Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
7<br />
El porqué de todo<br />
Porque de Él, por Él y para él son todas las cosas.<br />
A Él sea la gloria para siempre.<br />
Romanos 11:36 (LBLA)<br />
Toda obra del SEÑOR tiene un propósito.<br />
Proverbios 16:4<br />
27<br />
<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />
Todo es para Él.<br />
El objetivo final del universo es mostrar la gloria de Dios. La gloria de Dios es el porqué de la<br />
existencia de todo, incluida tu persona. Dios hizo todo para su gloria. Sin la gloria de Dios, no habría<br />
nada.<br />
¿Qué es la gloria de Dios? Es Dios. Es la esencia de su naturaleza, el peso de su importancia, el brillo<br />
de su esplendor, la demostración de su poder y la atmósfera de su presencia. La gloria de Dios es la<br />
expresión de su bondad y todas las demás cualidades intrínsecas y eternas de su persona.<br />
¿Dónde está la gloria de Dios? Observa a tu alrededor. Todo lo que Dios creó refleja, de una u otra<br />
manera, su gloria. La vemos en todas partes: desde las formas de vida microscópicas más diminutas<br />
hasta la extensión de la Vía Láctea, desde los atardeceres y las estrellas hasta las tormentas y las<br />
cuatro estaciones. La creación revela la gloria de nuestro creador. En la naturaleza aprendemos que<br />
Dios es poderoso, que disfruta de la variedad, ama la belleza, es organizado, sabio y creativo. La Biblia<br />
dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios”. 1<br />
A través de la historia, Dios ha revelado su gloria a personas en distintas circunstancias. Al principio<br />
la reveló en el jardín del Edén, luego a Moisés, después en el tabernáculo y el templo, luego por medio<br />
de Jesús, y ahora por medio de la iglesia. 2 Se presentó como fuego <strong>con</strong>sumidor, una nube, truenos, humo<br />
y una luz brillante. 3 En el cielo, la gloria de Dios proporciona toda la luz necesaria. La Biblia afirma: “La<br />
ciudad no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina”. 4<br />
La gloria de Dios se ve mejor en Jesucristo. Él, la luz del mundo, ilumina la naturaleza de Dios.<br />
Gracias a Jesús, no estamos más en oscuridad <strong>con</strong> respecto a lo que Dios realmente es. La Escritura<br />
dice: “El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios”. 5 Jesús vino al mundo para que pudiéramos entender<br />
cabalmente la gloria de Dios. Su Palabra declara que “aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió<br />
entre nosotros, lleno de amor y verdad. Y hemos visto su gloria, la gloria que como hijo único recibió del<br />
Padre”. 6<br />
Dios posee una gloria inherente porque es Dios. Es así por naturaleza. No podemos agregar nada a<br />
esa gloria, así como tampoco nos sería posible hacer que el sol brillara <strong>con</strong> más intensidad. El<br />
mandamiento que tenemos es que debemos re<strong>con</strong>ocer su gloria, honrar su gloria, declarar su gloria,<br />
alabar su gloria, reflejar su gloria y vivir para su gloria. 7 ¿Por qué? ¡Porque Dios se lo merece! Le<br />
debemos toda la honra que seamos capaces de darle. Su Palabra afirma: “Digno eres, Señor y Dios<br />
nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas”. 8<br />
En todo el universo hay sólo dos creaciones de Dios que fallaron en darle gloria; los ángeles caídos<br />
(los demonios) y nosotros (las personas). Todo pecado, por naturaleza, es fallar en darle gloria a Dios.<br />
Pecar es amar cualquier cosa más que a Él. Negarse a darle gloria a Dios es una rebeldía vanidosa; el<br />
pecado que provocó la caída de Satanás y la nuestra también. De distinta manera todos hemos vivido<br />
para nuestra propia gloria y no para la de Dios. Su Palabra declara que “todos han pecado y están<br />
privados de la gloria de Dios”. 9