10.01.2013 Views

Casi Ciencia, Casi Ficcion

Casi Ciencia, Casi Ficcion

Casi Ciencia, Casi Ficcion

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Décimo Round:<br />

“Señores investigadores,” comenzó diciendo el<br />

ministro de economía en tono calmo, aunque esperando<br />

que se desate nuevamente un huracán. “Esta situación se<br />

dilató demasiado, y aparentemente los afecta más a<br />

ustedes que a nosotros.” Los desgastados delegados del<br />

sindicato miraron sombríamente la mesa. Era verdad, la<br />

lucha les había robado años de vida. Al principio se<br />

sentían adolescentes, exuberantes, con una bandera en<br />

la mano y alta testosterona en la sangre. Eran un<br />

bulldozer irresistible. Pero la realidad resultó una pared<br />

indestructible. Ahora solo buscaban la posibilidad de<br />

jubilarse.<br />

“No esperen milagros”, continuó el ministro. “Jugaron<br />

un juego interesante, pero no son jugadores<br />

profesionales. Ya, a mi parecer, se quedaron sin fichas.<br />

¿Cómo quieren seguir apostando? ¿Qué quieren hacer<br />

ahora? Ya la secretaría de ciencias es de ustedes. Tienen<br />

una línea directa al gobierno. Pueden sentirse satisfechos<br />

que ahora van a ser escuchados en persona en el<br />

gabinete. Mis felicitaciones. Pero sepan entender que lo<br />

que piden es un imposible en esta época, en este<br />

universo. Tal vez en otro, más ordenado, mejor armado,<br />

sea posible. Pero en este ahora, imperfecto, les hago una<br />

oferta que no pueden rechazar: 3,5 % del PBI.”<br />

Los científicos sentados en la mesa miraron al<br />

ministro, y se miraron entre ellos, enfrentando sus caras<br />

largas. Algunos abrieron ligeramente la boca como para<br />

balbucear alguna frase que hace solo unos meses<br />

hubieran gritado a todo pulmón. Hoy, ni un murmullo<br />

salió.<br />

“Antes que digan nada,” retomó aclarando el ministro,<br />

“sepan, y sépanlo muy bien, que una oferta de esta<br />

magnitud no le es gratuita al estado. Muchos recortes y<br />

reestructuraciones son necesarios para llegar a este valor.<br />

Y les aclaro, personalmente soy proclive a hacer estos<br />

movimientos. Es casi un uno por ciento más de lo que<br />

recibían, lo que corresponde a un treinta por ciento de<br />

aumento. Nadie recibió tanto. Me considero un ministro<br />

austero y desarrollista, así que no voy a llorar ni a<br />

temblar al recortar extras de otras jurisdicciones donde<br />

usan corbatas de seda, especialmente para fomentar el<br />

progreso y la cultura.”<br />

Ya los sentados a la mesa solo deseaban cerrar los<br />

libros, los debates, los argumentos. Deseaban volver a<br />

casa y decir que fue suficiente. Que se rendían, que el<br />

43<br />

gobierno podía apostar al conocimiento o la ignorancia,<br />

pero ellos no jugaban más. Así que siguieron escuchando<br />

al ministro con cara de perro con el rabo entre las patas.<br />

“Les digo, señores, profesores y doctores, que la<br />

imagen que tienen de este gobierno está distorsionada.<br />

No seremos investigadores como ustedes, pero no somos<br />

obtusos. Este gobierno no es el de un país bananero del<br />

siglo veinte. No los mandamos a lavar los platos. Nos<br />

movemos sinceramente para mejorar el mundo, y eso los<br />

incluye. Pero un cambio siempre es difícil, y cuanto más<br />

drástico, más doloroso. Esto es lo que podemos darles<br />

ahora. Tal vez en un futuro, donde estemos más<br />

organizados y con menos burócratas, con la gente más<br />

consciente de la utilidad e importancia de la ciencia, en<br />

ese futuro puedan acceder a lo que piden. Les digo algo<br />

más, que espero influya en su respuesta. Sin importar<br />

que digan ahora, mi ministerio de economía aprobó un<br />

pequeño presupuesto dirigido a su secretaría de ciencias<br />

para, y exclusivamente, propaganda científica. Espero<br />

sepan apreciarlo y aprovecharlo. Pero ahora, en este<br />

presente, las cartas están sobre la mesa. Entonces, ¿cuál<br />

es su respuesta?”<br />

Todos los científicos del cuarto, de todos los tipos y<br />

colores, sociólogos, químicos, matemáticos, teóricos o<br />

experimentalistas, aplicados o metafísicos, se dirigieron<br />

unos a otros de nuevo una mirada tímida, observaron al<br />

ministro, y asintieron.<br />

“Bien,” dijo con aprobación el ministro, “entonces<br />

firmamos lo que haya que firmar, y a trabajar. El mundo<br />

los necesita. Probablemente menos de lo que ustedes<br />

creen, pero los necesitamos. Vuelvan orgullosos a lo<br />

suyo, que si bien no consiguieron todo lo que pretendían,<br />

hicieron un avance importante, y no solo monetario.<br />

Ahora basta de jugar y pónganse a trabajar.”<br />

Era verdad. Los objetivos no fueron alcanzados, pero<br />

dieron un paso hacia la utopía. En algún futuro la gente<br />

tomará conciencia de la importancia de conocer de<br />

manera precisa, metódica, escéptica al mundo, al<br />

universo, al multiverso, a la realidad. En algún futuro nos<br />

acercaremos más a la verdad no con poderes<br />

sobrenaturales, sino con el poder humano. Con<br />

conocimiento y no con superstición. Con la razón y no<br />

con la fe. Abriendo nuestra mente al océano de lo<br />

desconocido, sabiendo que lo mágico es solo la realidad<br />

por entender. Donde la ficción se convierta en ciencia. En<br />

algún futuro.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!