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fabricantes de rebelion

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la partida; el que nunca se acostumbró ni a estas costumbres ni a estos ambientes) lo que<br />

no <strong>de</strong>sdice <strong>de</strong> las nobles intenciones y experiencias que muchos han podido tener, ni <strong>de</strong><br />

su compromiso incluso con las posiciones más radicales y revolucionarias. O con una<br />

<strong>de</strong>recha encorbatada que sólo asiste a reuniones <strong>de</strong> “alto calibre” dirigencial o aquellas<br />

don<strong>de</strong> están <strong>de</strong> por medio jugosos beneficios político-financieros. Mientras que en la<br />

base nos encontraremos más bien con un enorme sincretismo <strong>de</strong> ten<strong>de</strong>ncias, simbologías<br />

y comportamientos, don<strong>de</strong> todo se revuelve en unas ensaladas i<strong>de</strong>ológicas y ambientales<br />

increíbles, muy propias <strong>de</strong> la irreverencia cultural como <strong>de</strong>l nomadismo territorial <strong>de</strong> los<br />

pueblos, o al menos <strong>de</strong> aquellos que les gustó <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser los siervos <strong>de</strong> “una palabra,<br />

una ley, un espacio y un patrón” (recuerdo <strong>de</strong> nuevo a Sergio). Don<strong>de</strong> se rompen las<br />

distancias entre las dos almas <strong>de</strong> la misma rebelión y los límites entre los que están<br />

<strong>de</strong>ntro y fuera “<strong>de</strong>l movimiento”, a favor <strong>de</strong> una u otra estrategia; son límites que se<br />

distinguen por su movilidad e imprecisión; comunicados por una i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> clase que<br />

hasta esos momentos siguió siendo mucho más fuerte que cualquier i<strong>de</strong>ntidad<br />

corporativa o <strong>de</strong> partido. Hilos comunicantes atravesados por un diálogo invisible y muy<br />

problematizante entre el sentido común tradicional y la conciencia crítica en gestación.<br />

Más a<strong>de</strong>lante las nuevas dirigencias que vendrán harán lo imposible por blindar esos<br />

límites y cortar el fluido diálogo <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, <strong>de</strong> saberes, <strong>de</strong> valores; <strong>de</strong>l compartimiento <strong>de</strong><br />

ambientes socio-políticos que hasta estos momentos pudo darse. Entendamos entonces<br />

que esa controversia “hacia a<strong>de</strong>ntro” que se vivió en aquellos años tuvo lecturas y<br />

vivencias muy distintas, comandadas por los que jugaron el rol <strong>de</strong> conductores<br />

intelectuales y políticos <strong>de</strong>l proceso, pero extendidas en la realidad social por canales<br />

don<strong>de</strong> era imposible que se imponga una línea monolítica y una lectura unidimensional<br />

<strong>de</strong>l proceso; mucho menos por la imposición <strong>de</strong> aquellas que quisieron congelar el rol<br />

constituyente <strong>de</strong> la acción colectiva en un mero retrato mistificador y sin<br />

auto<strong>de</strong>terminación propia.<br />

Pienso que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> estos momentos Chávez intuyó perfectamente al menos dos<br />

cosas: en primer lugar que en todo este movimiento <strong>de</strong> rebelión, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l suyo<br />

propio, se movían no sólo ten<strong>de</strong>ncias unas más mo<strong>de</strong>radas otras más radicales, ligadas a<br />

tales u otros intereses, sino que existía una confrontación estratégica mucho más<br />

profunda enraizada en <strong>de</strong>bates y procesos socio-políticos <strong>de</strong> larga data y que a las alturas<br />

en que nos encontrábamos (fin <strong>de</strong> siglo, fin <strong>de</strong> la estática <strong>de</strong> la guerra fría) esa<br />

confrontación empezaba a soportarse sobre elementos que realmente empezaban a pisar<br />

fondo, no solamente a nivel <strong>de</strong> los esquemas i<strong>de</strong>ológicos o programáticos propios <strong>de</strong>l<br />

costumbrismo político <strong>de</strong>l siglo, sino sobre el piso <strong>de</strong> los valores, los <strong>de</strong>seos, las utopías,<br />

las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s concretas, <strong>de</strong> los sujetos que constituían el mosaico <strong>de</strong> su propio<br />

li<strong>de</strong>razgo. Era evi<strong>de</strong>nte que las corrientes histórico-sociales empezaban a hurgar <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l espacio <strong>de</strong>l chavismo, quebrando su aparente monolitismo original. En segundo<br />

lugar, me parece que el amigo en su “aprendiendo a apren<strong>de</strong>r”, al captar la radicalidad<br />

<strong>de</strong> esta confrontación, también entendió que el “campo <strong>de</strong> maniobra” al interior <strong>de</strong> ella<br />

podía quedarle muy corto si tan sólo jugaba a la preeminencia <strong>de</strong> su mando, a utilizar<br />

arbitrariamente y a su sólo favor el fervor colectivo por la figura <strong>de</strong>l “caudillo<br />

igualitario”. Sin abandonar nunca sus parámetros i<strong>de</strong>ológicos originales, ni sus<br />

ambiciones propias, Chávez empieza a entretejer un discurso mucho más “complejo”;<br />

tratando <strong>de</strong> ofrecer aunque sea una síntesis precaria y tambaleante entre ellos. El nuevo<br />

campo <strong>de</strong> maniobra estaba allí y sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí podía aspirar mover las piezas

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