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Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape

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<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />

así”), la razón (“parecía lógico”), o la emoción (“sentíamos que era lo correcto”). Estos cuatro factores<br />

son defectuosos por causa de la caída. Lo que necesitamos es una norma perfecta que nunca nos guíe en<br />

la dirección equivocada. Sólo la Palabra de Dios satisface esa necesidad. Salomón nos recuerda: “Toda<br />

palabra de Dios es digna de crédito”, 10 y Pablo explica: “La Biblia entera nos fue dada por inspiración de<br />

Dios y es útil para enseñarnos la verdad, hacernos comprender las faltas cometidas en la vida y<br />

ayudarnos a llevar una vida recta”. 11<br />

En los primeros años de su ministerio, Billy Graham, pasó un tiempo luchando <strong>con</strong> sus dudas acerca<br />

de la exactitud y autoridad de la Biblia. <strong>Una</strong> noche cayó sobre sus rodillas y <strong>con</strong> lágrimas le dijo a Dios<br />

que, a pesar de los pasajes <strong>con</strong>fusos que no entendía, desde ese momento en adelante <strong>con</strong>fiaría<br />

completamente en la Biblia como la única autoridad para su vida y ministerio. A partir de ese día, la vida<br />

de Billy fue bendecida <strong>con</strong> un poder y una eficacia sin precedentes.<br />

La decisión más importante que puedes tomar hoy es resolver el asunto de cuál ha de ser la<br />

autoridad absoluta para tu vida. Opta por la Biblia como la máxima autoridad, a pesar de la cultura, la<br />

tradición, la razón o la emoción. Cuando tengas que tomar decisiones, proponte hacer primero esta<br />

pregunta: “¿Qué dice la Biblia?” Resuelve que cuando Dios te pida que hagas algo, <strong>con</strong>fiarás en la<br />

Palabra de Dios y lo harás, tenga sentido o no, aunque no tengas ganas de hacerlo. Adopta la declaración<br />

de Pablo como tu afirmación personal de fe: “Estoy de acuerdo <strong>con</strong> todo lo que enseña la ley y creo lo<br />

que está escrito en los Profetas”. 12<br />

Debo asimilar su verdad. No basta <strong>con</strong> sólo creer en la Biblia, debo llenar mi mente de ella para que<br />

el Espíritu Santo pueda transformarme <strong>con</strong> la verdad. Hay cinco maneras de hacerlo: Puedes recibirla,<br />

leerla, investigarla, recordarla, y reflexionarla.<br />

Primero, recibes la Palabra de Dios cuando la escuchas y la aceptas <strong>con</strong> una mentalidad y una actitud<br />

receptiva. La parábola del sembrador ilustra cómo nuestra receptividad determina si la Palabra de Dios<br />

se arraiga en nuestras vidas y lleva fruto o no. Jesús identificó tres actitudes de rechazo: una mente<br />

cerrada (la tierra dura), una mente superficial (la tierra poco profunda), y una mente distraída (la<br />

tierra <strong>con</strong> hierbas malas), y luego dijo: “Pongan mucha atención”. 13<br />

Cuando sientas que no estás aprendiendo nada de un sermón o de un maestro de la Biblia, debes<br />

analizar tu actitud, <strong>con</strong>siderando en especial el orgullo, porque Dios puede hablarte incluso a través del<br />

maestro más aburrido cuando eres humilde y receptivo. Santiago a<strong>con</strong>seja “que puedan recibir <strong>con</strong><br />

humildad (modestia, mansedumbre) la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la<br />

vida”. 14<br />

Segundo, durante la mayor parte de la historia de dos mil años de la iglesia, sólo los sacerdotes<br />

podían leer la Biblia, pero ahora miles de millones de personas tienen acceso a ella. A pesar de esto,<br />

muchos creyentes son más fieles a la lectura diaria de su periódico que de sus Biblias. Nadie debería<br />

sorprenderse de por qué no crecemos. No esperemos crecer si leemos la Biblia tres minutos después de<br />

ver televisión tres horas.<br />

Muchos que presumen de creer en la Biblia “de tapa a tapa”, nunca la han leído completa. Pero si tan<br />

sólo la lees quince minutos diarios, la leerás completa una vez al año. Si dejas de ver un programa de<br />

televisión treinta minutos por día y lees tu Biblia en cambio, al cabo de un año la habrás leídos dos<br />

veces.<br />

La lectura diaria de la Biblia te mantendrá al alcance de la voz de Dios. Por eso Dios instruyó a los<br />

reyes de Israel que mantuvieran siempre cerca una copia de su Palabra: “Esta copia la tendrán siempre<br />

a su alcance y la leerán todos los días de su vida”. 15 Pero no la guardes simplemente cerca, ¡léela<br />

regularmente! <strong>Una</strong> herramienta sencilla para esto es un plan diario de lectura bíblica. Así evitarás<br />

saltar arbitrariamente de una parte de la Biblia a otra y pasar por alto algunas secciones.<br />

Tercero, la investigación, o el estudio de la Biblia, es otra manera práctica de permanecer en la<br />

Palabra. La diferencia entre la lectura y el estudio de la Biblia implica dos actividades adicionales:<br />

formularse preguntas acerca del texto y anotar tus ideas. En realidad no has estudiado la Biblia a<br />

menos que hayas tomado nota de tus pensamientos en el papel o en la computadora.

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