Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
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<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />
escuchamos le decimos a la persona: “Valoro tu opinión, me interesa nuestra relación y me importas tú”.<br />
Es cierto: me importa saber lo que sabe un amigo porque me importa mi amigo.<br />
Para restaurar el compañerismo debemos “agradar al prójimo para su bien, <strong>con</strong> el fin de edificarlo”. 16<br />
Aguantar <strong>con</strong> paciencia el enojo de los demás es un sacrificio, sobre todo si no tiene fundamento. Pero<br />
recuerda, eso fue lo que Jesús hizo por ti. Soportó el enojo malicioso e infundado para salvarte:<br />
“Porque ni siquiera Cristo se agradó a sí mismo sino que, como está escrito: “Sobre mí han recaído los<br />
insultos de tus detractores”. 17<br />
Confiesa tu parte en el <strong>con</strong>flicto. Si realmente te interesa restaurar una relación, debes comenzar<br />
admitiendo tus propios errores o pecados. Jesús dijo que debes sacar primero “la viga de tu propio ojo,<br />
y entonces verás <strong>con</strong> claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”. 18<br />
Como todos tenemos un punto ciego, puede ser necesario pedirle ayuda a un tercero para que te<br />
ayude a evaluar tus propias acciones antes de reunirte <strong>con</strong> la persona <strong>con</strong> quien tienes un <strong>con</strong>flicto.<br />
Pídele a dios que te muestre tu parte de culpa en el problema. Pregúntale: “¿Soy yo el problema? ¿Soy<br />
poco realista, insensible o demasiado sensible?”. La Biblia dice que “si decimos que estamos libres de<br />
pecado, lo único que <strong>con</strong>seguimos es engañarnos”. 19<br />
La <strong>con</strong>fesión es una herramienta muy poderosa para la re<strong>con</strong>ciliación. A veces la manera en que<br />
tratamos un <strong>con</strong>flicto produce un daño mayor que el problema original. Cuando comenzamos por<br />
re<strong>con</strong>ocer <strong>con</strong> humildad nuestras equivocaciones, el enojo de la otra persona se apaga y la desarmas<br />
porque posiblemente esperaba que estuvieras a la defensiva. No te excuses ni culpes al otro; re<strong>con</strong>oce<br />
<strong>con</strong> sinceridad la parte que te corresponde en el <strong>con</strong>flicto. Asume la responsabilidad que te<br />
corresponde por tus errores y pide perdón.<br />
Ataca al problema, no a la persona. No es posible arreglar el problema si lo que te interesa es<br />
en<strong>con</strong>trar quién tuvo la culpa. Debes optar por una u otra. La Biblia dice: “La respuesta amable calma el<br />
enojo, pero la agresiva echa leña al fuego”. 20 Si estás enojado nunca lograrás persuadir a la otra<br />
persona; elige tus palabras <strong>con</strong> mucho cuidado. <strong>Una</strong> respuesta amable es siempre mejor que el sarcasmo.<br />
Al resolver <strong>con</strong>flictos, la manera en que se dicen las cosas es tan importante como lo que se dice. Si<br />
eres agresivo, tus palabras se recibirán a la defensiva. Dios nos dice: “A la persona sabia y madura se le<br />
<strong>con</strong>oce por su inteligencia. Cuanto más agradables sus palabras, más <strong>con</strong>vincente es la persona”. 21 Ser<br />
fastidioso nunca sirve. No podemos ser <strong>con</strong>vincentes cuando somos ásperos.<br />
Durante la Guerra Fría, ambas partes acordaron que algunas armas de guerra eran tan destructivas<br />
que nunca deberían usarse. En la actualidad, las armas químicas y biológicas están prohibidas y los<br />
arsenales de armas nucleares se reducen y se destruyen. Para salvar el compañerismo, es necesario<br />
destruir nuestro arsenal de armas nucleares relacionales: la desaprobación, el menosprecio, las<br />
comparaciones, las etiquetas, los insultos, la <strong>con</strong>descendencia y el sarcasmo. Pablo lo resume de la<br />
siguiente manera: “Eviten las palabras dañinas, usen sólo palabras <strong>con</strong>structivas, que sirvan para<br />
edificación y sostén, para que lo que digan haga bien a quienes escuchan”. 22<br />
Coopera tanto como puedas. Pablo dijo: “En cuanto dependa de ustedes, vivan en paz <strong>con</strong> todos”. 23<br />
La paz siempre tiene un precio. Puede costarnos nuestro orgullo; a menudo nos cuesta nuestro egoísmo.<br />
Por amor al compañerismo, haz lo mejor que puedas para llegar a un compromiso, para adaptarte, para<br />
optar por lo que la otra parte prefiere. 24 <strong>Una</strong> paráfrasis de la séptima bienaventuranza de Jesús lo<br />
expresa así: “Ustedes son benditos cuando son capaces de mostrar a la gente cómo cooperar en lugar<br />
de competir o luchar. Entonces pueden descubrir quiénes son realmente y cuál es su lugar en la familia<br />
de Dios”. 25<br />
Haz hincapié en la re<strong>con</strong>ciliación, no en la solución. No es realista esperar que todos nos<br />
pongamos de acuerdo en todo. La re<strong>con</strong>ciliación se enfoca en la relación, mientras que la resolución se<br />
<strong>con</strong>centra en el problema. Cuando nos <strong>con</strong>centramos en la re<strong>con</strong>ciliación, el problema pasa a un segundo<br />
plano de importancia y hasta puede tornarse irrelevante.<br />
Podemos restablecer una relación incluso sin haber podido resolver nuestras diferencias. Los<br />
cristianos solemos tener, <strong>con</strong> toda legitimidad, desacuerdos francos y opiniones distintas, pero<br />
podemos discutir sin ser desagradables. El mismo diamante, visto de diferentes ángulos, parece