Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape
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<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />
de su familia. Su mandamiento fue: “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el<br />
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. 19<br />
Durante años me pregunté por qué la Gran Comisión de Jesús le asignaba tanta relevancia al<br />
bautismo, tanta importancia como a las grandes tareas de evangelización y edificación. ¿Por qué es tan<br />
importante el bautismo? Pero entonces me di cuenta que el bautismo simboliza el segundo propósito de<br />
Dios para nuestra vida: la participación en la comunión de la familia eterna de Dios.<br />
El bautismo está lleno de significado. Con él declaramos nuestra fe y compartimos la sepultura y<br />
resurrección de Cristo, representa nuestra muerte a la vieja vida y anuncia nuestra nueva existencia en<br />
Cristo. También es una celebración de nuestra incorporación a la familia de Dios.<br />
El bautismo es la representación física de una verdad espiritual. Representa lo que sucedió en el<br />
momento cuando Dios nos adoptó en su familia: “Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para<br />
<strong>con</strong>stituir un solo cuerpo ⎯ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres”. 20 Todos recibimos el mismo<br />
Espíritu.<br />
El bautismo no nos <strong>con</strong>vierte en miembros de la familia de Dios; eso es posible sólo mediante la fe en<br />
Cristo. El bautismo es una muestra de que somos parte de esa familia. Es como el anillo de bodas: una<br />
señal visible de un compromiso interno hecho en el corazón. Es un acto de iniciación, no algo que<br />
podamos postergar hasta que nos <strong>con</strong>sideremos espiritualmente maduros. La única <strong>con</strong>dición bíblica es<br />
que hay que creer. 21<br />
En el Nuevo Testamento, la gente se bautizaba enseguida, después de haber creído. En Pentecostés,<br />
el mismo día que aceptaron a Cristo se bautizaron tres mil personas. En otra ocasión, un líder etíope se<br />
bautizó en el mismo lugar donde se <strong>con</strong>virtió, y Pablo y Silas bautizaron al carcelero de Filipos y a su<br />
familia a medianoche. Los bautismos no se dejaban para otro momento en el Nuevo Testamento. Si<br />
todavía no te has bautizado como expresión de tu fe en Cristo, hazlo tan pronto como sea posible: como<br />
Jesús lo mandó.<br />
EL PRIVILEGIO MÁS GRANDE DE LA VIDA<br />
La Palabra de Dios declara: “Jesús y el pueblo que santificó pertenecemos a la misma familia; por lo<br />
tanto, Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos y hermanas. 22 Permite que esta espléndida verdad<br />
se te grabe a fondo. Eres parte de la familia de Dios y, como Jesús te santificó, ¡Dios está orgullos de<br />
ti! Las palabras de Jesús son indiscutibles: “Señalando a sus discípulos (Jesús) añadió: “Aquí tienen a mi<br />
madre y a mis hermanos. Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi<br />
Padre que está en el cielo””. 23 Ser incluido en la familia de Dios es el más alto honor y privilegio que<br />
jamás recibirás. No hay nada que se le parezca. Cuando te sientas inseguro, o que no eres importante, o<br />
que nadie te quiere, recuerda a quién perteneces.<br />
DÍA QUINCE<br />
PENSANDO EN MI PROPÓSITO<br />
Punto de reflexión: Dios me hizo para pertenecer a su familia.<br />
Versículo para recordar: “Su plan inmutable siempre ha sido adoptarnos en su propia<br />
familia, trayéndonos a él mediante Cristo Jesús”.<br />
Efesios 1:5 (BAD)<br />
Pregunta para <strong>con</strong>siderar: ¿De qué manera puedo comenzar a tratar a los demás<br />
creyentes como miembros de mi propia familia?