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fabricantes de rebelion

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<strong>de</strong> luces, cornetas y música; alegre como nunca. Me acordé <strong>de</strong> Nicaragua, <strong>de</strong> su alegría<br />

insurrecta, <strong>de</strong> sus niños tomando las avenidas y cuidando las calles fusil en mano, y <strong>de</strong><br />

inmediato apareció en memoria la figura <strong>de</strong> Sergio, subí hasta el bloque <strong>de</strong> su casa y le<br />

<strong>de</strong>diqué un beso a su memoria...Esa noche finalizaría un largo combate por la libertad,<br />

por los sueños que nos han hecho pueblo, y pese a todo habíamos salido victoriosos.<br />

Finalmente entendí que al salir <strong>de</strong> la concha en que me encontraba en realidad me estaba<br />

<strong>de</strong>spidiendo <strong>de</strong> una pequeña, dura, entrecortada, maravillosa historia; sin razones para<br />

po<strong>de</strong>r acompañar el festejo con la misma alegría, pero tranquilo y muy pleno.<br />

III. TIEMPOS DE GOBIERNO<br />

1. ¿POR QUÉ HUBO VICTORIA?<br />

¿Cuál victoria?, ¿cuál es esa nueva historia que habría <strong>de</strong> comenzar? Toca tratar<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>spejar algunos elementos que podrían ayudar a respon<strong>de</strong>r estas difíciles preguntas.<br />

Comencemos con algunas notas que aclaren nuestro punto <strong>de</strong> vista respecto a la relación<br />

entre victoria y revolución universalmente. El sentido <strong>de</strong> la victoria <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la historia<br />

revolucionaria que comienza a tomar forma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo XVIII, se centra en<br />

dos puntos invariables: el primero nos invita a juzgar el hecho revolucionario <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />

perspectiva <strong>de</strong> la toma <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. Hay victoria siempre y cuando las antiguas elites<br />

dirigentes son <strong>de</strong>splazadas <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r político y sustituidas por una nueva elite<br />

revolucionaria que se apo<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l mismo. Des<strong>de</strong> allí comenzará la etapa constructiva <strong>de</strong><br />

la revolución, viabilizada a través <strong>de</strong> las medidas que el nuevo gobierno revolucionario<br />

empezará a dictar, acompañándose <strong>de</strong> los sectores sociales y bases político-militares que<br />

le han permitido concluir la gesta revolucionaria. El segundo punto hun<strong>de</strong> su mirada en<br />

la significación transformadora <strong>de</strong> las medidas adoptadas por el nuevo gobierno<br />

revolucionario. Empieza la diatriba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n trascen<strong>de</strong>ntal,<br />

amparado sus horizontes críticos alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> clase o <strong>de</strong> reivindicación<br />

nacional o universal que dichas medidas encierran y por tanto <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> la<br />

revolución. Para los más radicales habrá victoria revolucionaria siempre y cuando las<br />

medidas adoptadas se correspondan con los intereses <strong>de</strong> las clases emergentes que en un<br />

momento histórico <strong>de</strong>terminado representan en su más alto grado los i<strong>de</strong>ales liberadores<br />

<strong>de</strong> la humanidad entera. Los más mo<strong>de</strong>rados sólo esperarán <strong>de</strong> una revolución su<br />

correspon<strong>de</strong>ncia con las reivindicaciones más sentidas por las clases menos favorecidas<br />

(entre nosotros la “revolución” <strong>de</strong>l 45 será revolución porque respondió a la exigencia<br />

<strong>de</strong>l voto universal <strong>de</strong> las clases medias y trabajadoras).<br />

Partiendo <strong>de</strong> este esquema <strong>de</strong> juicio proce<strong>de</strong>n históricamente un conjunto <strong>de</strong><br />

discusiones inauguradas por la Primera Internacional entre los más dialécticos y los más<br />

mesiánicos. Para los primeros -jacobinos en esencia, más a<strong>de</strong>lante llamados “marxistas”-<br />

la revolución tendrá que <strong>de</strong>struir el viejo aparato <strong>de</strong> dominio y construir uno nuevo,<br />

dirigido por los voceros directos <strong>de</strong> las clases emergentes (clase obrera en este caso) e<br />

imponer una dictadura sobre las antiguas clases dominantes que paradójicamente<br />

permita <strong>de</strong>sarrollar hasta niveles insospechados los valores <strong>de</strong>mocráticos e igualitaristas<br />

reivindicados formalmente por las burguesías vencidas; un aparato <strong>de</strong> estado que <strong>de</strong>jará<br />

<strong>de</strong> existir el día que ya no existan razones <strong>de</strong> fuerza -o clase enemiga- que lo justifique.

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