1 Tr - Chioglossa
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todo, fuera de la época de cría (obs. pers.). Por<br />
otra parte, nuestros datos sobre arribadas a las<br />
zonas de cría de Galicia no muestran un claro<br />
patrón diferencial entre machos y hembras, existiendo<br />
marcados contrastes entre años, aunque<br />
por término medio las hembras parecen llegar<br />
un poco antes (De Souza et al., 1996b; obs.<br />
pers.); en otras poblaciones estudiadas, todas<br />
ellas situadas en una latitud sensiblemente similar<br />
a la nuestra, las hembras llegan ligeramente<br />
antes que los machos (Warriner et al., 1986) o<br />
simultáneamente (Paton, 1995; Figuerola y<br />
Cerdá, 1995, 1997). Por tanto, la razón de sexos<br />
observada en los chorlitejos invernantes en<br />
Galicia, matizada por los rasgos de dimorfismo,<br />
dominancia y fenología citados, no se ajusta a<br />
dos de las tres hipótesis clásicas, no mutuamente<br />
exclusivas, sobre la segregación latitudinal de<br />
los sexos en las aves durante el invierno (revisadas<br />
por Myers. 1980): la hipótesis de la dominancia<br />
U.e., exclusión del sexo subordinado a<br />
través de competencia intersexual), según la<br />
cual se podría predecir una mayor abundancia<br />
de los machos, y la hipótesis del tamaño corporal<br />
(i.e., las limitaciones fisiológicas para<br />
enfrentarse al frío y a las carencias invernales de<br />
alimento conducirían al sexo de menor tamaño a<br />
desplazarse más al sur), según la que los machos<br />
y las hembras podrían residir en proporciones<br />
similares en Galicia durante el invierno.<br />
Mediante una tercera hipótesis, la de la llegada<br />
temprana U.e., las arribadas adelantadas a la<br />
zona de cría supondrían ventajas en la reproducción<br />
para los individuos de un determinado<br />
sexo, usualmente los machos), podría predecirse<br />
que la segregación latitudinal entre sexos no<br />
existe o es poco consistente, toda vez que los<br />
machos llegan al mismo tiempo que las hembras<br />
o poco después de éstas. Como interpretación<br />
alternativa cabría argumentar que las hembras<br />
-o, cuando menos, las hembras adultas-, al<br />
anticiparse a los machos, podrían beneficiarse<br />
de una arribada temprana a la zona de cría en el<br />
sentido de asegurarse un territorio del año anterior<br />
o, incluso, habiendo mediado un fracaso<br />
CHIOGLOSSA, I (1999)<br />
reproductor previo, buscar un nuevo territorio<br />
aparentemente "aceptable" en la misma o diferente<br />
zona de cría; a este respecto, es de subrayar<br />
que, en virtud de su elevada tasa de supervivencia<br />
y grado de fidelidad a la zona (De Souza<br />
et al., 1996a,b; obs. pers.), la llegada de los<br />
machos a su territorio de la anterior temporada<br />
es altamente predecible. En suma, a pesar de<br />
referirse a una población pequeña y marginal, la<br />
singularidad de este patrón de segregación intersexual<br />
y sus implicaciones merecen una investigación<br />
más profunda.<br />
La presencia invernal de una gran parte de los<br />
jóvenes marcados también es destacable, por<br />
cuanto que la hipótesis de segregación geográfica<br />
basada en la dominancia se hace mayor eco,<br />
si cabe, en las interacciones esperables entre<br />
jóvenes y adultos en una zona de borde como<br />
ésta. De hecho, la edad y la experiencia se relacionan<br />
estrechamente con la dominancia social,<br />
pudiendo conducir, por medio de una variedad<br />
de mecanismos, a una mayor dificultad en el<br />
acceso o ineficiencia en la explotación de los<br />
diferentes recursos y promover una dispersión<br />
más frecuente o de mayor rango entre los jóvenes,<br />
lo que en conjunto puede l'epercutir en<br />
mayores tasas de mortalidad (Groves, 1978;<br />
Evans y Pienkowski, 1984; Puttick, 1984; Van<br />
der Have et al., 1984; Goss-Custard y Durrell,<br />
1987; Warnock et al., 1997; pero véanse, por<br />
ejemplo, Myers, 1981, Durrell et al., 1996 y<br />
Burton y Evans, 1997). Contra todo pronóstico,<br />
en el presente estudio los jóvenes parecieron<br />
presentarse en mayor proporción que los adultos<br />
a lo largo del invierno (en relación al número de<br />
marcajes disponible inicialmente), y sus tasas<br />
mínimas de supervivencia (aves de Baldaio y<br />
Ponteceso, 1992 a 1995) fueron iguales o superiores<br />
a las de los adultos de las mismas poblaciones<br />
(De Souza et al., 1996b). Es posible que<br />
la similitud de tamaño entre jóvenes y adultos<br />
en esta especie (Prater et al., 1977; Cramp y<br />
Simmons, 1983), juntamente con una abundancia<br />
relativa menor de adultos, sobre todo<br />
machos -lo que podría propiciar un ambiente