LA IDENTIDAD ANDALUZA EN EL FLAMENCO - Jaleo!!!
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Sin embargo, dentro de la población no gitana se da un fuerte carácter de<br />
discriminación hacia la mujer, que se materializa en su nula presencia como socios de<br />
las peñas flamencas, o en un condicionamiento de su presencia en eventos flamencos a<br />
la asistencia del marido-compañero. Prueba de ello es que en las peñas flamencas se<br />
organicen actos en los que se busca la "conveniencia horaria" para el ama de casa, o<br />
donde se sacrifican cualidades del flamenco por otros cantes y formas supuestamente<br />
más del agrado de público femenino, o bien que sea frecuente la existencia del día<br />
"Homenaje a la mujer del socio".<br />
Al cante y al toque, también al hombre se le atribuyen unas cualidades sonoras y<br />
físicas mejores que las de la mujer, que la han apartado de ellos. Si bien conocemos la<br />
importancia que en los Cafés Cantantes tuvo la mujer como cantaora y tocaora — cuya<br />
preponderancia llegó a ser de 1 a 7—, la figura de la mujer en el escenario soportaba<br />
una fuerte crítica que en muchos casos la excluyó de los mismos, aún cuando los<br />
cantaores reconocían y reconocen haber aprendido de sus madres cuando eran niños.<br />
Afortunadamente, esta actitud ha ido cambiando y hoy en día existen un gran numero<br />
de cantaoras, como Carmen Linares, Estrella Morente o Lole, cuyas cualidades y<br />
talentos son reconocidas sin excepción, y que ocupan la plaza que se merecen dentro<br />
del flamenco.<br />
Es al baile donde la mujer ha tenido siempre mayor preponderancia, si bien<br />
siempre a costa de soportar el estigma de artista. Existiendo para la ortodoxia dos<br />
cánones bien diferentes del baile flamenco, como ya hemos visto.<br />
Finalmente, y como ya hemos adelantado, el acceso al toque y la percusión<br />
instrumental se ha facilitado sólo a los hombres. Al toque, la guitarra ha sido un espacio<br />
prohibido para las mujeres en lo profesional, si bien hasta principios del siglo XX<br />
conocemos abundantes casos de mujeres que ocuparon este papel en el flamenco. Se<br />
atribuyen a esta situación diferentes razones como la adecuación de mayor fuerza para<br />
tocar mejor, o la mano mas grande del hombre, aunque existe una razón central que se<br />
fundamenta en la propia división del trabajo en el flamenco, en el que el guitarrista<br />
ocupa el papel de intermediario y protector de los otros artistas del cuadro, y<br />
especialmente, de las bailaoras.