Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Teren inclina la cabeza.
—Exigente, ¿no? —Sus ojos se estrechan—. Algo ha sucedido desde la última vez que
nos cruzamos.
En mi pecho, mi ambición surge en oleadas.
—¿Estás interesado en capturar a los Jóvenes Élites, o no?
Mi respuesta saca una sola risa de él. Su sonrisa vacila por un momento, lo que
disminuye su locura, y me mira más serio.
—¿Qué te ha hecho darles la espalda?
Retrocedo. No quiero volver a examinar lo que he oído.
—¿No es suficiente que hayas amenazado la vida de mi hermana? ¿Que me acorralaras
contra la pared?
Sus ojos pulsan con curiosidad.
—Hay más.
El calor restante del beso de Enzo aparece espontáneamente en mi mente, la forma en
que sus ojos se habían suavizado al verme, la forma en que me había empujado contra la
pared… la conversación entre él y Dante. Empujo la emoción lejos y muevo la cabeza hacia
Teren.
—Vamos a ver a mi hermana primero —repito.
—¿Y si le digo a mis hombres que la maten ahora, si no me das lo que quiero?
Mi mandíbula se tensa. Mantente valiente.
—Entonces nunca hablaré. —Encuentro su mirada con la mía, negándome a dar
marcha atrás. La última vez que nos vimos, me había tomado por sorpresa y me había
encogido ante él. Esta vez, no puedo permitirme el lujo de hacer lo mismo.
Finalmente, Teren asiente para que le siga.
—Ven, entonces —dice, señalando a los Inquisidores—. Juguemos tu juego.
Éxito. Los Inquisidores bajan sus espadas y me arrastran a mis pies. Poco a poco,
empiezo a recoger energía en mi pecho. Voy a necesitar todo lo que tenga, o no habrá
esperanza de escapar de este lugar con Violetta.
Él nos lleva más abajo en las mazmorras, abajo, abajo, hasta que dejo de contar el
número de pasos de piedra que hemos cubierto. ¿Hasta dónde llega esto? Mientras
continuamos, escucho los gritos de los prisioneros de otras plantas, un coro de lamentos
embrujados. Tengo que aguantar la respiración. Nunca en mi vida he sentido tanto miedo e
ira concentrada en un solo lugar. Las emociones nadan alrededor, hambrientas de que haga
algo con ellas. Mi propia ira y miedo amenazan con abrumar mis sentidos. Aprieto los
dientes, conteniendo mis poderes. Podría hacer mucho aquí. Podría conjurar una ilusión
como ninguno de ellos ha visto nunca.
Pero sigo conteniéndome. No hasta que vea por mí misma a Violetta.
Finalmente, Teren nos guía hacia un piso más tranquilo que el resto. Unas puertas de
madera pequeñas cubiertas con barras de hierro se alinean en las paredes. Caminamos por
un pasillo estrecho iluminado hasta que nos encontramos ante una solitaria puerta al final.