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Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape

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DÍA VEINTITRES:<br />

CÓMO<br />

CRECEMOS.<br />

91<br />

<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />

Cuando armas un rompecabezas, cuentas <strong>con</strong> todas las piezas: nuestra<br />

tarea es armar el rompecabezas. Los granjeros “trabajan” la tierra, no para<br />

<strong>con</strong>seguir la tierra sino para desarrollar la que ya tienen. Dios nos ha dado una<br />

nueva vida; ahora somos responsables de desarrollarla “<strong>con</strong> temor y temblor”.<br />

Eso quiere decir que ¡tenemos que tomar nuestro crecimiento espiritual en<br />

serio! Cuando las personas toman de manera trivial su crecimiento espiritual,<br />

eso muestra que no han entendido los alcances eternos de su decisión (como vimos en los capítulos 4 y<br />

5).<br />

Cambia tu piloto automático. Para cambiar tu vida debes cambiar tu manera de pensar. Detrás de<br />

todo lo que haces hay pensamientos. Toda <strong>con</strong>ducta es motivada por una creencia y toda acción es<br />

incitada por una actitud. Dios reveló esto miles de años antes de que los psicólogos lo entendieran:<br />

“Tengan cuidado de cómo piensan; la vida es modelada por sus pensamientos”. 4<br />

Imagina un paseo en un bote <strong>con</strong> motor en un lago, <strong>con</strong> el piloto automático puesto en dirección hacia<br />

el este. Si decides dar vuelta atrás y dirigirte al oeste, tienes dos posibles maneras de cambiar el<br />

rumbo del barco. <strong>Una</strong> es tomar el timón y físicamente obligarlo a que se dirija en la dirección opuesta a<br />

la que señala el programa del piloto automático. A pura fuerza de voluntad podrías vencer al piloto<br />

automático, pero sentirías la resistencia todo el tiempo. Finalmente tus brazos se cansarían de la<br />

tensión, soltarías el timón y el barco retomaría inmediatamente el rumbo en dirección al este, de<br />

acuerdo <strong>con</strong> su programación interna.<br />

Esto es lo que sucede cuando tratas de cambiar tu vida a fuerza de voluntad. Dices: “Me obligaré a<br />

comer menos... haré más ejercicio. Dejaré de ser desorganizado y de ser impuntual”. Sí, tu fuerza de<br />

voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero crea una tensión interior <strong>con</strong>stante porque no<br />

has tratado la causa desde su raíz. El cambio no se siente como algo natural, así que finalmente te<br />

rendirás, abandonarás la dieta, y dejarás de hacer ejercicios. Rápidamente volverás a tus viejos<br />

patrones.<br />

Hay una mejor y más fácil manera. Cambia el piloto automático: tu manera de pensar. La Biblia dice:<br />

“Dejen que Dios los transforme en una nueva persona, cambiando su forma de pensar”. 5 El primer paso<br />

en el crecimiento espiritual es empezar por cambiar la manera de pensar. El cambio siempre comienza<br />

en la mente. La manera en que pienses determinará cómo te sientes, y cómo te sientes influirá en cómo<br />

actúas. Pablo dijo: “Debe haber una renovación espiritual de sus pensamientos y actitudes”. 6<br />

Para ser como Cristo debes desarrollar en ti su mente. El Nuevo Testamento llama a este cambio<br />

mental arrepentimiento, que en el griego literalmente significa “cambiar tu mentalidad”. Te arrepientes<br />

siempre que cambias tu manera de pensar y adoptas la manera de pensar de Dios: <strong>con</strong> respecto a ti<br />

mismo, al pecado, a Dios, a otras personas, a la vida, a tu futuro, y a todo lo demás. Asumes la actitud<br />

de Cristo y su perspectiva.<br />

Se nos manda que pensemos “del mismo modo en que pensaba Cristo Jesús”. 7 Este mandamiento tiene<br />

dos facetas. La primera faceta de este cambio mental <strong>con</strong>siste en dejar de los pensamientos inmaduros,<br />

que son egoístas. La Biblia dice: “Dejen de pensar como los niños. Sean niños en la malicia, pero sean<br />

adultos en su forma de pensar”. 8 Los niños son por naturaleza completamente egoístas. Sólo piensan en<br />

sí mismos y en sus propias necesidades. Son incapaces de dar; sólo pueden recibir. Tienen una manera<br />

de pensar inmadura. Por desgracia, muchas personas nunca de desarrollan más allá de ese nivel. La Biblia<br />

dice que esta manera egoísta de pensar es el origen de <strong>con</strong>ductas pecaminosas: “Los que viven siguiendo<br />

sus egos pecaminosos sólo piensan en las cosas que su ego pecaminoso desea”. 9<br />

La segunda faceta para pensar como Jesús <strong>con</strong>siste en que empieces a meditar <strong>con</strong> madurez,<br />

enfocándote en otros, no en ti mismo. En su gran capítulo sobre el amor verdadero, Pablo <strong>con</strong>cluyó que<br />

pensar en los demás era la señal de madurez: “Cuando yo era un niño, hablaba como niño, pensaba como<br />

niño, razonaba como niño. Cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño”. 10<br />

En la actualidad, muchos suponen que la madurez espiritual se mide por la cantidad de información<br />

bíblica y doctrina que uno sepa. Si bien el <strong>con</strong>ocimiento es una medida de la madurez, no es todo lo que<br />

se necesita. La vida cristiana es mucho más que credos y <strong>con</strong>vicciones; incluye <strong>con</strong>ducta y carácter.

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