-El-engaño-de-Google
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de los links está muy extendido en foros y blogs, donde se pueden
incluir enlaces al final de los comentarios.
Los trucos de programación también son habituales: se crea
una página de manera que el robot de búsqueda la reconozca y
utilice el texto que considere relevante sin que los internautas
lo vean, pero, de hecho, esto es lo que ha pasado siempre con
cualquier página bienintencionada que quiere ser encontrada.
Otra posibilidad, más bien mezquina, es el truco del servidor,
consistente en alojar en un servidor miles de páginas que se remitan
mutuamente, con lo cual aumenta su relevancia. Esta
trampa la utilizan sobre todo los proveedores de pornografía
para que sus páginas aparezcan lo más arriba posible en la lista
de resultados.
Una artimaña a la que Google declaró la guerra con un nuevo
algoritmo a principios de 2007 es el Google bombing. Se trata de
un método con el que, a partir un texto ancla (texto con un hipervínculo),
se activan cientos de vínculos en la Red. Al buscar
este texto, en los resultados aparece la página con el enlace y la
página a la que remite el enlace. Los activistas de Internet emplean
este sistema para que, al introducir un determinado concepto
de búsqueda, aparezca en el primer lugar de la lista de resultados,
o como mínimo en la primera página, el sitio web de
algún político u organismo conocidos. Antes, cuando buscábamos
el término «failure» (fracaso), esta manipulación nos remitía
a la página de la Casa Blanca, y si tecleábamos «liar» (mentiro -
so) aparecía el sitio oficial del anterior primer ministro británico
Tony Blair. El ministro de Economía austríaco, Karl Heinz Glaser,
también aparecía en primer lugar cuando el usuario introducía
«vollige Inkompetenz» (incompetencia total) en el cuadro
de búsqueda de google.at y pulsaba «Voy a tener suerte».
No hay encuentros casuales
El breve recorrido por la estructura básica de Google demuestra
que es perfectamente posible manipular los resultados de
búsqueda y que cualquiera puede hacerlo. De la misma mane-