Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
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Restaura el compañerismo<br />
Dios... por medio de Cristo nos re<strong>con</strong>cilió<br />
<strong>con</strong>sigo mismo y nos dio<br />
el ministerio de la re<strong>con</strong>ciliación.<br />
2º Corintios 5:18 (NVI)<br />
78<br />
<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />
Siempre es valioso restaurar relaciones.<br />
Como la vida se resume en aprender a amar, Dios quiere que valoremos las relaciones y nos<br />
esforcemos por mantenerlas, en lugar de descartarlas siempre que se produzca una división, un disgusto<br />
o <strong>con</strong>flictos. De hecho, su Palabra nos dice que Dios nos ha dado el ministerio de restaurar relaciones. 1<br />
Por lo tanto, gran parte del Nuevo Testamento se ocupa de la enseñanza de cómo tratarnos<br />
mutuamente. Pablo escribió: “Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión <strong>con</strong> Cristo, algún <strong>con</strong>suelo<br />
en su amor; algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo un<br />
mismo parecer; un mismo amor; unidos en alma y pensamiento”. 2 El apóstol nos enseñó que la capacidad<br />
de llevarnos bien entre nosotros es señal de madurez espiritual. 3<br />
Como Cristo quiere que su familia sea <strong>con</strong>ocida por el amor que sienten unos por otros, 4 el<br />
compañerismo roto es un mal testimonio para los incrédulos. Por eso Pablo sentía tanta vergüenza de los<br />
miembros de la iglesia de Corinto, que se dividían en facciones de distinta tendencia y hasta se<br />
demandaban a juicio. Por eso escribió: “Digo esto para que les dé vergüenza. ¿acaso no hay entre<br />
ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes?” 5 No podía creer que no<br />
hubiera nadie en la iglesia lo suficientemente maduro para resolver el <strong>con</strong>flicto en paz. En la misma<br />
carta, dijo: “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en<br />
armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en<br />
un mismo propósito”. 6<br />
Si quieres la bendición de Dios en tu vida y que te <strong>con</strong>ozcan como su hijo, debes aprender a ser<br />
pacificador. Jesús dijo: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”. 7<br />
Fíjate que Jesús no dijo: “Dichosos los que aman la paz”, porque todos la amamos. Tampoco dijo:<br />
“Dichosos los pacíficos”, que nada los perturba. Al <strong>con</strong>trario, afirmó: “Dichosos los que trabajan por la<br />
paz”: los que activamente procuran resolver los <strong>con</strong>flictos. Los pacificadores son difíciles de en<strong>con</strong>trar<br />
porque la pacificación es una tarea difícil.<br />
Como fuimos creados para formar parte de la familia de Dios y el segundo propósito de nuestra vida<br />
en la tierra es aprender a amar y relacionarnos <strong>con</strong> otros, trabajar por la paz es una de las habilidades<br />
más importantes que podemos desarrollar. Por desgracia, a la mayoría de nosotros nunca se nos enseñó<br />
cómo resolver <strong>con</strong>flictos.<br />
Trabajar por la paz no es evitar los <strong>con</strong>flictos. Huir de los problemas, aparentar que no existen o<br />
tener miedo de hablar de ellos es cobardía. Jesús, el Príncipe de Paz, nunca tuvo miedo al <strong>con</strong>flicto. En<br />
cierta ocasión hasta lo provocó para bien de todos. A veces necesitamos evitar los <strong>con</strong>flictos; otras,<br />
necesitamos crearlos; y, aun otras, resolverlos. Por eso debemos orar pidiendo la guía <strong>con</strong>tinua del<br />
Espíritu Santo.<br />
Trabajar por la paz no es apaciguar; siempre cediendo, dejándonos pisar y permitiendo que los demás<br />
nos pasen por encima; no es lo que Jesús tenía en mente. Él se negó a ceder en muchos asuntos, se<br />
mantuvo firme en su posición frente a la oposición del mal.