Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera
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cosecha.<br />
¿Qué esfuerzo hubierais hecho por elevaros, si siempre hubieseis habitado en <strong>la</strong>s alturas? ¿Qué anhelo <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>ros<br />
podría haber en vosotros, si <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio hubieseis sido gran<strong>de</strong>s? ¿De qué méritos podría haberos Yo<br />
recompensado, si siempre hubieseis sido perfectos?<br />
Pero llegasteis a <strong>la</strong> Tierra y en el<strong>la</strong> encontrasteis el sentimiento opuesto a <strong>la</strong> perfección, al bien. Encontrasteis <strong>la</strong><br />
tentación que induce al mal, <strong>la</strong> <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> carne, <strong>la</strong>s asechanzas <strong>de</strong>l mundo. Allí comenzó <strong>la</strong> lucha <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> envoltura cuya naturaleza era diferente a <strong>la</strong> suya.<br />
<strong>El</strong> espíritu, <strong>de</strong>sorientado en un principio por el mundo y <strong>la</strong> Naturaleza <strong>de</strong> que se veía ro<strong>de</strong>ado, cayó en el letargo,<br />
<strong>de</strong>jando que <strong>la</strong> materia creciese y obrase <strong>de</strong> acuerdo con sus condiciones terrenales, con sus pasiones materiales.<br />
71 Fue necesario que el espíritu viniese entonces a <strong>la</strong> Tierra a encarnar nuevamente, una vez tras otra, en diferentes<br />
materias, más perfectas unas que otras, unas con vida más <strong>la</strong>rga que otras, todas <strong>de</strong> diferentes inclinaciones, para que<br />
el espíritu se formase un concepto <strong>de</strong> sí mismo, para que adquiriese conocimiento y elevación. Así, paso a paso, pudo<br />
llegar el tiempo presente en que pudiera no sólo compren<strong>de</strong>r, sino aun conocer su futuro entre <strong>la</strong> Humanidad y también<br />
<strong>la</strong> vida espiritual que le espera.<br />
Quien llega a adquirir amplio conocimiento a través <strong>de</strong> su lucha, no necesitará para su evolución <strong>de</strong> nuevas materias,<br />
porque estará capacitado para habitar en <strong>la</strong>s moradas espirituales. Así irá esca<strong>la</strong>ndo peldaño por peldaño <strong>la</strong> esca<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />
perfección hasta llegar a Mí.<br />
De Enseñanza 221<br />
54 Muchos <strong>de</strong> vosotros ya no tendréis una nueva oportunidad <strong>de</strong> venir a <strong>la</strong> Tierra, a reparar en el<strong>la</strong> vuestras faltas, no<br />
poseeréis ese instrumento que hoy lleváis y que es vuestro cuerpo, en el que os apoyáis.<br />
Es menester que comprendáis que el venir al mundo es un privilegio para el espíritu, que nunca es un castigo; por tanto,<br />
<strong>de</strong>béis aprovechar esta gracia.<br />
55 Después <strong>de</strong> esta vida iréis a otros mundos a recibir nuevas lecciones y allí encontraréis nuevas oportunida<strong>de</strong>s para<br />
seguir esca<strong>la</strong>ndo y perfeccionándoos. Si habéis cumplido vuestros <strong>de</strong>beres como hombres, <strong>de</strong>jaréis este mundo con<br />
satisfacción por <strong>la</strong> misión cumplida, llevando en vuestro espíritu <strong>la</strong> tranquilidad.<br />
De Enseñanza 223<br />
3 Una gran ignorancia espiritual envuelve a <strong>la</strong> Humanidad; no se da cuenta <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino ni <strong>de</strong> su responsabilidad en <strong>la</strong><br />
Tierra, y por eso se ha perdido <strong>de</strong> <strong>la</strong> senda.<br />
4 <strong>El</strong> hombre ignora quién es, por lo que no sabe cuánto atesora en su espíritu. Se ha concretado a <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r sus<br />
faculta<strong>de</strong>s humanas, pero <strong>la</strong>s <strong>de</strong>l espíritu <strong>la</strong>s ha ignorado por su falta <strong>de</strong> interés en lo que es elevado y noble.<br />
5 ¿Cómo podría <strong>la</strong> Humanidad <strong>de</strong>scubrir <strong>la</strong>s potencias que en sí lleva?<br />
6 Ha sido menester que me aproxime Yo a vuestro corazón para <strong>de</strong>spertaros <strong>de</strong>l profundo letargo espiritual en que<br />
estabais sumidos y recordaros que no sois tan sólo materia, que no sois pequeños y menos parias.<br />
7 Al escuchar mi pa<strong>la</strong>bra, llenos <strong>de</strong> gozo me habéis dicho: -Señor, ¿es posible que existan tantos dones en nuestro ser?-<br />
Entonces habéis comenzado a compren<strong>de</strong>r algo <strong>de</strong> lo que sois y <strong>de</strong> lo que significáis en el Universo.<br />
8 A veces ponéis en duda los dones <strong>de</strong> los que os he dicho que sois poseedores, y Yo os digo que vuestra duda<br />
proviene <strong>de</strong> que no los habéis <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do, por lo que no pue<strong>de</strong>n manifestarse en <strong>la</strong> forma que vosotros quisierais.<br />
9 Es cierto que hay casos en que con sólo <strong>la</strong> fe podéis realizar obras sorpren<strong>de</strong>ntes, pero <strong>de</strong>béis saber que fue mi amor<br />
el que os concedió aquel prodigio para alentar vuestra fe, aun cuando todavía no os encontraseis capacitados para llevar<br />
a cabo aquel<strong>la</strong> obra.<br />
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