los-presidentes-de-la-iglesia
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había hecho en su vida terrenal. Y más que nada, <strong>de</strong>seaba po<strong>de</strong>r dar cuenta <strong>de</strong><br />
hechos buenos.<br />
Teniendo en cuenta lo antedicho, consi<strong>de</strong>ren <strong>los</strong> siguientes comentarios, <strong>los</strong> cuales<br />
indican lo que él hizo con el fin <strong>de</strong> prepararse para ese momento <strong>de</strong>l juicio.<br />
Primero, fue misionero. Aunque durante toda su vida predicó el Evangelio,<br />
sirvió oficialmente como misionero durante quince años y bautizó a cientos <strong>de</strong><br />
personas. Piensen en <strong>los</strong> familiares y <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> esas personas; el número<br />
sería enorme.<br />
Heber J. Grant dijo <strong>de</strong> Wilford Woodruff: “No creo que haya habido otro hombre<br />
sobre <strong>la</strong> faz <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra que haya sido capaz <strong>de</strong> convertir más almas al Evangelio<br />
<strong>de</strong> Jesucristo” (Gospel Standards, comp. por G. Homer Durham, Salt Lake City:<br />
The Improvement Era, 1969, pág. 20).<br />
En <strong>la</strong> actualidad <strong>de</strong>ben haber muchas personas que estén en <strong>la</strong> Iglesia gracias a <strong>la</strong><br />
obra misional <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Woodruff. Es posible que como misioneros no se nos<br />
envíe a algún lugar don<strong>de</strong> haya miles <strong>de</strong> personas que an<strong>de</strong>n en busca <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
verdad como le pasó a él. Sin embargo, po<strong>de</strong>mos ejercer una influencia po<strong>de</strong>rosa<br />
y positiva en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> personas a lo <strong>la</strong>rgo <strong>de</strong> nuestra vida.<br />
Pue<strong>de</strong> ser que haya quienes piensen que, por el gran éxito que tuvo este hombre<br />
en <strong>la</strong>s misiones que cumplió, <strong>la</strong> obra misional <strong>de</strong>be haberle sido muy fácil; pero,<br />
por el contrario, él tuvo que sufrir gran<strong>de</strong>s aflicciones para llevar<strong>la</strong> a cabo.<br />
Re<strong>la</strong>to<br />
Re<strong>la</strong>te el siguiente ejemplo.<br />
Un día, en el sur <strong>de</strong> Misuri, él y su compañero caminaron todo el día sin probar<br />
alimento y llegaron a un lugar don<strong>de</strong> un ministro religioso se negó a darles algo<br />
<strong>de</strong> comer y un lugar don<strong>de</strong> pasar <strong>la</strong> noche. Debido a ello, tuvieron que caminar<br />
cerca <strong>de</strong> veinte kilómetros más siguiendo el río.<br />
Wilford Woodruff escribió esto en su diario: “ ‘El [ministro] malvado que no<br />
quiso darnos un mendrugo para comer también nos mintió acerca <strong>de</strong>l camino y<br />
nos mandó a través <strong>de</strong>l pantano, que tuvimos que va<strong>de</strong>ar hundiéndonos hasta <strong>la</strong>s<br />
rodil<strong>la</strong>s en el agua y el barro; así anduvimos hasta <strong>la</strong>s diez <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, tratando<br />
<strong>de</strong> seguir el río lleno <strong>de</strong> curvas. Al salir <strong>de</strong>l pantano nos internamos en <strong>la</strong> pra<strong>de</strong>ra<br />
con <strong>la</strong> intención <strong>de</strong> acostarnos en el pasto para pasar <strong>la</strong> noche.<br />
“ ‘Al salir <strong>de</strong>l pantano, oímos cantos y el tamborileo <strong>de</strong> un indio que golpeaba un<br />
recipiente <strong>de</strong> metal; aunque estaba muy oscuro, nos encaminamos en dirección al<br />
sonido. Cuando nos encontrábamos cerca <strong>de</strong>l campamento <strong>de</strong> <strong>los</strong> indios, salieron<br />
a nuestro encuentro una cantidad <strong>de</strong> perros <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rable tamaño que,<br />
indudablemente, les pertenecían. Los perros nos olfatearon, pero no <strong>la</strong>draron ni<br />
trataron <strong>de</strong> mor<strong>de</strong>rnos. En seguida nos vimos ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> indios “osagi”<br />
y fuimos recibidos por un señor Jereu y su esposa, que era india. El<strong>la</strong> nos preparó<br />
una cena excelente y una buena cama, lo cual, <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong> gran fatiga que<br />
sufríamos, nos llenó <strong>de</strong> gratitud.<br />
“ ‘Al recostar <strong>la</strong> cabeza en <strong>la</strong> almohada, sentí <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cer a Dios,<br />
con todo mi corazón, <strong>la</strong> diferencia que había habido entre el tratamiento cruel que<br />
habíamos recibido <strong>de</strong> un civilizado... sacerdote y el trato bondadoso, humanitario y<br />
generoso que nos habían dispensado <strong>los</strong> supuestos indios salvajes. ¡Quiera Dios<br />
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