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Una Vida con Proposito - Iglesia Adventista Agape

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<strong>Una</strong> <strong>Vida</strong> <strong>con</strong> <strong>Proposito</strong>.doc<br />

rogaba por esto: “Que haya verdadera armonía para que no surjan divisiones en la iglesia. Les suplico<br />

que tengan la misma mente, que estén unidos en un mismo pensamiento y propósito”. 6<br />

Sé realista <strong>con</strong> respecto a tus expectativas. En cuanto descubrimos cómo quiere Dios que sea la<br />

verdadera comunión, es fácil desanimarnos por la diferencia entre lo ideal y la realidad en nuestra<br />

iglesia. Sin embargo, debemos amar a la iglesia <strong>con</strong> pasión pese a sus imperfecciones. Anhelar lo ideal<br />

mientras criticamos lo real es señal de inmadurez. Por otro lado, si uno se <strong>con</strong>forma <strong>con</strong> la realidad sin<br />

esforzarse por alcanzar lo ideal es señal de complacencia. La madurez <strong>con</strong>siste en vivir <strong>con</strong> esta<br />

tensión.<br />

Habrá creyentes que sí te defraudarán y te decepcionarán, pero eso no es ninguna excusa para no<br />

tener comunión <strong>con</strong> ellos. Ellos son tu familia, aun cuando no actúen como tal; simplemente no puedes<br />

abandonarlos. En cambio Dios nos dice: “Tengan paciencia unos <strong>con</strong> otros, siendo indulgentes <strong>con</strong> las<br />

fallas de los demás por su amor”. 7<br />

Las personas se desilusionan <strong>con</strong> la iglesia por muchas razones entendibles. La lista podría ser<br />

bastante larga: <strong>con</strong>flictos, heridas, hipocresía, negligencia, mezquindad, legalismo y otros pecados. En<br />

lugar de asustarnos y sorprendernos, debemos recordar que la iglesia está formada por pecadores de<br />

carne y hueso, incluyéndonos a nosotros mismos. Nos lastimamos unos a otros, a veces en forma<br />

intencional y otras veces sin mala intención, porque somos pecadores. Pero en vez de abandonar la<br />

iglesia, necesitamos quedarnos para resolver el asunto si esto es de alguna manera posible. La<br />

re<strong>con</strong>ciliación, no la evasión, es el camino a un carácter más fuerte y a una comunión más profunda.<br />

Si te divorcias de tu iglesia a la primera señal de decepción, eso es señal de inmadurez. Dios tiene<br />

cosas que quiere enseñarte, y a los demás también. Además, es imposible huir hasta en<strong>con</strong>trar la iglesia<br />

perfecta, porque no existe. Todas las iglesias tienen sus propias debilidades y problemas. Pronto<br />

volverás a sentirte decepcionado.<br />

Groucho Marx tenía un dicho famoso que decía que no querría pertenecer a ningún club que lo<br />

aceptara como socio. Si una iglesia debe ser perfecta para satisfacerte, ¡esa misma perfección te<br />

excluirá de su membresía, porque tú no eres perfecto!.<br />

Dietrich Bonhoffer, el pastor alemán que fue martirizado por resistirse a los nazis, escribió <strong>Vida</strong> en<br />

comunidad un libro clásico sobre la comunión. En su obra sugiere que la desilusión <strong>con</strong> nuestra iglesia<br />

local es algo bueno porque destruye nuestras falsas expectativas de la perfección. Cuando más pronto<br />

dejamos la ilusión de que una iglesia debe ser perfecta para amarla, más pronto dejaremos de fingir y<br />

empezaremos a admitir que todos somos imperfectos y necesitamos de la gracia de Dios. Este es el<br />

comienzo de la verdadera comunidad.<br />

Todas las iglesias podrían poner un letrero que diga: “No es necesario que se presente ninguna<br />

persona perfecta. Este lugar es solamente para los que admiten que son pecadores, que necesitan de la<br />

gracia divina y que quieren crecer”.<br />

Bonhoffer señaló: “Aquel que ama más su sueño de una comunidad cristiana que a la comunidad en sí<br />

misma, se <strong>con</strong>vierte en destructor de toda ella... Si no damos gracias diariamente por la fraternidad<br />

cristiana en la que nos desenvolvemos, aun allí donde no hay grandes experiencias ni riqueza evidente<br />

hay mucha debilidad, fe vacilante y dificultades; si en lugar de ello nunca hacemos otra cosa que<br />

quejarnos ante Dios por ser todo tan miserable, tan mezquino, tan poco de acuerdo <strong>con</strong> lo que hemos<br />

esperado... entonces le impedimos a Dios hacer crecer nuestra comunidad de acuerdo <strong>con</strong> la medida y<br />

riqueza que nos espera a todos en Jesucristo”. 8<br />

Decídete a animar más que a criticar. Siempre es más fácil eludir el compromiso y hacerse a un<br />

lado para disparar dardos <strong>con</strong>tra los que trabajan, que participar y hacer una <strong>con</strong>tribución. Dios nos<br />

advierte una y otra vez que no debemos criticarnos, compararnos ni juzgarnos unos a otros. 9<br />

Cuando criticas lo que otro creyente está haciendo <strong>con</strong> fe y <strong>con</strong>vicción sincera, interfieres en los<br />

asuntos de Dios: “¿Qué derecho tienes a criticar a los siervos de otro? Sólo su Señor puede decidir si<br />

están haciendo lo correcto”. 10<br />

Pablo agrega que no debemos juzgar o despreciar a otros creyentes cuyas <strong>con</strong>vicciones son<br />

diferentes a las nuestras: “¿Por qué criticas las acciones de tu hermano, por qué intentas

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