fabricantes de rebelion
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alternativos”: un mundo sin ciencias infalibles y <strong>de</strong> máxima incertidumbre <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />
apren<strong>de</strong>mos y apren<strong>de</strong>remos cada vez más emplazados por el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> abrazar una<br />
frontera que no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> moverse hacia el infinito y <strong>de</strong> manera circular, topándose<br />
siempre con nuestras limitaciones naturales porque <strong>de</strong>finitivamente no somos dioses ni<br />
el universo es nuestro. Un mundo sin llegada don<strong>de</strong> a la final siempre estará<br />
esperándonos la constancia <strong>de</strong> nuestra chiquita y animalísima humanidad.<br />
Ciertamente habrá victorias, habrá <strong>de</strong>rrotas, y el único criterio <strong>de</strong> avance no<br />
pue<strong>de</strong> ser otro que el fomento efectivo <strong>de</strong> un nuevo tejido <strong>de</strong> relaciones sociales a partir<br />
<strong>de</strong> las cuales se pueda ir quebrando la lógica <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r suscrita al imperio supranacional<br />
que hoy reina. La revolución mundial espera por la organización <strong>de</strong> su “tercer estado”,<br />
<strong>de</strong> un espacio mundializante y dinámico que permita unificar las luchas y articular los<br />
flujos <strong>de</strong> emancipación. Mientras tanto estaremos presenciando la “vuelta a la calle” <strong>de</strong><br />
los movimientos populares y el estallido <strong>de</strong> mil intifadas, que tendrán que vérselas con<br />
la complejidad <strong>de</strong> sus propias entornos nacionales y sociales. Memorias variadísimas,<br />
culturas que lo atraviesan todo, necesida<strong>de</strong>s aplastantes, y dinámicas políticas encerradas<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una correlación <strong>de</strong> fuerzas específica, que irán <strong>de</strong>terminando en su forma y<br />
contenido la aparición <strong>de</strong> una inmensa heterogeneidad <strong>de</strong> formas <strong>de</strong> resistir y confrontar<br />
el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> explotación...y nosotros parece que también comenzamos.<br />
¿Qué hay entonces <strong>de</strong> nuestra victoria en aquel Diciembre <strong>de</strong>l 98? Programa y<br />
vida, la alegría y la pasión <strong>de</strong> un momento confrontada con los gran<strong>de</strong>s i<strong>de</strong>arios que<br />
siguen inspirando lo que hacemos entre los rincones <strong>de</strong>l mundo. La realidad no había<br />
caminado por los rieles <strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>seos o <strong>de</strong> nuestras utopías, pero efectivamente nos<br />
daba por primera vez un guiño <strong>de</strong> esperanza; ahora todo <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> nosotros. Ese<br />
gentío en las calles era lo fundamental, era una multitud que se aplaudía a sí misma, aún<br />
incrédula <strong>de</strong> lo que había pasado. Fluía por primera vez <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchos años un gran<br />
sentimiento <strong>de</strong> “reunión popular” sobre el cual era posible que empecemos a construir al<br />
menos pedazos <strong>de</strong> realidad ajenas al yugo y la colonización <strong>de</strong> las relaciones sociales<br />
que ya tiene algunos años por estas tierras. La “revolución bolivariana” era y es un mar<br />
interminable <strong>de</strong> contradicciones y mistificaciones que se fueron sumando a largo <strong>de</strong><br />
estos años; un mundo gótico que para cualquier tribunal <strong>de</strong> buena conducta<br />
revolucionaria luce como una gran mentira don<strong>de</strong> en el fondo lo único que está<br />
buscando es relegitimar las <strong>de</strong>stagastadas instituciones <strong>de</strong>l estado burgués. Eso pue<strong>de</strong> o<br />
no ser verdad, <strong>de</strong> todas formas sería una afirmación que no tendría manera <strong>de</strong><br />
“falsearse” y por tanto inútil como argumento, empezando porque ninguna realidad es<br />
verificable por las intencionalida<strong>de</strong>s personales o grupales <strong>de</strong> sus principales “ve<strong>de</strong>ttes”,<br />
sino por el <strong>de</strong>venir concreto <strong>de</strong> los hechos que la van transformando.<br />
Pero <strong>de</strong> todas maneras eso es lo que menos nos interesa. Lo que importa en este<br />
caso es que se ha conseguido un triunfo <strong>de</strong> los valores <strong>de</strong>mocráticos más genuinos,<br />
nacidos no <strong>de</strong> los cuarteles, ni <strong>de</strong> las reuniones <strong>de</strong> restaurant <strong>de</strong> los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> la “V<br />
República”, sino <strong>de</strong> un accionar colectivo aún informal que gestó sus primeras ca<strong>de</strong>nas<br />
interactuantes a finales <strong>de</strong> los años ochenta y que fue <strong>de</strong>splazando precisamente la<br />
incesante búsqueda <strong>de</strong> relegitimación institucional que buscaron los principales<br />
personeros <strong>de</strong>l estado burgués (criterio <strong>de</strong> acto). La resistencia ejercida en todas sus<br />
modalida<strong>de</strong>s había comenzado a practicar una nueva cultura política sobre la cual era y