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Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera

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14 Vosotros llevaréis <strong>la</strong> buena nueva a <strong>la</strong> Humanidad <strong>de</strong> que ya está viviendo en el tiempo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, <strong>de</strong> este<br />

tiempo que ha sido anunciado por gran<strong>de</strong>s señales en <strong>la</strong> Naturaleza, para abrir a <strong>la</strong> verdad los ojos <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong><br />

ciencia, para mover a regeneración el corazón <strong>de</strong>l pecador y para hacer penetrar en meditación al mundo.<br />

Mas esta Humanidad, sin querer traducir esas voces a su verda<strong>de</strong>ro sentido, cuando no lo ha atribuido todo a causas<br />

materiales, ha caído en temores supersticiosos. Por eso mi pa<strong>la</strong>bra ha tropezado en este tiempo con corazones que son<br />

rocas, comenzando para Mí una nueva pasión.<br />

15 La luz que mi Espíritu ha <strong>de</strong>rramado sobre vosotros en esta Era, es <strong>la</strong> sangre que en <strong>la</strong> cruz <strong>de</strong>rramó Jesús por toda<br />

<strong>la</strong> Humanidad. Como figura anticipada <strong>de</strong> estas reve<strong>la</strong>ciones, en el Primer Tiempo sacrificasteis cor<strong>de</strong>ros y con su<br />

sangre seña<strong>la</strong>steis <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> vuestras casas. La sangre es vida; el sacrificio, amor; el amor es <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l Espíritu.<br />

Ésa ha sido vuestra marca o señal en cada uno <strong>de</strong> los tiempos.<br />

16 Oh, pueblo, que os habéis levantado en seguimiento <strong>de</strong> esta voz, no olvidéis nunca que <strong>la</strong> caridad <strong>de</strong>l Señor os ha<br />

seña<strong>la</strong>do para una gran misión. Esa marca divina es mi ósculo <strong>de</strong> amor, es antídoto, arma y escudo.<br />

17 La vida que hoy cruzáis es un <strong>de</strong>sierto mayor que aquél que atravesó Israel en el Primer Tiempo, mas si en su<br />

tránsito no os falta el amor y <strong>la</strong> fe, no habrá escasez, ni hambre, ni sed. Habrá agua y maná, habrá oasis y alegría en el<br />

viaje.<br />

Quienes no huyan <strong>de</strong> <strong>la</strong>s arenas quemantes ni se arredren ante los enemigos, ni se fatiguen por el <strong>la</strong>rgo viaje, pronto se<br />

sentirán llegar a <strong>la</strong> Tierra Prometida al espíritu; mas aquéllos que en <strong>la</strong> jornada busquen <strong>la</strong>s comodida<strong>de</strong>s, los p<strong>la</strong>ceres y<br />

los medios para hacerse gran<strong>de</strong>s, ésos quedarán estacionados en el camino y tardarán en llegar a <strong>la</strong>s puertas <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

ciudad. <strong>El</strong> camino es evolución, el <strong>de</strong>sierto es prueba para <strong>la</strong> fe y temple para el espíritu.<br />

18 No hagáis <strong>de</strong> este camino un sen<strong>de</strong>ro a vuestra manera, no queráis adaptar mi Ley y mi Obra a vuestra vida,<br />

costumbres y pasiones. Sed vosotros los que os apeguéis a mi Ley.<br />

19 A veces no alcanzáis a compren<strong>de</strong>r por qué os amo tanto, por qué os perdono todas vuestras faltas; entonces os<br />

muestro a vuestros semejantes, para que hagáis con ellos lo que el Maestro ha hecho con vosotros.<br />

20 ¿Quién pue<strong>de</strong> dudar <strong>de</strong> <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> mis enseñanzas en este tiempo? Les he dicho a los hombres como en aquel<br />

tiempo: Amaos los unos a los otros; a los hijos: Venerad a vuestros padres; al hombre: Respetad a <strong>la</strong> mujer; a los<br />

padres: Dad buen ejemplo a vuestros hijos. Esto no es tinieb<strong>la</strong>.<br />

Mi semil<strong>la</strong> es <strong>de</strong> paz, <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong> concordia. Detened con el<strong>la</strong> esa restitución que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros tiempos ha venido<br />

pasando <strong>de</strong> padres a hijos, restitución dolorosa que ha sido <strong>la</strong> semil<strong>la</strong> que siempre habéis estado sembrando y<br />

recogiendo.<br />

Es menester que toda falta sea <strong>la</strong>vada, y en verdad os digo que ninguna falta escapa a mi justicia. Podrá pasarse un<br />

año, un siglo y hasta una era, mas el momento <strong>de</strong> juicio tendrá que llegar.<br />

21 Amad <strong>la</strong> limpi<strong>de</strong>z, vivid <strong>de</strong> acuerdo con <strong>la</strong> Ley que os seña<strong>la</strong> <strong>la</strong> conciencia. Aprovechad estos tiempos <strong>de</strong> enseñanza,<br />

para que pongáis en práctica lo que habéis aprendido.<br />

No durmáis mientras otros lloran, no os familiaricéis con los rumores <strong>de</strong> guerra. Mirad que esos rumores están llenos <strong>de</strong><br />

sollozos, <strong>de</strong> <strong>la</strong>mentos y <strong>de</strong> angustia; compren<strong>de</strong>d que esos rumores que hasta vosotros llegan, son voces dolorosas <strong>de</strong><br />

vuestros hermanos; más vale que a través <strong>de</strong> mi pa<strong>la</strong>bra sintáis el dolor <strong>de</strong> aquéllos, y movidos a piedad oréis y hagáis<br />

méritos para que encuentren <strong>la</strong> paz, y no sea <strong>la</strong> guerra <strong>la</strong> que sorprenda a vuestra nación, y cuando estéis bebiendo un<br />

cáliz muy amargo exc<strong>la</strong>méis: -¡Ahora comprendo por lo que han pasado aquellos pueblos!<br />

22 ¿Qué sería <strong>de</strong> este pueblo al que he congregado, si no lo doctrinase con pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> justicia, <strong>de</strong> sabiduría y <strong>de</strong> amor?<br />

¿No creéis en mi pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> este tiempo porque os <strong>la</strong> hago oír por medio <strong>de</strong> estos mis hijos?<br />

23 Si a los profetas <strong>de</strong> los primeros tiempos les disteis muerte en <strong>la</strong>s calles y a mis apóstoles más tar<strong>de</strong> les llevasteis al<br />

martirio, os digo que también es muerte <strong>la</strong> que dais a estos portavoces, cuando <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que vierten sus <strong>la</strong>bios no es<br />

creída. ¿Sois tan materiales, que no sentís <strong>la</strong> esencia divina <strong>de</strong> esta pa<strong>la</strong>bra? Recordad que os dije: <strong>El</strong> árbol por su fruto<br />

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