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fabricantes de rebelion

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los viejos códigos <strong>de</strong>l caudillismo. Más a<strong>de</strong>lante todo esto va a tener su propia evolución<br />

pero en todo caso en su momento <strong>de</strong> entronque con la rebelión <strong>de</strong> calle éste se presenta<br />

envuelto totalmente en esta manta.<br />

Sería muy lógico afirmar que nos encontramos ante una gran grieta que separa<br />

los dos troncos fundamentales <strong>de</strong> la rebelión. Quizás al <strong>de</strong>cirlo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la palabra escrita<br />

corremos el riesgo <strong>de</strong> encerrar sus propias cualida<strong>de</strong>s a <strong>de</strong>finiciones <strong>de</strong>masiado acabadas<br />

que estamos conscientes <strong>de</strong> su fragilidad explicativa. No es sólo con palabras en todo<br />

caso que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>scribir y apreciar la personalidad político-i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong> estos seres<br />

tan complejos y tan fuertes; su ilustración necesita <strong>de</strong> otras fuentes explicativas don<strong>de</strong> la<br />

reflexión individual sólo acompañe y no <strong>de</strong>signe al sujeto y lo encierre en sus naturales<br />

apriorismos. Lo que sí es totalmente cierto es que para el momento en que las<br />

circunstancias políticas obligan al entronque entre fuerzas e i<strong>de</strong>arios presentes en el<br />

tablero <strong>de</strong> la rebelión, y que no se da en medio <strong>de</strong> una reunión <strong>de</strong> dirigentes sino que se<br />

encuentra diseminado en toda la geografía social <strong>de</strong>l país, po<strong>de</strong>mos constatar que se trata<br />

<strong>de</strong> dos visiones <strong>de</strong> mundo que caminan sobre sen<strong>de</strong>ros muy distintos, indistintamente <strong>de</strong><br />

la correlación <strong>de</strong> fuerzas que se ha establecido entre ellos y su mutua rebeldía ante el<br />

sistema.<br />

Des<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> significar cada quien en ese encuentro,<br />

consi<strong>de</strong>ro que la vertiente que representa el chavismo con<strong>de</strong>nsa en sus entrañas toda la<br />

nostalgia <strong>de</strong> una burguesía que jamás pudo tomar las riendas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo nacional,<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> la impotencia histórica <strong>de</strong> una izquierda que siempre se enredó al intentar<br />

coincidir su propia obligación utópica con las realida<strong>de</strong>s concretas que la obligaban a<br />

madurar un ¨proyecto nacional¨ con una burguesía inexistente. Esas <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s el<br />

chavismo las convierte en fortalezas al agregar a ellas elementos <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad histórica,<br />

valores tradicionales, religiosidad, fuerza <strong>de</strong> mando y li<strong>de</strong>razgo. Por primera vez<br />

entonces se resuelve el dilema <strong>de</strong> la impotencia aunque el ¨glorioso pueblo¨ al cual se<br />

refiere el chavismo sólo exista alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> cierta representación colectiva <strong>de</strong>l ser<br />

nacional. Al buscarlo a su manera se encontrará más bien o con un empresariado<br />

<strong>de</strong>scompuesto -arrodillado ante el capital internacional y sasonado en las corruptelas-, o<br />

con un pueblo llano disuelto y <strong>de</strong>sesperado. El chavismo por tanto tendrá un único<br />

acertijo a resolver; la conversión <strong>de</strong> ese ¨pueblo¨ en su plataforma para la toma <strong>de</strong>l<br />

po<strong>de</strong>r. Al resolverlo con la ejemplar audacia que lo hizo, tendrá al mismo tiempo que<br />

correr con el karma <strong>de</strong> su obra.<br />

Por su lado lo que hemos llamado la rebelión <strong>de</strong> calle no carga consigo ninguna<br />

pesa<strong>de</strong>z histórica. Digámoslo así; por primera vez estamos frente a un fenómeno <strong>de</strong><br />

¨<strong>de</strong>scubrimiento¨ que hace el pueblo <strong>de</strong> sí mismo como constructor <strong>de</strong> su propia<br />

resistencia. Su preocupación está en <strong>de</strong>sarrollarla, no <strong>de</strong>jarla morir, hasta convertirla en<br />

un po<strong>de</strong>r que constituye un nuevo or<strong>de</strong>n, no importa como ni cuando. No le interesa<br />

tanto el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> palacio, le importa ante todo que ese <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> autonomía se<br />

extienda por todos los rincones <strong>de</strong> su misma diversidad, continuando la aventura <strong>de</strong> un<br />

modo <strong>de</strong> resistir don<strong>de</strong> ya han comenzado a fluir los anhelos <strong>de</strong> la emancipación frente<br />

al capitalismo y su actual <strong>de</strong>sarrollo globalizador.<br />

En <strong>de</strong>finitiva nos encontramos a estas alturas con el entrelazamiento <strong>de</strong> distintas<br />

volunta<strong>de</strong>s y visiones <strong>de</strong> hacerse po<strong>de</strong>r. La primera es una fuerza re<strong>de</strong>ntora que carga

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