, Número 4

El cuarto número de La sirena varada: Revista literaria bimestral; correspondiente a los meses de diciembre del 2017 y enero del 2018

El cuarto número de La sirena varada: Revista literaria bimestral; correspondiente a los meses de diciembre del 2017 y enero del 2018

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

feo esqueleto lleno de trapos, que<br />

se llevaba vidas de donde quería, él<br />

podría hacer que su mujer mejorara.<br />

«Todo tiene remedio menos la muerte».<br />

Un día su esposa le pidió que acabara<br />

con su sufrimiento, entregándole en<br />

la mano una navaja de afeitar. El hombre<br />

lanzó lejos el artefacto y le pidió<br />

que no se rindiera, pero ella estaba en<br />

tan mal estado que únicamente deseaba<br />

irse a descansar. Pero la Muerte no<br />

se hacía presente. El hombre entonces<br />

maldijo todo y se fue a llorar lejos de<br />

todos, a un páramo yermo y solitario.<br />

Sentado sobre una piedra meditó. <strong>La</strong><br />

Muerte sí era una redentora, pero no<br />

importaba cuánto le llamara su mujer,<br />

ella no aparecía.<br />

Y un día hizo presencia. Se llevó a su<br />

mujer como las aves se llevan pajitas<br />

del suelo para armar sus nidos. Pronto<br />

volvió con él y le platicó lo pacífica que<br />

se encontraba ahora su mujer en los<br />

campos del inframundo, donde todo<br />

era paz y silencio. El hombre rompió<br />

en llanto y nuevamente alejó a la Parca<br />

agitando su mano.<br />

Los años transcurrieron y su vejez se<br />

hizo presente. Había contraído nupcias<br />

nuevamente y su esposa era una orgu-<br />

llosa mujer adinerada. Era tan fría con<br />

él, que sospechó haber cometido un<br />

error al haber contraído nupcias con<br />

ella. Aun así, la amaba y buscaba la forma<br />

de hacerla feliz.<br />

Un día, mientras dormía, la mujer le<br />

rajó el cogote con un cuchillo. El hombre<br />

comenzó a sentir el dolor y la más cruel<br />

de las agonías al salir toda la sangre de<br />

su cuerpo a borbotones, empujada por la<br />

rabia con la que su corazón latía. <strong>La</strong> mujer,<br />

aterrorizada al ver el espectáculo de<br />

sangre y a su marido resistiéndose a morir,<br />

huyó del lugar tan rápido como pudo,<br />

llevando consigo gran parte de su dinero.<br />

<strong>La</strong> Muerte apareció, pero no le llevó<br />

a ninguna parte. Se limitó a observarlo<br />

morir de dolor y quedarse sin sangre.<br />

—¿Recuerdas cuando te dije que un<br />

día te arrepentirías de tu deseo?<br />

El hombre, que no podía hablar, estaba<br />

tan pálido como la misma Parca<br />

y sólo la miraba como un borracho. <strong>La</strong><br />

Muerte entonces desapareció y le dejó<br />

solo, en aquel palacio vacío, para que<br />

viviera como un espantoso cadáver<br />

putrefacto el resto de la eternidad, lamentándose<br />

continuamente de aquella<br />

sucia jugarreta, un deseo del que se<br />

arrepintió horriblemente.<br />

58

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!