Tercer Testamento - El Libro de la Vida Verdadera
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están dotados <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s y pue<strong>de</strong>n hacer uso <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. En su espíritu está <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> conciencia; pero a <strong>la</strong> vez que <strong>la</strong><br />
materia se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>, con el<strong>la</strong> se <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s pasiones, <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s inclinaciones, siendo éstas <strong>la</strong>s que luchan contra<br />
<strong>la</strong>s virtu<strong>de</strong>s. Dios así lo permite, porque sin lucha no hay méritos, y así lo necesitáis para ascen<strong>de</strong>r en el camino<br />
espiritual.<br />
¿Cuál sería el mérito <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios, si no lucharan? ¿Qué haríais si vivieseis llenos <strong>de</strong> felicidad, como lo <strong>de</strong>seáis<br />
en el mundo? ¿Ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> comodida<strong>de</strong>s y riquezas podríais esperar el progreso espiritual? Estaríais estancados,<br />
porque no existe el mérito don<strong>de</strong> no hay lucha.<br />
43 Mas no os confundáis, porque al hab<strong>la</strong>ros <strong>de</strong> lucha, Yo me refiero a <strong>la</strong> que <strong>de</strong>sarrolláis para vencer vuestras<br />
<strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y pasiones. Esas luchas son <strong>la</strong>s únicas que permito a los hombres para que dominen su egoísmo y su<br />
materialidad, a fin <strong>de</strong> que el espíritu tome su verda<strong>de</strong>ro sitio iluminado por <strong>la</strong> conciencia.<br />
44 Esa batal<strong>la</strong> interior sí <strong>la</strong> autorizo, mas no aquel<strong>la</strong> que hacen los hombres con el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> engran<strong>de</strong>cerse, cegados<br />
por <strong>la</strong> ambición y <strong>la</strong> maldad.<br />
45 <strong>El</strong> ruido y los horrores <strong>de</strong> <strong>la</strong>s guerras fratricidas han apagado <strong>la</strong> sensibilidad <strong>de</strong>l corazón humano, han impedido <strong>la</strong><br />
manifestación <strong>de</strong> todo sentimiento elevado, como son <strong>la</strong> caridad y <strong>la</strong> compasión.<br />
46 No quiero <strong>de</strong>ciros que todos se encuentren así, no, porque aún hay hombres en los cuales existen sensibilidad,<br />
compasión y amor para sus semejantes, llegando hasta el sacrificio para evitarles males o librarlos <strong>de</strong> alguna prueba. Si<br />
esta ayuda llegan a daros algunos hombres, ¿qué no hará vuestro Padre Celestial por vosotros que sois sus hijos?<br />
Entonces, ¿cómo habéis llegado a pensar que Él os envía el dolor y <strong>la</strong> <strong>de</strong>so<strong>la</strong>ción?<br />
47 Soy el mismo Maestro que en el Segundo Tiempo os habló <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> los Cielos; soy el mismo Cristo<br />
manifestando <strong>la</strong> verdad a través <strong>de</strong> los siglos, <strong>la</strong>s lecciones eternas que son inmutables, porque son reve<strong>la</strong>ciones que<br />
brotan <strong>de</strong> mi Espíritu.<br />
48 Mirad en Mí al Padre, porque <strong>de</strong> cierto os digo que Cristo con el Padre es Uno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> eternidad, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes <strong>de</strong><br />
que los mundos fueran. En el Segundo Tiempo ese Cristo que es Uno con Dios, encarnó en <strong>la</strong> Tierra en el cuerpo<br />
bendito <strong>de</strong> Jesús; y así vino a ser el Hijo <strong>de</strong> Dios, mas sólo en cuanto hombre, porque vuelvo a <strong>de</strong>ciros que un solo Dios<br />
existe.<br />
49 A veces pensáis que os hablo <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>l espíritu y que me olvido <strong>de</strong> vuestras necesida<strong>de</strong>s y preocupaciones<br />
humanas, a lo cual os digo: Buscad el Reino <strong>de</strong> Dios y su justicia, y lo <strong>de</strong>más se os dará por añadidura. Entonces vendrá<br />
a vosotros <strong>la</strong> paz, <strong>la</strong> serenidad, <strong>la</strong> comprensión, el perdón, el amor y, en <strong>la</strong> parte material, todo lo tendréis en<br />
abundancia.<br />
50 Yo conozco y sé <strong>de</strong> todas vuestras necesida<strong>de</strong>s y me encargo <strong>de</strong> aliviar todas vuestras preocupaciones según mi<br />
voluntad; y si en ocasiones os habéis sentido <strong>de</strong>fraudados porque no os he concedido inmediatamente aquello que<br />
pedíais, no por eso sois menos amados <strong>de</strong>l Padre: es porque así os conviene.<br />
De Enseñanza 11<br />
10 <strong>El</strong> <strong>de</strong>stino tiene <strong>la</strong> piedad que Dios ha puesto en él, el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> los hombres está lleno <strong>de</strong> <strong>la</strong> bondad divina.<br />
11 Vosotros no encontráis muchas veces esa bondad porque no <strong>la</strong> sabéis buscar.<br />
12 Si <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino marcado por Mí a cada espíritu vosotros trazáis un camino duro y amargo, Yo trato <strong>de</strong><br />
endulzarlo, mas nunca <strong>de</strong> aumentar su amargura.<br />
13 En <strong>la</strong> vida los hombres se necesitan los unos a los otros, ninguno está <strong>de</strong> más y ninguno está <strong>de</strong> menos. Todas <strong>la</strong>s<br />
vidas son necesarias <strong>la</strong>s unas a <strong>la</strong>s otras para el complemento y <strong>la</strong> armonía <strong>de</strong> su existencia.<br />
14 Los pobres necesitan <strong>de</strong> los ricos y éstos <strong>de</strong> aquéllos. Los malos necesitan <strong>de</strong> los buenos y éstos <strong>de</strong> los primeros.<br />
Los ignorantes necesitan <strong>de</strong> los sabios y los que saben, <strong>de</strong> los que ignoran. Los pequeños necesitan <strong>de</strong> los mayores y<br />
éstos a su vez necesitan <strong>de</strong> los niños.<br />
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