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Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera

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42 Ciertamente habéis luchado mucho por procuraros comodida<strong>de</strong>s, p<strong>la</strong>ceres y a<strong>de</strong><strong>la</strong>ntos, mas vuestros i<strong>de</strong>ales muchas<br />

veces encierran egoísmo, maldad, ambición <strong>de</strong>smedida; entonces en vez <strong>de</strong> lograr felicidad o paz, recogéis dolor, guerra<br />

y <strong>de</strong>strucción, que es lo que estáis recogiendo en estos momentos que vivís.<br />

43 ¿Cómo van a ser perfectas vuestras obras en <strong>la</strong> Tierra, cuando os veo enemistados con los elementos <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

Naturaleza que son los mismos <strong>de</strong> los que tomáis vida?<br />

44 Mi Doctrina no viene a prohibiros que utilicéis los elementos y fuerzas <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza, pero viene a or<strong>de</strong>naros y a<br />

enseñaros a emplearlos para fines buenos.<br />

45 Los elementos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza en vuestras manos pue<strong>de</strong>n convertirse, <strong>de</strong> amigos y hermanos, en jueces que os<br />

castiguen severamente.<br />

46 Ya era tiempo <strong>de</strong> que los hombres recogiesen el fruto <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia para que no provocaran más <strong>la</strong>s fuerzas <strong>de</strong><br />

los elementos, porque con toda su ciencia no serán capaces <strong>de</strong> contenerlos.<br />

De Enseñanza 211<br />

48 Es necesario que sepáis mucho <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida espiritual para que no os turbéis al pasar <strong>de</strong> esta existencia a <strong>la</strong> otra.<br />

Cuántos hombres, por tener en <strong>la</strong> Tierra caudales, comodida<strong>de</strong>s y satisfacciones, se consi<strong>de</strong>ran felices y no pue<strong>de</strong>n<br />

concebir que algún día llegue a ellos el dolor, y menos en el espíritu; cuando <strong>de</strong>jan <strong>la</strong> carne en <strong>la</strong> Tierra y con el<strong>la</strong> todo<br />

cuanto poseyeron, pasan entonces a ser los seres más <strong>de</strong>sdichados, los errantes sin paz, sin alegría y sin <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l<br />

conocimiento.<br />

Son como sombras que vagan sin <strong>de</strong>scanso, no lloran como se llora en el mundo, pero sus sufrimientos, aunque ya no<br />

físicos, son infinitamente más intensos que los que se experimentan en el cuerpo, puesto que el espíritu se ha quedado a<br />

so<strong>la</strong>s con el juez <strong>de</strong> su conciencia.<br />

49 En aquel<strong>la</strong>s regiones hasta don<strong>de</strong> lograron ir con <strong>la</strong> escasa fuerza <strong>de</strong> su espíritu, se han convertido en menesterosos,<br />

han sabido lo que es miseria, soledad, olvido, necesidad.<br />

En su existencia triste sólo conservan un leve <strong>de</strong>stello <strong>de</strong> esperanza: que llegue el instante en que aparezca <strong>la</strong> luz y con<br />

el<strong>la</strong> el <strong>de</strong>scanso.<br />

50 Preferid ser pobres en <strong>la</strong> Tierra, sabiendo que estáis logrando algo en beneficio <strong>de</strong> vuestro espíritu; preferid ser<br />

menesterosos, necesitados, enfermos, pequeños, pero no en <strong>la</strong> morada don<strong>de</strong> se encuentra <strong>la</strong> vida verda<strong>de</strong>ra, porque el<br />

dolor en el mundo espiritual es incomparablemente mayor que el <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida material.<br />

De Enseñanza 212<br />

57 Así como veis <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>rse el cuerpo <strong>de</strong>l hombre, también en él se va <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>ndo el espíritu; mas el cuerpo<br />

encuentra un límite a su <strong>de</strong>sarrollo mientras el espíritu requiere muchas materias y <strong>la</strong> eternidad para alcanzar su<br />

perfección.<br />

58 Ésa es <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> vuestras reencarnaciones. Nacisteis <strong>de</strong> <strong>la</strong> mente paterna y materna <strong>de</strong> Dios, puros, sencillos y<br />

limpios, semejantes a una semil<strong>la</strong>, mas no os confundáis porque no es lo mismo ser puros y sencillos a ser gran<strong>de</strong>s y<br />

perfectos.<br />

De Enseñanza 214<br />

28 Discípulos: La causa que motiva <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> los espíritus turbados, sin paz y sin luz, entre vosotros, son los malos<br />

pensamientos, <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras, <strong>la</strong>s bajas pasiones, <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s costumbres, los vicios; todo ello es como una fuerza<br />

que atrae a todos aquéllos que, por no haberse purificado, tienen que buscar moradas impuras don<strong>de</strong> habitar.<br />

Son seres ya sin cuerpo, que en su turbación buscan cuerpos ajenos para expresarse a través <strong>de</strong> ellos, pero por su<br />

turbación y su influencia lo único que logran es perturbar <strong>la</strong> paz, nub<strong>la</strong>r <strong>la</strong> mente o enfermar a aquéllos a quienes se<br />

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