You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
voluntad. ¿Sabes lo poderosa que podrías ser, si dominaras estas dos emociones y
aprendieras a utilizar las dos en ti misma y en los demás? Confiaba. Pensé... —Vacila por un
momento—. Pensé que tu adaptación a la pasión te salvaría. La energía de la pasión es
luminosa y cálida, al igual que el color de las piedras preciosas. Es una luz en la oscuridad,
un incendio en la noche. Al principio pensé que te haría más segura, que si tenías alrededor
a aquellos a los que amabas, sería capaz de usar tu oscuridad a tu favor. Pensé que esto
ayudaría dominarte y posteriormente, te ayudaría.
Lágrimas pican el rabillo de mi ojo. Sé en qué trayectoria van las palabras de Raffaele.
Raffaele baja sus suaves ojos como joyas.
—Me equivoqué. La pasión es luminosa y cálida... pero la pasión tiene un lado oscuro
también. Se enlaza con el miedo. Nuestros corazones se llenan de terror al pensar en el daño
a nuestros seres queridos, ¿no es así? No se puede tener amor sin miedo. Los dos coexisten.
En ti, tu adaptación a la pasión en su lugar alimento el miedo y la furia. Te hizo más oscura.
Cuanto más amas a alguien, más inestables se convierten tus poderes. Tu creciente pasión
por Enzo te hizo volátil. Esto te llevo a la pérdida del control sobre tus poderes, poderes que
habían crecido a fortalezas peligrosas. Eso, junto con tu ira y amargura, te han hecho
increíblemente impredecible.
—¿Qué estás diciendo? —le susurro a través de mis lágrimas.
Raffaele sigue estirando de mi energía y su suave toque envía ondas de tristeza
invadiéndome. Se siente culpable, me doy cuenta.
—Adelina —murmura. Oh. Jadeo con dolor repentino. Estoy sorprendido de que esto
es lo que finalmente me rompe el corazón. Nunca jamás me llamó simplemente Adelina
antes, ni siquiera cuando nos conocimos. Estaba rompiendo sus lazos afectuosos conmigo—.
Le aconsejé a Enzo desde el principio que te matara. Él se negó.
Empiezo a llorar. Un recuerdo me llega, de mi tarde con Raffaele, cuando nos
sentamos juntos al lado de las doradas aguas de los canales de Estenzia, mirando las
góndolas pasar, cuando me cantó la nana de mi madre. Dante tenía razón. Raffaele, amable,
hermoso, sensual, a quien le tenía cariño con todo mi corazón, la única persona en el mundo
que pensé podía confiar del todo, la persona que devolví a los Dagas para ayudar a salvar,
nunca había confiado en mí a cambio. Amabilidad con condiciones. Era el último hilo
suspendiéndome en la luz. Sin él, puedo sentirme en espiral hacia abajo, cayendo a un lugar
donde ya no puedo sentirme segura.
—Incluso tú —le susurro a través de mis lágrimas—. ¿Cómo pudiste? —No necesito
preguntar para saber que Raffaele debe también haber sugerido a Enzo que matara al niño
que no podía controlar las lluvias. En cierto modo, Raffaele siempre había sido el líder de los
Dagas—. ¿Fuimos alguna vez amigos? —digo en voz baja—. ¿Alguna vez me tuviste cariño?
Raffaele se avergüenza. Puedo decir que le duele decirme esta verdad, que incluso
mientras él anhela darme un poco de consuelo, se detiene y endurece su corazón.
—Mantuve mi consejo para él. Te entrené lentamente porque no quería que
aprovecharas tus plenos poderes. Sabía, desde el principio, que nos podría traer a todos
sufrimiento, inclusivo a ti.
¿Quién va a quererte, Adelina? ¿Creías honestamente que podías escapar de quién
eres? Nunca vas a encajar en ningún lugar. El fantasma de mi padre se materializa a mi