Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera
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3 En los tiempos pasados, hubo épocas en que el pueblo <strong>de</strong> Dios supo interpretar espiritualmente todo cuanto pasaba a<br />
su alre<strong>de</strong>dor, porque era el pueblo que vivía <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> Ley, que me amaba y que hacía una vida sencil<strong>la</strong> y virtuosa; <strong>la</strong>s<br />
fibras <strong>de</strong> su corazón aún eran sensibles, así como también lo era su espíritu.<br />
Aquel pueblo vivía en continua comunicación espiritual con su Señor. Escuchaba <strong>la</strong> voz humanizada <strong>de</strong> su Creador;<br />
sabía recibir mensajes <strong>de</strong>l mundo espiritual, <strong>de</strong> aquellos seres a quienes l<strong>la</strong>maba ángeles; y en el reposo <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, en<br />
<strong>la</strong> paz <strong>de</strong> su corazón, y por medio <strong>de</strong>l don <strong>de</strong> los sueños, recibía mensajes, avisos y profecías, a los cuales daba crédito<br />
y obediencia.<br />
4 Dios no sólo estaba en sus bocas, también se albergaba en su corazón; <strong>la</strong> Ley no era para ellos tan sólo un escrito,<br />
sino que era vivida por los hombres.<br />
Era natural que su existencia estuviera llena <strong>de</strong> prodigios que ahora ya no contempláis.<br />
55 Cuando hablo <strong>de</strong> mi pueblo <strong>de</strong> Israel, <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong>l Señor, me refiero a los que dieron a conocer mi Ley, a los que<br />
me anunciaron, a los que me fueron fieles, a los que proc<strong>la</strong>maron <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong>l Dios viviente, a los que perpetuaron <strong>la</strong><br />
semil<strong>la</strong> <strong>de</strong>l amor y a los que supieron reconocer en el Hijo, <strong>la</strong> presencia y <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>l Padre.<br />
Esos son los que forman el pueblo <strong>de</strong> Dios, ése es Israel, el fuerte, el fiel, el pru<strong>de</strong>nte.<br />
56 Los que persiguieron a mis profetas, los que <strong>la</strong>ceraron el corazón <strong>de</strong> mis enviados, los que volvieron <strong>la</strong> espalda al<br />
Dios verda<strong>de</strong>ro para inclinarse <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> los ídolos, los que me negaron y me bur<strong>la</strong>ron y pidieron mi sangre y mi vida,<br />
esos, aunque por <strong>la</strong> raza se nombrasen israelitas, no eran <strong>de</strong>l pueblo escogido, no eran <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> los profetas, <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
legión <strong>de</strong> iluminados, <strong>de</strong> los soldados fieles.<br />
Porque Israel es nombre espiritual que in<strong>de</strong>bidamente fue tomado para <strong>de</strong>nominar una raza.<br />
57 También <strong>de</strong>béis saber que todo aquél que aspire a formar parte <strong>de</strong> mi pueblo, pue<strong>de</strong> lograrlo con su amor, su caridad,<br />
con su celo y fi<strong>de</strong>lidad en <strong>la</strong> Ley.<br />
58 Mi pueblo no tiene tierras ni ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>terminadas en el mundo, mi pueblo no tiene raza sino que está en todas <strong>la</strong>s<br />
razas, entre toda <strong>la</strong> Humanidad.<br />
59 Ése es mi pueblo: el que me reconoce y me ama, el que me obe<strong>de</strong>ce y me sigue.<br />
De Enseñanza 160<br />
40 Gozad con mi presencia, pueblo amado, haced fiesta en vuestro corazón, vibrad <strong>de</strong> alegría, porque al fin habéis visto<br />
llegar el Día <strong>de</strong>l Señor.<br />
Temíais que llegara este día porque aún pensabais como los antiguos, creíais que el corazón <strong>de</strong> vuestro Padre era<br />
vengativo, que guardaba rencor por <strong>la</strong>s ofensas recibidas y que, por tanto, traería preparada <strong>la</strong> hoz, el látigo y el cáliz <strong>de</strong><br />
amargura, para ejercer una venganza sobre los que tanto y tan repetidas veces lo habían ofendido.<br />
Pero gran<strong>de</strong> ha sido vuestra sorpresa al comprobar que en el Espíritu <strong>de</strong> Dios no pue<strong>de</strong> existir <strong>la</strong> ira, ni el furor, ni el<br />
aborrecimiento, y que si el mundo solloza y se <strong>la</strong>menta como nunca, no se <strong>de</strong>be a que su Padre le haya dado a comer<br />
ese fruto, ni a beber ese cáliz, sino que se <strong>de</strong>be a que ésa es <strong>la</strong> cosecha que por sus obras va recogiendo <strong>la</strong> Humanidad.<br />
41 Ciertamente que todas <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s que se han <strong>de</strong>satado en este tiempo os fueron anunciadas, mas no por<br />
haberos sido anunciadas, penséis que os <strong>la</strong>s trajo vuestro Señor como un castigo; todo lo contrario, en todos los tiempos<br />
Yo os he prevenido contra el mal, contra <strong>la</strong>s tentaciones y os he ayudado a levantaros <strong>de</strong> vuestras caídas; a<strong>de</strong>más he<br />
puesto a vuestro alcance todos los medios que os son necesarios para que podáis salvaros; pero también <strong>de</strong>béis<br />
reconocer que siempre habéis sido sordos e incrédulos a mis l<strong>la</strong>mados.<br />
42 Hoy mismo os estoy diciendo: Tomad mi Obra como si fuese un arca y penetrad en el<strong>la</strong> para que seáis salvos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
tempesta<strong>de</strong>s que se avecinan; pero veréis cómo muchos no van a querer dar crédito a mi aviso y no se van a preparar;<br />
y cuando <strong>la</strong> prueba llegue y les azote, entonces empezarán a <strong>de</strong>cir que me he vengado en ellos y que les he castigado.<br />
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