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fabricantes de rebelion

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comienzan a producirse una infinidad <strong>de</strong> arreglos entre ten<strong>de</strong>ncias internas <strong>de</strong>l bloque<br />

que giran permanentemente alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los acuerdos silenciosos <strong>de</strong> las cofradías<br />

<strong>de</strong>lincuentes, la vocación y capacidad ejecutiva que <strong>de</strong>muestren, su nivel <strong>de</strong> lealtad y<br />

proximidad a la figura central <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte o los distintos individuos que van<br />

posicionándose <strong>de</strong> los cargos más importantes, y por supuesto su proximidad a los<br />

grupos o sujetos que en un momento dado <strong>de</strong>tentan el mayor grado <strong>de</strong> influencia <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> las estructuras <strong>de</strong> mando primordialmente <strong>de</strong>l MVR.<br />

Esto no quiere <strong>de</strong>cir en absoluto que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la nueva república todo el mundo<br />

sea un “corrupto” o un futuro candidato a serlo, ni que las buenas intenciones<br />

manifestadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el presi<strong>de</strong>nte hasta muchos <strong>de</strong> los nuevos funcionarios en contra <strong>de</strong><br />

la corrupción, hasta don<strong>de</strong> creemos y esperamos, no se corresponda a una<br />

intencionalidad cierta y sincera. El problema es que un estado que ha quedado<br />

prácticamente intacto en sus estructuras, ritos y prácticas esenciales, al ser posicionado<br />

por agentes no tradicionales don<strong>de</strong> privan en algunos <strong>de</strong> ellos notorias intenciones <strong>de</strong><br />

transformación, inmediatamente le “<strong>de</strong>muestra” a todo el mundo que si quieren<br />

mantener sus respectivos espacios <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r, algo que supuestamente les permitiría<br />

concretar metas que en muchos casos están llenas <strong>de</strong>l mayor altruismo social u utopismo<br />

político, pues tendrán que acoplarse a las reglas estructurales que los prece<strong>de</strong>n como<br />

sujetos. Creyendo en la “razón <strong>de</strong> estado” como fuente exclusiva para el logro <strong>de</strong><br />

propósitos teóricamente revolucionarios, pues en este caso tendrán que acoplarse a la<br />

práctica y las reglas tanto <strong>de</strong>l estado “racional” -comandado por la lógica <strong>de</strong> la<br />

eficiencia- como <strong>de</strong>l estado “irracional” y <strong>de</strong>lincuente, y don<strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> las veces<br />

(allí está nuestra especial particularidad) priva el segundo sobre el primero. No nos<br />

interesan en absoluto los que <strong>de</strong>muestran su vocación <strong>de</strong>lincuencial; pillos <strong>de</strong> corbata o<br />

camisón, <strong>de</strong> la nueva o la vieja república, que siguen inundando los cargos <strong>de</strong> la<br />

república postconstituyente, engrasando los tradicionales mecanismos <strong>de</strong> ascenso social<br />

que funcionan tan bien <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l estado petrolero y la sociedad buhonerizada. Lo<br />

interesante en este caso es ver como innumerables militantes y personas <strong>de</strong> buena<br />

voluntad dispuestas a colaborar con el “proceso”, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces participan ya sea<br />

<strong>de</strong> instancias centrales o regionales <strong>de</strong> estado, que han asumido algún curul <strong>de</strong><br />

representación, o que son parte <strong>de</strong> la “burocracia civil” que se ha venido montando vía<br />

ONG’s, terminan sucumbiendo ante la presión externa que <strong>de</strong>termina la relación po<strong>de</strong>rcorrupción<br />

(y don<strong>de</strong> no faltará el que le agarre el gusto a su prueba <strong>de</strong> sumisión) o <strong>de</strong> lo<br />

contrario son <strong>de</strong>splazados <strong>de</strong> los lugares <strong>de</strong> <strong>de</strong>cisión y <strong>de</strong> privilegio político o social a<br />

los cuales han accedido. No se trata <strong>de</strong> una condición absoluta o <strong>de</strong> una ley que rige<br />

sobre todos y cada uno <strong>de</strong> los rincones <strong>de</strong> estado en forma mecánica (la corrupción aún<br />

no es ecosistema...), más bien estamos ante una acostumbrada lógica <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r que tien<strong>de</strong><br />

a reimponerse, especialmente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> quedar completamente inconclusa y tan autista<br />

la primera ofensiva constituyente. Su encerramiento, la exclusión <strong>de</strong> la multitud y <strong>de</strong> la<br />

inteligencia colectiva <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su dinámica, la ilusión <strong>de</strong> creer o <strong>de</strong> imponer la creencia<br />

<strong>de</strong> que los “proyectos <strong>de</strong> sociedad” nacen en el lugar don<strong>de</strong> se “escriben” los nuevos<br />

pactos políticos y no en el terreno <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong> producción, finalmente permitirá<br />

que la relación entre <strong>de</strong>lincuencia pública y “proceso” también en este caso imponga su<br />

<strong>de</strong>testable presencia.

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