Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
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21<br />
Cuida tu iglesia<br />
Esfuércense por mantener la unidad del<br />
Espíritu mediante el vínculo de la paz.<br />
Efesios 4:3 (NVI)<br />
Que el amor sea el árbitro de sus vidas,<br />
porque entonces la iglesia permanecerá<br />
unida en perfecta armonía.<br />
Colosenses 3:14 (BAD)<br />
82<br />
<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />
Te toca a ti proteger la unidad de tu iglesia.<br />
La unidad en la iglesia es tan importante que el Nuevo Testamento presta más atención a ella que al<br />
cielo o al infierno. Dios desea intensamente que experimentemos la unidad y armonía unos <strong>con</strong> otros.<br />
La unidad es el alma de la comunión. Destrúyela, y arrancarás el corazón del cuerpo de Cristo. Es la<br />
esencia, el núcleo de cómo Dios quiere que experimentemos juntos la vida en su iglesia. Nuestro modelo<br />
supremo para la unidad es la Trinidad. Padre, Hijo y Espíritu Santo están completamente unificados<br />
como uno. Dios mismo es el ejemplo supremo del amor sacrificado, de la humilde <strong>con</strong>sideración hacia los<br />
demás y de la armonía perfecta.<br />
Al igual que todo padre, nuestro Padre celestial se regocija viendo cómo sus hijos se llevan bien<br />
entre sí. En los momentos finales antes de su arresto, Jesús oró apasionadamente por nuestra unidad. 1<br />
Esto era lo que predominaba en su mente durante esas horas de agonía, lo cual demuestra cuán<br />
importante es este asunto.<br />
Nada en la tierra es más valioso para Dios que su iglesia. Él pagó el precio más alto por ella, y quiere<br />
que la protejamos, sobre todo del daño devastador que causan la división, el <strong>con</strong>flicto y la falta de<br />
armonía. Si formas parte de la familia de Dios, es tu responsabilidad proteger la unidad donde te<br />
<strong>con</strong>gregas en comunión. Jesucristo te encomendó hacer todo lo que esté a tu alcance para <strong>con</strong>servar la<br />
unidad, proteger la comunión, y promover la armonía en la familia de su iglesia y entre todos los<br />
creyentes. La Biblia indica: “Esfuércense por mantener la unidad del espíritu en el vínculo de la paz”. 2<br />
¿Cómo podemos hacerlo? La Palabra de Dios nos da <strong>con</strong>sejos prácticos:<br />
Enfoquémonos en lo que tenemos en común, no en las diferencias. Pablo nos dice: “Esforcémonos<br />
en promover todo lo que <strong>con</strong>duzca a la paz y a la mutua edificación”. 3 Como creyentes compartimos un<br />
Señor, un cuerpo, un propósito, un Padre, un Espíritu, una esperanza, una fe, un bautismo y un amor. 4<br />
Compartimos la misma salvación, la misma vida y el mismo futuro: factores mucho más relevantes que<br />
cualquier diferencia que podríamos enumerar. Estos son los asuntos en los que debemos enfocarnos, no<br />
en nuestras diferencias personales.<br />
Debemos recordar que fue Dios quien nos escogió para darnos personalidades, trasfondos, razas y<br />
preferencias diferentes, de modo que podamos valorar y disfrutar esas diferencias, no meramente<br />
tolerarlas. Dios quiere unidad, no uniformidad. Y por causa de la unidad nunca debemos permitir que las<br />
diferencias nos dividan. Debemos permanecer <strong>con</strong>centrados en lo que más importa: aprender a amarnos<br />
como Cristo nos amó, y cumplir los cinco propósitos de Dios para cada uno de nosotros y para su iglesia.<br />
Por lo general el <strong>con</strong>flicto es una señal de que estamos <strong>con</strong>centrándonos en otros asuntos menos<br />
importantes, lo que la Biblia llama “discusiones necias”. 5 La división siempre surge cuando dirigimos la<br />
mirada hacia las personalidades, las preferencias, las interpretaciones, los estilos o los métodos. Pero si<br />
nos <strong>con</strong>centramos en amarnos y en cumplir los propósitos de Dios, el resultado es la armonía. Pablo