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Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera

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24 ¿Quiénes son estos seres <strong>de</strong> los que os hablo? Os digo que se trata <strong>de</strong> todos aquéllos que os han traído mensajes<br />

<strong>de</strong> luz, <strong>de</strong> amor, <strong>de</strong> esperanza, <strong>de</strong> salud, <strong>de</strong> fe, <strong>de</strong> salvación. No importa el nombre que hayan tenido, ni el camino por<br />

don<strong>de</strong> les hayáis visto aparecer, ni el título que en <strong>la</strong> Tierra hayan ostentado.<br />

25 Como ellos podéis ser también vosotros, imitando los gran<strong>de</strong>s ejemplos que a través <strong>de</strong> mis enviados os doy a cada<br />

paso. Mas no toméis como pretexto <strong>la</strong> incomprensión <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad hacia vuestras obras.<br />

No digáis que aquéllos que os trajeron mensajes <strong>de</strong> amor sólo sembraron y nunca han recogido. No, pueblo, <strong>la</strong> cosecha<br />

<strong>de</strong>l espíritu no se levanta pronto, si tenéis en cuenta que <strong>la</strong> carne es tierra estéril a <strong>la</strong> que hay que fertilizar<br />

continuamente con amor hasta hacer<strong>la</strong> fructificar.<br />

26 ¿Qué queréis que os diga <strong>de</strong> vuestros sabios <strong>de</strong> ahora, <strong>de</strong> los que provocan a <strong>la</strong> Naturaleza y <strong>de</strong>safían a <strong>la</strong>s fuerzas<br />

y a los elementos, haciendo aparecer lo bueno como si fuese malo? Gran dolor tendrán por cortar y comer un fruto ver<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>l árbol <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia, un fruto que sólo con amor podría haber madurado.<br />

27 ¡Sólo mi amor pue<strong>de</strong> salvaros! Ved que en los hombres no queda ni resto <strong>de</strong> amor. Orad, pero con verda<strong>de</strong>ra fe en el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> oración, con una fe tan gran<strong>de</strong> que supere a <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong>s armas con que vuestros hermanos combaten en<br />

<strong>la</strong> vida y <strong>de</strong>struyen <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> sus semejantes.<br />

28 Vosotros, que habéis apartado <strong>de</strong> vuestros ojos aquel<strong>la</strong>s formas e imágenes que empleabais antaño para orar, podéis<br />

practicar <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra oración, porque ya no limitáis a Dios en un anciano, ni <strong>de</strong>jáis que <strong>la</strong> imaginación dé forma humana<br />

a lo que no tiene forma, porque es divino.<br />

29 Cuando vuestra materia se que<strong>de</strong> en <strong>la</strong> Tierra y vuestro espíritu se eleve a <strong>la</strong>s moradas celestiales, cuando paséis<br />

por aquello que l<strong>la</strong>máis muerte y os levantéis en <strong>la</strong> eternidad, compren<strong>de</strong>réis cuántas falsas imágenes ha formado<br />

vuestra mente, y entonces sentiréis cómo se aparta <strong>de</strong> vuestro espíritu <strong>la</strong> mentira, como si fuese una venda que se<br />

<strong>de</strong>spren<strong>de</strong> <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong>jándoles contemp<strong>la</strong>r <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad.<br />

30 Cuántos también esperan llegar a <strong>la</strong> altura <strong>de</strong> los Cielos para conocer a María, a <strong>la</strong> que siempre imaginan en <strong>la</strong> forma<br />

humana <strong>de</strong> <strong>la</strong> mujer que fue en el mundo, madre <strong>de</strong> Jesús el Cristo en cuanto hombre, y que representan como reina en<br />

un trono, hermosa y potente; mas Yo os digo que no sigáis dando forma en vuestra mente a lo divino.<br />

María, vuestra Madre espiritual existe, pero no tiene forma <strong>de</strong> mujer ni ninguna otra forma. <strong>El</strong><strong>la</strong> es <strong>la</strong> santa y dulce<br />

ternura cuya caridad se extien<strong>de</strong> en lo infinito. <strong>El</strong><strong>la</strong> reina en los espíritus y su reinado es el <strong>de</strong> <strong>la</strong> humildad, <strong>de</strong> <strong>la</strong> caridad y<br />

<strong>la</strong> pureza, pero no tiene trono, según lo imaginan los hombres. Es hermosa, pero con una hermosura que no podéis<br />

expresar ni imaginar con el rostro más bello. Su hermosura es celestial, y lo celestial nunca lo alcanzaréis a compren<strong>de</strong>r.<br />

31 Yo os digo que si queréis acercaros un poco a <strong>la</strong> verdad y comenzar a arrobaros en su contemp<strong>la</strong>ción, persistid en<br />

alejar <strong>de</strong> vuestros ojos y <strong>de</strong> vuestra mente cuantas formas habíais creado tratando <strong>de</strong> darle forma a lo divino.<br />

32 Cuando vayáis comprendiendo que el Divino Maestro tiene mucho qué enseñar y corregir, <strong>de</strong>jaréis que mi verdad<br />

penetre en vuestra mente, y entonces miraréis cómo un nuevo horizonte aparece ante vuestro espíritu, ofreciéndoos<br />

campos, valles, caminos y montañas por don<strong>de</strong> viajar para apren<strong>de</strong>r, para conocer y elevaros espiritualmente.<br />

33 Mi luz está en toda conciencia; ya estáis en el tiempo en que mi Espíritu ha <strong>de</strong> <strong>de</strong>rramarse sobre los hombres, por lo<br />

cual os digo que pronto sentiréis todos mi presencia, lo mismo los sabios que los ignorantes, igual los gran<strong>de</strong>s que los<br />

pequeños, los po<strong>de</strong>rosos que los pobres.<br />

34 Unos y otros se estremecerán ante <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong>l Dios viviente y verda<strong>de</strong>ro.<br />

35 Aquí tenéis una nueva lección, discípulos, para que meditéis profundamente sobre el<strong>la</strong>; compren<strong>de</strong>d que no he<br />

venido tan sólo por haceros oír pa<strong>la</strong>bras que <strong>de</strong>leiten vuestros oídos o acaricien vuestro corazón. Compren<strong>de</strong>d que <strong>la</strong><br />

finalidad <strong>de</strong>l Maestro es <strong>la</strong> <strong>de</strong> apartaros <strong>de</strong> <strong>la</strong> obscuridad para mostraros <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad.<br />

36 Yo soy <strong>la</strong> luz, <strong>la</strong> paz y <strong>la</strong> felicidad eternas, y como vosotros sois mis hijos, quiero y <strong>de</strong>bo haceros partícipes <strong>de</strong> mi<br />

gloria, y para eso os enseño <strong>la</strong> Ley como el camino que conduce al espíritu a <strong>la</strong>s alturas <strong>de</strong> aquel Reino.<br />

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