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Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape

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23<br />

Cómo crecemos<br />

Dios quiere que crezcamos hasta ser<br />

en todo como... Cristo<br />

Efesios 4:15 (PAR)<br />

Así ya no seremos niños.<br />

Efesios 4:14 (NVI)<br />

90<br />

<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />

Dios quiere que crezcas.<br />

La meta de nuestro Padre celestial es que maduremos y desarrollemos las características de<br />

Jesucristo. Lamentablemente, millones de cristianos envejecen pero nunca maduran. Están atascados en<br />

una infancia espiritual perpetua, permanecen en pañales y zapatitos de lana porque nunca tuvieron la<br />

intención de crecer.<br />

El crecimiento espiritual no es automático. Requiere compromiso intencional. Debes desear crecer,<br />

decidir crecer, hacer un esfuerzo por crecer y persistir en el crecimiento. El discipulado, el proceso de<br />

<strong>con</strong>vertirnos más semejantes a Cristo, siempre empieza <strong>con</strong> una decisión. Jesús nos llama, y nosotros<br />

respondemos: “Jesús le dijo: “Ven, sé mi discípulo”. Así que Mateo se levantó lo siguió”. 1<br />

Cuando los primeros discípulos decidieron seguir a Jesús, no entendieron todo el alcance de su<br />

decisión. Simplemente respondieron a la invitación del Maestro. Eso es lo único que se necesita para<br />

empezar: decidir <strong>con</strong>vertirse en discípulo.<br />

Nada le da más forma a tu vida que los compromisos que asumas. Ellos pueden servir para tu<br />

desarrollo o destrucción, pero en ambos casos te definirán. Dime <strong>con</strong> qué estás comprometido, y te diré<br />

lo que serás en veinte años. Llegamos a ser lo que nos comprometemos ser.<br />

Llegado ese momento de compromiso, la mayoría de las personas pierden el propósito de Dios para<br />

sus vidas. Muchas temen comprometerse <strong>con</strong> algo y simplemente vagan sin rumbo por la vida. Otras, sin<br />

mucho entusiasmo se comprometen <strong>con</strong> valores incompatibles y acaban en la frustración y la<br />

mediocridad. Otra asumen un compromiso total <strong>con</strong> metas mundanas, tales como llegar a ser ricas o<br />

famosas, sólo para terminar defraudadas y amargadas.<br />

Como todo lo que se elige hacer tiene <strong>con</strong>secuencias eternas, será mejor que elijas <strong>con</strong> sabiduría.<br />

Pedro advierte: “Ya que todo lo que nos rodea será <strong>con</strong>sumido por el fuego, ¡qué vidas santas y piadosas<br />

deberíamos vivir!. 2<br />

El papel de Dios y el tuyo. Ser semejante a Cristo es el resultado de que tomes las mismas<br />

decisiones que Él y depender de su Espíritu para ayudarte a cumplir <strong>con</strong> tus decisiones. En cuanto<br />

decidas <strong>con</strong> seriedad llegar a ser semejante a Cristo, deberás empezar a actuar de una manera nueva.<br />

Tendrás que abandonar algunas rutinas viejas, desarrollar hábitos nuevos y cambiar intencionalmente tu<br />

manera de pensar. Podrás estar seguro de que el Espíritu Santo te ayudará <strong>con</strong> tales cambios. La Biblia<br />

dice: “Lleven a cabo su salvación <strong>con</strong> temor y temblor; pues Dios es quien produce en ustedes tanto el<br />

querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad”. 3<br />

Este versículo muestra las dos partes del crecimiento espiritual: “lleven a cabo” y “producir” es el<br />

papel que desempeña Dios. El crecimiento espiritual es un esfuerzo de colaboración entre nosotros y el<br />

Espíritu Santo. El Espíritu de Dios trabaja <strong>con</strong> nosotros, no simplemente en nosotros.<br />

Este versículo, escrito para los creyentes, no se refiere a cómo ser salvos sino a cómo crecer. No<br />

dice “trabajen para” su salvación, porque no se puede agregar nada a lo que Jesús ya hizo. Durante un<br />

entrenamiento físico “trabajamos”, realizando ejercicios físicos para desarrollar el cuerpo, no para<br />

<strong>con</strong>seguir un cuerpo.

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