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Lección 23<br />
Análisis<br />
Pregunta para<br />
reflexionar<br />
Cartel<br />
Análisis <strong>de</strong> pasajes<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras<br />
• ¿Por qué tuvo el presi<strong>de</strong>nte Grant tanto éxito en una ocasión y, no obstante,<br />
tuvo un tan rotundo fracaso en <strong>la</strong> otra? (En <strong>la</strong> primera, acudió al Señor con<br />
humildad, pidiéndole ayuda; en <strong>la</strong> segunda, supuso que el Señor le ayudaría<br />
sin haber puesto nada <strong>de</strong> su parte ni haberle pedido <strong>la</strong> ayuda que necesitaba.)<br />
• ¿Qué harían uste<strong>de</strong>s en lo futuro si les l<strong>la</strong>man a ocupar un cargo en <strong>la</strong> Iglesia<br />
o les pi<strong>de</strong>n hacer algo para lo cual no se consi<strong>de</strong>ren preparados?<br />
Lean en voz alta junto con <strong>los</strong> alumnos lo que dice el cartel: “Con <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong>l<br />
Señor haré lo mejor que pueda y... con <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong>l Señor no tengo ningún temor<br />
<strong>de</strong> salir a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte con toda felicidad”. Heber J. Grant.<br />
Lean juntos <strong>los</strong> siguientes pasajes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras: Doctrina y Convenios 112:10;<br />
1 Nefi 3:7; y Doctrina y Convenios 30:1–3.<br />
El Señor <strong>de</strong>sea que lo reconozcamos y que confiemos en Él, en que nos dará<br />
fortaleza al hacer frente a <strong>los</strong> problemas <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. Si seguimos ese principio,<br />
recibiremos <strong>la</strong>s bendiciones prometidas.<br />
Tengamos fe en nuestro Salvador y guar<strong>de</strong>mos <strong>los</strong> mandamientos<br />
Ejemplo<br />
El presi<strong>de</strong>nte Grant contó <strong>la</strong> anécdota que se refiere a continuación tocante a <strong>la</strong><br />
forma en que el Señor nos bendice cuando guardamos Sus mandamientos<br />
y confiamos en Su divina ayuda.<br />
“Recuerdo que en una ocasión, cuando era joven, tenía en el bolsillo 50 dó<strong>la</strong>res<br />
que iba a <strong>de</strong>positar en el banco. Cuando asistí el jueves por <strong>la</strong> mañana a <strong>la</strong><br />
reunión <strong>de</strong> ayuno —anteriormente ésta se celebraba el jueves y no el domingo<br />
como ahora—, y el obispo pidió un donativo, yo me acerqué y le entregué <strong>los</strong> 50<br />
dó<strong>la</strong>res. Él tomó cinco, <strong>los</strong> colocó en un cajón, y me <strong>de</strong>volvió <strong>los</strong> 45 dó<strong>la</strong>res<br />
restantes diciendo que ésa era <strong>la</strong> contribución que me correspondía.<br />
“Yo le dije: ‘Obispo Woolley, ¿con qué <strong>de</strong>recho me priva <strong>de</strong> poner al Señor en<br />
<strong>de</strong>uda conmigo? ¿No acaba <strong>de</strong> predicar hoy que el Señor recompensa cuatro veces<br />
lo que se da? Mi madre es viuda, y a el<strong>la</strong> le hacen falta 200 dó<strong>la</strong>res’.<br />
“Él me dijo: ‘Hijo mío, ¿realmente crees que si tomo estos 45 dó<strong>la</strong>res conseguirás<br />
más rápidamente <strong>los</strong> 200 dó<strong>la</strong>res?’<br />
“Yo le respondí que estaba seguro <strong>de</strong> ello.<br />
“Entonces <strong>los</strong> tomó.<br />
“Mientras salía <strong>de</strong> <strong>la</strong> reunión <strong>de</strong> ayuno y me encaminaba hacia mi trabajo, se me<br />
ocurrió una i<strong>de</strong>a. Envié un telegrama a un hombre preguntándole cuántas acciones<br />
<strong>de</strong> cierto tipo compraría [él] a un precio específico en un espacio <strong>de</strong> cuarenta y<br />
ocho horas... Él me envió otro telegrama diciéndome que <strong>de</strong>seaba comprar todas <strong>la</strong>s<br />
que pudiera conseguir. Mi ganancia en esa transacción fue <strong>de</strong> 218,50 dó<strong>la</strong>res.<br />
“Al día siguiente fui a ver al obispo y le dije: ‘Obispo, gané 218,50 dó<strong>la</strong>res <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> pagar aquel<strong>los</strong> 50 dó<strong>la</strong>res el otro día, así que le <strong>de</strong>bo 21,85 dó<strong>la</strong>res <strong>de</strong> diezmos.<br />
Tendré que ver cómo [lo] hago para obtener <strong>la</strong> diferencia entre 21,58 y 18,50,<br />
pues el Señor no me dio lo suficiente para pagar mis diezmos y aun conservar<br />
cuatro veces lo que doné” (Presi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia, Curso <strong>de</strong> religión 345, manual<br />
<strong>de</strong>l alumno, pág. 172).<br />
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