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uy tarde en Estenzia.

M

Teren espera detrás de un revestimiento de columnas en el patio

principal del palacio, su corazón en su garganta, el blanco de su capa de

Líder Inquisidor se mezcla con el mármol. Sombras y luz de sol juegan en

su rostro. Más arriba en el camino del patio y parcialmente oculta por

enredaderas de rosas, la reina de Kenettra camina sola, su oscuro cabello

amontonado en su cabeza en una caída de rulos, su piel un tono cálido bajo el sol. Su

majestad, reina Giulietta I de Kenettra.

Teren espera hasta que ella está lo suficientemente cerca. Cuando camina de largo, él

agarra su muñeca y la jala suavemente a las sombras detrás de la columna.

La reina deja escapar un suave jadeo, luego sonríe ante la vista de él.

—Estás de regreso de Dalia —susurra ella—. Y de vuelta en tus travesuras de niño, por

lo que veo.

Teren la presiona duramente contra el pilar. Sus labios rozan contra la piel del cuello

de ella. Su vestido luce un corte particularmente bajo hoy, haciendo hincapié en la curva de

sus pechos, y él se pregunta con un arrebato de celos si lo usa como una tentación para el

rey, o para él. El rey es un hombre mayor, bien en sus cuarentas. Teren tiene diecinueve. ¿Le

gusto por mi juventud? Tal vez me ve como a un chico, cuatro años muy joven para ella. Él

se sorprende otra vez de lo suertudo que es, de haber atraído la atención de la realeza.

—Volví anoche —le susurra en respuesta. La besa profundamente—. ¿Extrañó verme,

Su majestad?

La reina deja salir un suspiro mientras él besa la línea de su mandíbula. Sus dedos se

deslizan a lo largo de los surcos de su cinturón de plata, y él se arquea hacia ella en anhelo.

—Sí. —Ella lo detiene por un momento para darle un vistazo nivelado. Sus ojos son

muy oscuros, tan oscuros que a veces parecen totalmente vacíos. Como si él pudiera

encontrar su muerte en ellos—. Así que, ¿se la llevaron?

—Lo hicieron.

—¿Y serás capaz de encontrarla otra vez?

Teren asiente una vez.

—No sé qué maldición los dioses nos han traído, al darnos demonios como estos, pero

te prometo, ella será nuestra ventaja. Me va a guiar a ellos. Ya he reunido cinco patrullas de

mis mejores hombres.

—¿Y la hermana de la chica? La mencionaste en tu reporte.

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