11.05.2013 Views

Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

En la otra pared, frontera a la mesa, había dibujada una cama, con su correspondiente<br />

dosel sostenido por airosas columnas salomónicas; junto al lecho<br />

la mesita <strong>de</strong> noche, con su lamparita, botella <strong>de</strong> agua y <strong>de</strong>más accesorios indispensables...<br />

A un hogar tan completo, sólo le faltaba, a nuestro parecer, una cosa: la<br />

<strong>de</strong>spensa. Y lo completamos dibujando un armario, con sus correspondientes<br />

estantes repletos <strong>de</strong> todo bien <strong>de</strong> Dios: jamones, embutidos, quesos, fruta,<br />

cestillas <strong>de</strong> huevos, botes <strong>de</strong> mermelada... Cuando nos apretaba el hambre no<br />

faltaba quien hiciera un viajecito a la <strong>de</strong>spensa... para consolarse, aunque no<br />

fuera más que con la vista <strong>de</strong> aquellos manjares.<br />

Con esto engañábamos al hambre. Porque en San Elias la empezamos a<br />

conocer. Era verda<strong>de</strong>ramente triste consi<strong>de</strong>rar el afán con que pedíamos al<br />

repartidor que nos sirviera un poco más <strong>de</strong>l cazo reglamentario; y cómo sistemáticamente<br />

nos era negado, aunque sobrara comida y tuvieran que arrojarla<br />

a los cerdos.<br />

Poco a poco fuimos poniendo en práctica algunos trucos, que nos ayudaban<br />

un poco- Los primeros <strong>de</strong> la fila <strong>de</strong>voraban rápidamente su ración y volvían a<br />

hacer cola <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber limpiado concienzudamente su plato para aparentar<br />

que aún no habían recibido su ración. Más tar<strong>de</strong>, habiendo escamoteado<br />

algunos platos, ya no era necesario apresurarse y nos repartíamos entre todos<br />

el suplemento así conseguido.<br />

Triste es tener que <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a estos <strong>de</strong>talles; pero ellos nos darán la<br />

medida <strong>de</strong> la necesidad que pasamos en aquel encierro.<br />

Añádase a lo dicho que ya llevábamos cerca <strong>de</strong> tres semanas encerrados<br />

y en todo este tiempo ni pudimos afeitarnos ni cambiarnos <strong>de</strong> ropa, presentando<br />

todos un aspecto repugnante, que sólo la costumbre <strong>de</strong> vernos <strong>de</strong> tal<br />

manera hacía tolerable.<br />

SALIDA DE SAN ELIAS<br />

Por fin, a mediados <strong>de</strong> Mayo, la policía oficial entró en San Elias y obligó<br />

a los milicianos <strong>de</strong> la F. A. I. a entregar su presa, procediendo luego a clausurar<br />

el siniestro edificio. En dos gran<strong>de</strong>s coches fuimos trasladados a la Jefatura<br />

<strong>de</strong> Policía, no sin habernos advertido ante los milicianos que nos escoltaban,<br />

que al primer intento <strong>de</strong> escabullimos, dispararían sus armas.<br />

Llegamos a Jefatura a las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. En San Elias no nos habían dado<br />

<strong>de</strong> comer porque creían que saldríamos antes; y en Jefatura tampoco, porque<br />

llegamos pasada la hora <strong>de</strong>l rancho. Paciencia. Creíamos que se nos pondría<br />

inmediatamente en libertad y entonces podríamos satisfacer nuestro apetito.<br />

Pero nos angañamos. A pesar <strong>de</strong> lo injusto y arbitrario <strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>tención,<br />

en Jefatura, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ficharnos, nos mandaron a los calabozos subterráneos.<br />

EN LOS CALABOZOS DE JEFATURA<br />

Varias han sido las cárceles que he recorrido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la implantación <strong>de</strong> la<br />

República; pero ninguna tan hedionda y repugnante como los calabozos <strong>de</strong><br />

la Jefatura <strong>de</strong> Policía, en Barcelona. San Elias, a su lado, era un sanatorio.<br />

En primer lugar, no había luz natural. Unos altos ventanucos enrejados<br />

<strong>de</strong>jaban pasar unos tenues rayos <strong>de</strong> luz, tamizados ya por las altas edificaciones<br />

190

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!