Casi Ciencia, Casi Ficcion

- Ah, ya veo. Eso significa que si yo creo usted me
trata, y si no creo, no tiene capacidad para curarme. Eso
tiene un nombre, ¿se acuerda? Le doy una pista, empieza
con “P”… y termina con “lacebo”. No me querrá decir que
hace años que solo cura a quien le tiene fe, y los que no
creen no se curan, ¿no?
- No, no, no... No es eso.
- Perfecto. Entonces me puede tratar. Igual el doble
ciego evita el placebo como el nocebo. Si creo o descreo,
una mano mejora y la otra no, siempre que las piedras
funcionen. Así que empecemos. Busque las piedras
mágicas que me quiero curar de una buena vez.
- ¡Basta! ¡Yo no voy a aceptar estas calumnias en mi
consultorio! ¡Se van de acá!
- Cuidado, doctor Tuvok. Recuerde que a pesar de ser
una dulce viejita soy la policía, y le puedo hacer un
agujero en el pugo ahora mismo. Vamos, mi fiel Robin.
Este Guasón ya no es divertido.
Ayudé al bulldog a que no se mate al bajarse de la
camilla, le devolví las piedras a Tuvok y nos dirigimos a la
puerta. Al salir del consultorio vimos las caras perplejas
de los pacientes que escucharon todos los gritos.
Aprovechando la presencia de estos, el bulldog se dio
media vuelta y ladró finalmente:
- Por cierto, supuesto doctor Tuvok, por la ley de
control de la parapsicología, medicinas alternativas,
adivinaciones y afines, tengo la obligación de decirle que
si hasta dentro de un mes no prueba en las oficinas del
Diap que los tratamientos suyos funcionan, vamos a
volver a clausurarle el consultorio, e incautarle sus
preciosas piedras. Y si continúa con su profesión sin
haber probado que no es una estafa, lo agarramos de la
oreja y lo metemos entre rejas, donde lo visten de coneja
y le meten la comadreja sin ninguna queja. ¿Entiende la
moraleja? Pero no hay de qué preocuparse, sus piedras
funcionan, ¿no doctor?
Ĉapitro Kvar
El camino de vuelta volvió a tener un bulldog más
relajado y locuaz que el de ida. Estas misiones a
terapeutas le resultaban una terapia. Debía ser una mujer
con un pasado agitado, con un exceso de celo por la
honestidad intelectual. La otra hipótesis es que era una
simple inquisidora filino de putino. Uno nunca sabe si el
pasado justifica. Decidí que valía la pena investigar al
bulldog, ver qué era de su vida cuando cachorra, y tratar
de mantener una relación un poco más fluida, aunque no
sea fraterna.
- ¿Puedo preguntarle algo?
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- Era hora de que preguntes algo. Por algo es que
estás en nivel aprendiz. Decime, querido Robin, ¿qué
duda te aqueja?
- ¿Cuál es la idea de hacer las misiones así?
- ¿Así cómo?
- Entrar haciendo de clientes y salir de policías.
Hacerles creer que venimos en buena voluntad y después
torturarlos.
- Ah, entiendo tu pregunta. Básicamente querés saber
porqué soy una filino de putino. Puede haber varias
razones. Puede ser que tenga un odio visceral hacia
quienes lucran con la estupidez humana. Puede ser que
tuve alguna experiencia traumática con alguna medicina
alternativa. Puede ser que tenga un componente genético
que me predisponga a ser escéptica. Puede ser que sea
una simple filino de putino. O puede ser que crea que no
queda mucho tiempo en la vida, que de por sí es una
merdo, y haya decidido disfrutar con estas pequeñas
alegrías de torturar al prójimo.
- ¿Y cuál es la respuesta correcta?
- Mi estimado Robin, el mundo no es un multiple
choice. La verdad es una combinación lineal de semiverdades
más varias incógnitas. Ese es el axioma número
uno en tu entrenamiento. Una consecuencia de este
primer axioma es que las ciencias basadas en hechos no
son necesariamente verdad, ni las paraciencias basadas
en supersticiones son necesariamente mentira. ¿Estás
anotando?
- ¡No! ¡Estoy manejando!
- Sin excusas. Después hay un examen sobre esto, y
tu cabeza depende de pasarlo o no. Pero no vas a tener
problemas con exámenes, ¿no Einstein?
Probablemente se refería a que me había recibido con
honores en la primera camada de la escuela de oficiales
científicos de la policía. Esta carrera era algo novedoso
hasta para estas épocas más iluminadas. La mezcla de
ciencias exactas, naturales y sociales junto con
epistemología y entrenamiento de seguridad era un cóctel
difícilmente digerible. Pocos nos inscribimos, menos
terminamos. La mitad de mis compañeros se abrieron
hacia las ciencias o hacia la carrera policial tradicional. No
era una sorpresa. Los policías subestimaron a las
ciencias. Los científicos subestimaron a la policía. Ser el
mejor entre tan pocos no es tan honroso. Haber llegado
hasta el final lo era.
- Suficientes datos te di. Ahora me toca preguntar a
mí. Y más vale, mi querido Robin, que contestes acorde a
la altura de este trabajo, o voy a colgarte de los testikoj
en la plaza central. La consigna es: Dar una razón por la
cual el test de las piedras que le ofrecí al
gemoembaucador no da motivos para creer o descreer en
la gemoterapia.