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Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera

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29 Mas, ¿hasta cuándo se dará cuenta esta pueblo <strong>de</strong> <strong>la</strong> misión espiritual que tiene ante los <strong>de</strong>más pueblos <strong>de</strong> <strong>la</strong> Tierra?<br />

30 Os he dicho que no queráis ser más que ninguno, ni pretendáis estar antes que nadie; sin embargo, vuestro <strong>de</strong>stino<br />

es gran<strong>de</strong> y hasta <strong>la</strong> misma nación que os presta su abrigo tiene que cumplir <strong>la</strong> parte que le correspon<strong>de</strong> en esta Obra.<br />

31 He venido a enseñaros para que <strong>de</strong>is <strong>la</strong> Buena Nueva a vuestros hermanos, para que cuando el instante sea llegado,<br />

llevéis mi mensaje a <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más naciones; pero os veo durmiendo aún, sin que presintáis el alcance tan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

vuestra misión.<br />

32 ¿Queréis acaso que sean el dolor, <strong>la</strong> miseria, <strong>la</strong> enfermedad, el hambre, <strong>la</strong>s que os <strong>de</strong>spierten <strong>de</strong> vuestro letargo?<br />

33 Es muy amargo el cáliz que bebéis y muy pesadas <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas que arrastráis. Seguís siendo el pueblo cautivo <strong>de</strong>l<br />

Faraón. Mientras más anheléis vuestra libertad, mayores son los trabajos que os impone y mayor es vuestro tributo.<br />

¿Hasta dón<strong>de</strong> llegará vuestra amargura?<br />

34 Es menester que los que están <strong>de</strong>spiertos sacudan <strong>de</strong> su letargo a los <strong>de</strong>más, a los que aún siguen dormidos, y les<br />

digan que el Señor, al igual que en aquel tiempo, les espera en el monte, para hacerles oír su voz <strong>de</strong> Padre y enseñarles<br />

el camino que les conduzca a <strong>la</strong> libertad y a <strong>la</strong> paz; pero unos y otros <strong>de</strong>béis enten<strong>de</strong>r muy bien mi pa<strong>la</strong>bra, porque si<br />

no, os preguntaréis: -¿Quién es el Faraón? ¿Cuál es <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud <strong>de</strong> que nos hab<strong>la</strong>? ¿En qué monte va a hab<strong>la</strong>rnos el<br />

Señor? ¿Hacia dón<strong>de</strong> nos conducirá el camino que Él va a seña<strong>la</strong>rnos?<br />

35 Mas es necesario que aprendáis a analizar el sentido figurado en que os estoy hab<strong>la</strong>ndo, para que <strong>de</strong>spués podáis<br />

explicarlo a vuestros hermanos sin que caigáis en confusión.<br />

36 <strong>El</strong> ambiente en que vivís y que en este tiempo os envuelve, es el Faraón <strong>de</strong> esta Era; se encuentra saturado <strong>de</strong><br />

egoísmo, <strong>de</strong> odio, <strong>de</strong> codicia y <strong>de</strong> todos los pecados <strong>de</strong> <strong>la</strong> Humanidad.<br />

37 Las ca<strong>de</strong>nas son vuestras necesida<strong>de</strong>s que os obligan a someteros al egoísmo reinante, a <strong>la</strong> injusticia y hasta <strong>la</strong><br />

perversidad.<br />

38 <strong>El</strong> monte don<strong>de</strong> os espero está en <strong>la</strong> conciencia <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> vosotros, <strong>la</strong> cual quiero que se haga oír en vuestro<br />

corazón, porque en el<strong>la</strong> está escrita mi Ley.<br />

39 <strong>El</strong> camino es <strong>la</strong> ruta que os llevará a conquistar <strong>la</strong> paz <strong>de</strong>seada y a esa libertad que anheláis, que es el cumplimiento<br />

<strong>de</strong> esa misma Ley.<br />

44 Oídme: Dios, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida humana, se manifestó al hombre como Ley y justicia. <strong>El</strong> Espíritu Divino se<br />

materializaba ante <strong>la</strong> pequeñez y <strong>la</strong> inocencia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s primeras criaturas, haciéndoles oír su voz humanizada y<br />

comprensible.<br />

La sensibilidad <strong>de</strong> aquellos seres <strong>de</strong>spertó, hasta saber interpretar al Padre a través <strong>de</strong> <strong>la</strong> Naturaleza; cuando vivían en<br />

<strong>la</strong> obediencia, experimentaban <strong>la</strong> caricia divina a través <strong>de</strong> cuanto les ro<strong>de</strong>aba; también sabían <strong>de</strong>l tropiezo y <strong>la</strong><br />

amargura, que les indicaba que habían faltado ante su Señor.<br />

Hice que bril<strong>la</strong>ra en ellos <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> conciencia, que había <strong>de</strong> ser en <strong>la</strong> jornada el faro, el juez y el consejero.<br />

Instintivamente los primeros hombres supieron que aquel Padre invisible siempre or<strong>de</strong>naba el bien, y que esa or<strong>de</strong>n<br />

constituía <strong>la</strong> ley en <strong>la</strong> que <strong>de</strong>berían vivir. A esa luz interior le l<strong>la</strong>masteis <strong>la</strong> ley natural.<br />

45 Mas tar<strong>de</strong>, cuando el hombre se multiplicó y en su multiplicación se olvidó <strong>de</strong> cumplir con aquel<strong>la</strong> ley, <strong>de</strong>soyendo <strong>la</strong><br />

voz <strong>de</strong> su conciencia y apartando <strong>de</strong> sí todo temor, el Padre, que había seguido al hijo en su <strong>de</strong>stierro, le envió hombres<br />

dotados <strong>de</strong> elevado espíritu por su virtud y sabiduría, para recordarle el camino <strong>de</strong>l cual se había alejado.<br />

46 ¿No recordáis al justo Abel, cuya sangre aún rec<strong>la</strong>mo? Él murió junto a su ofrenda.<br />

47 ¿Y al ferviente Noé, quien soportando <strong>la</strong>s bur<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente, anunció <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> su Señor hasta el último<br />

momento? <strong>El</strong>los, con sus actos, os recordaron mi existencia y mi Ley.<br />

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