1 Tr - Chioglossa
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contrastando con las 14 aves/lOO km apuntadas<br />
por García Fernández (en SEO/BirdLife, 1997)<br />
para Picos de Europa.<br />
En Galicia es una especie rara (López Beiras y<br />
Guitián, 1980) o muy escasa (Penas-Patiño en<br />
S.G.H.N., 1995), aunque pensamos que su<br />
población debe estar subestimada, de forma que<br />
sólo la consideramos escasa. Así, de 30 registros<br />
en los que se determinó sexo, en 26 estaba presente<br />
el macho, dando una idea de la escasa<br />
detectabilidad de las hembras y de que la presencia<br />
y densidad de esta especie resulta fácilmente<br />
minusvalorada; de 18 veces en las que se<br />
registraron hembras tan sólo cuatro corresponden<br />
a una hembra en solitario (frente a 10<br />
machos solitarios). No se dispone de datos previos<br />
sobre la población de la especie en Galicia<br />
(Fernández-Cordeiro y Domínguez, 1991).<br />
Nosotros estimamos unos efectivos nidificantes<br />
de 300-350 parejas, que contrastan con las<br />
3.600 a 5.800 parejas estimadas para la península<br />
Ibérica (Rufino, 1989 y Sánchez, en Tucker<br />
etal.,1995).<br />
Esta especie ha sufrido un descenso pronunciado<br />
desde el siglo XIX y sus poblaciones se<br />
encuentran en declive en la mayor parte de su<br />
área de distribución, especialmente en las áreas<br />
más septentrionales, donde en algunas localidades<br />
ya ha desaparecido como nidificante; su<br />
volumen de paso observado en la cuenca mediterránea<br />
parece haber descendido dramáticamente<br />
(Cramp, 1988; Sánchez, en Tucker et al.,<br />
1995). En la península Ibérica, las causas de este<br />
descenso no están claras, si bien influyen la pérdida<br />
de hábitat apropiado y los cambios climáticos<br />
y probablemente otras muchas causas como<br />
el sobrepastoreo y el abandono de prácticas<br />
agrícolas tradicionales en zonas de montaña,<br />
con el consiguiente avance de matorral o bosque.<br />
En Portugal se encuentra en regresión<br />
desde finales de los años 30 por la progresiva<br />
reforestación de las zonas más altas de las sierras<br />
y consiguiente destrucción del hábitat de<br />
nidificación, problema que también ha ocurrido<br />
notablemente en España (Rufino, 1989; Rufino<br />
CHIOGLOSSA. 1 (1999)<br />
y Neves, 1986; Sánchez, en Tucker et al., 1995).<br />
En Galicia podemos citar el fuego, que de forma<br />
sistemática se provoca en las sierras de la provincia<br />
de Ourense, con fines de pastoreo como<br />
una de las amenazas. Este es el caso de una<br />
pareja que no volvió a criar en la primavera del<br />
año siguiente (A. Teijeiro Vila, como pers.). Para<br />
mantener sus poblaciones es necesaria la conservación<br />
de áreas de montaña apropiadas e iniciar<br />
investigaciones en cuanto a los requerimientos<br />
de hábitat y las causas del descenso poblacional<br />
en Europa (Sánchez, en Tucker et al., 1995).<br />
Monticola solitarius<br />
A pesar de estar distribuido más espaciadamente<br />
por nuestro territorio, ocupa un menor<br />
número de cuadrículas que la especie anterior,<br />
habiéndose registrado en 27 de ellas (11 con cría<br />
posible, 5 probable y 1I confIrmada, ver Figura<br />
2a). Su distribución resulta mayoritariamente<br />
periférica, ocupando dos tipos de hábitat bien<br />
diferenciados, por un lado cantiles costeros y<br />
macizos montañosos próximos y por otro valles<br />
fluviales del interior, presentándose en canteras<br />
y escombreras así como en zonas de matorral<br />
afectadas por incendios, brezales y tojales y en<br />
zonas de cultivos, tanto en terrenos graníticos<br />
como calizos. Contrariamente a lo que sucede<br />
con frecuencia en otros puntos de Europa occidental<br />
donde el mirlo está ausente, no se ha<br />
encontrado sobre estructuras destacadas en ciudades<br />
y otros establecimientos (castillos, ruinas<br />
y monumentos), ni en jardines como acontece<br />
en Gibraltar (Cramp, 1988).<br />
Los primeros datos sobre su distribución en<br />
nuestro país, aportados por López Beiras y Guitián<br />
(1980), se veían limitados al cuadrante<br />
suroriental. Posteriormente, González et al. (en<br />
S.G.H.N., 1995) muestran una distribución periférica<br />
ligada a la existencia de hábitats rupestres:<br />
cantiles, pedrizas de montaña, canteras y<br />
roquedos, tanto en la costa como en el interior<br />
hasta los 900 m s.n.m, La distribución de esta<br />
especie, que parece necesitar una mayor pendiente<br />
y menor cobertura vegetal que M. saxati-