Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

ADQUISICIÓN DE UNA RADIO
El aislamiento en que se encuentra el colegio, era una gran ventaja, en
cuanto no atraía la atención de nadie; pero por otra parte, mantenía a los Salesianos
por completo ajenos a la marcha del Movimiento Nacional y a la
unión espiritual de la verdadera España; por lo cual se adquirió un buen aparato
de radio, pues el que había, sobre ser poco potente, estaba al servicio de
los guardias y no salía de la Administración.
Desde aquel día, un lazo invisible mantenía unido aquel grupo de religiosos
con la España Nacional y se podían oir noticias fidedignas de la marcha de
la Cruzada, que servían para consolar y alentar a todos; de cuando en cuando
les era dado saborear las dulces palabras del Papa, siempre llenas de piedad
y unción, o las del Generalísimo, que infundían alientos y esperanzas. Un gran
mapa de España y algunos regionales facilitaban la comprensión de los partes
de guerra, que eran seguidos diariamente con creciente interés.
No dejaban, sin embargo, de pasarse sustos y sobresaltos.
LA EMISORA CLANDESTINA
Un día, a mediados de Diciembre, y sin que nadie se hubiese dado cuenta,
apareció la casa acordonada por los milicianos. El temor sobrecogió a todos.
¿Qué ocurría? Desde las ventanas se los vio dirigirse a la «torre», en donde
permanecieron mucho rato registrando todas sus dependencias. En el desván,
lleno de polvo y medio destruido se encontraba un aparato de radio adquirido
el año 1922, de modelo antiquísimo, y que había quedado arrinconado allí
desde hacía mucho tiempo. Esto fue lo que les intrigó y quisieron saber qué
servicio prestaba aquel armatoste; y al convencerse de que no servía para
nada, lo dejaron.
Habían recibido la denuncia de que en la «torre» había instalada una
emisora de radio clandestina, y habían querido sorprender a «los frailes» con
las manos en la masa. Por fortuna no fue difícil convencerlos de lo absurdo
de tal denuncia, y se les pasó el recelo. Con esto y unas copitas, se les acabó de
desvanecer toda sospecha y volvió el colegio a su ordinaria tranquilidad.
DESPOJO DE LA CAPILLA
Ya hemos referido cómo la capilla había sido olvidada, afortunadamente
en la primera inspección que se llevó a cabo. Hasta mucho tiempo después
permaneció cerrada, sin que nadie pusiera los pies en ella.
A primeros de Septiembre salió un bando por el que se ordenaba la recogida
de metales útiles, procedentes de las iglesias. Para cumplimentar esta
orden se personaron en el colegio algunos empleados del Municipio y procedieron
a descolgar las magníficas arañas de bronce que adornaban el Altar
Mayor, además de incautarse de los candelabros del mismo metal que sostenían
las lámparas de las paredes laterales.
Aunque este despojo no dejó de apesadumbrar a los Salesianos, con todo,
aún había motivos para consolarse; quedaban las imágenes de María Auxiliadora
y Don Bosco, así como las de los altares laterales.
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