Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
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<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />
Para comenzar a ser un verdadero siervo tienes que tomar en cuenta el tema del dinero en tu vida.<br />
Jesús dijo: “Ningún sirviente puede servir a dos patrones... no puedes servir a la vez a Dios y a las<br />
riquezas”. 8 No dijo: “No debes”, sino No puedes”. Eso es imposible. Vivir para el ministerio y para el<br />
dinero son metas mutuamente excluyentes. ¿Cuál escogerías? Si eres un siervo de Dios no puedes<br />
trabajar para ti mismo. Todo tu tiempo le pertenece a Dios. Él insiste en una lealtad exclusiva, no<br />
fidelidad a medias.<br />
El dinero es el potencial mayor para reemplazar a Dios en tu vida. Más personas se alejan del<br />
servicio debido al materialismo que a cualquier otra cosa. Dicen: “Después de que cumplas mis metas<br />
financieras, voy a servir a Dios”. Esa es una decisión necia que lamentarán por la eternidad. Cuando<br />
Jesús es tu Señor el dinero te sirve, pero si el dinero es tu señor te <strong>con</strong>viertes en esclavo de él.<br />
Ciertamente la riqueza no es un pecado siempre y cuando la usemos para la gloria de Dios. Los siervos<br />
del Señor siempre están más <strong>con</strong>scientes del ministerio que del dinero.<br />
La Biblia es muy clara: Dios usa el dinero para probar tu fidelidad como siervo. Esta es la razón por<br />
la que Jesús habló más acerca de él que del cielo o el infierno. Él dijo: “Si ustedes no han sido honrados<br />
en el uso de las riquezas mundanas ¿quién les <strong>con</strong>fiará las verdaderas?”. 9 La manera en que usas tu<br />
dinero incide en cómo Dios puede bendecir tu vida.<br />
En el capítulo 31 mencioné dos tipos de personas: los edificadores del reino y los edificadores de<br />
riquezas. Ambos recibieron dones para hacer que el negocio crezca, haciendo tratos o ventas y<br />
obteniendo ganancias. Los edificadores de riquezas <strong>con</strong>tinúan acumulando más tesoros para sí mismos<br />
sin importar cuánto hacen, pero los edificadores del reino cambian las reglas del juego. Persisten en<br />
hacer dinero, pero lo hacen para regalarlo. Usan las riquezas para financiar a la iglesia y la misión de<br />
Dios en el mundo.<br />
En la <strong>Iglesia</strong> Saddleback, tenemos un grupo de ejecutivos y dueños de negocios que tratan de hacer<br />
lo máximo para dar a la <strong>con</strong>gregación y para expandir el reino de Dios. Así que te exhorto a que hables<br />
<strong>con</strong> tu pastor y comiences un grupo de edificadores del reino en tu iglesia.<br />
Los siervos piensan en su trabajo, no en lo que otros hacen. No comparan, critican, ni compiten<br />
DÍA TREINTA Y CUATRO:<br />
MENTALIDAD<br />
DE SIERVO .<br />
<strong>con</strong> otros siervos o ministerios. Están muy ocupados haciendo el<br />
trabajo que Dios les asignó.<br />
La competencia entre los siervos de Dios es ilógica por muchas<br />
razones: todos estamos en el mismo equipo; nuestra meta es complacer<br />
a Dios, no a nosotros mismos; tenemos diferentes tareas y todos<br />
fuimos formados <strong>con</strong> cierta singularidad. Pablo dijo: “No se comparen<br />
unos <strong>con</strong> otros, como si uno de ustedes fuera mejor o peor que el otro. Tenemos mejores cosas que<br />
hacer en nuestras vidas. Cada uno de ustedes es un original”. 10<br />
No hay lugar para celos mezquinos entre los siervos.<br />
Cuando estás ocupado en servir no tienes tiempo para criticar; el tiempo que gastas en criticar a<br />
otros deberías usarlo para ministrar. Cuando Marta se quejó <strong>con</strong> Jesús de que María no la estaba<br />
ayudando <strong>con</strong> su trabajo, perdió su corazón de sierva. Los siervos verdaderos no se quejan de las<br />
injusticias, no viven lamentándose ni se resienten <strong>con</strong> quienes no están sirviendo. Sólo <strong>con</strong>fían en Dios y<br />
se mantienen sirviendo.<br />
No es nuestro trabajo evaluar a otros siervos del Señor. La Biblia dice: “¿Quién eres tú para criticar<br />
al siervo de otro? El Señor decidirá si su siervo ha hecho lo correcto”. 11 Tampoco es nuestro trabajo<br />
defendernos de la crítica, deja que tu Señor lidie <strong>con</strong> eso. Sigue el ejemplo de Moisés, que mostró una<br />
verdadera humildad ante sus opositores; como Nehemías, cuya respuesta a las críticas fue simple:<br />
“Estoy ocupado... Si bajara yo a reunirme <strong>con</strong> ustedes la obra se vería interrumpida”. 12<br />
Si sirves como Jesús, puedes esperar ser criticado. El mundo, aun las iglesias, no entienden lo que<br />
Dios valora en el servicio. Uno de los actos más hermosos de amor mostrado por Jesús fue criticado por<br />
sus discípulos. María tomó lo más valioso que tenía, un perfume costoso, y lo vertió sobre Jesús. A tan<br />
espléndido servicio los discípulos lo llamaron “derroche”, sin embargo, Jesús lo llamó “una obra