Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

fañadas sus capillas e incendiadas las de Barcelona, Madrid y Valencia, si
bien no quedaron del todo destruidas.
Durante los dos años y medio de guerra, algunas de estas casas, que
reunían inmejorables condiciones para asilos u hospitales, fueron habilitadas
para estos fines; gracias a ello pudieron ser recuperadas en buen estado; algunas
mejoradas, incluso, en su aspecto material. Tal sucedió, en efecto, con las
casas de Alella y Llisá, que habían servido de internado para niños, y las de
Barcelona, Madrid, Sueca y Torrente, que fueron convertidas en escuelas.
La Casa de Alicante sirvió para cárcel de mujeres y en la de Sarria se
instaló la Residencia del Asilo de nuestra Señora del Puerto, dependiente
del Ayuntamiento de Barcelona.
LAS HERMANAS
Durante la guerra permanecieron en la zona roja más de cincuenta Religiosas
Salesianas, dispersas. Algunas pudieron refugiarse en casa de sus parientes;
otras pasaron el temporal sirviendo en casas particulares; dos fueron
detenidas en Valencia, al intentar trasladarse a Torrente y hubieron de permanecer
seis meses en la cárcel.
Las religiosas de Madrid lograron acogerse al seguro de una Embajada,
de donde pudieron salir y embarcarse para Italia.
De esta comunidad había dos Hermanas que se encontraban en Santander,
al frente de una colonia veraniega escolar de niñas. Trasladadas a Barcelona
a la caída del Norte en poder de los Nacionales, continuaron al frente de la
colonia, pasando por personas seglares, y hasta el fin de la guerra permanecieron
en su puesto, respetadas por los dirigentes y queridas de las niñas. Gracias
a la arriesgada misión de estas beneméritas hermanas, cumplida con extraordinaria
abnegación y maravilloso tacto, se pudo ayudar a no pocas de las hermanas
dispersas y necesitadas. Como la colonia era abastecida abundantemente,
aun en tiempos de escasez, las buenas hermanas se servían de las circunstancias
providenciales en que se encontraban para socorrer la precaria situación
de otras religiosas necesitadas o enfermas. No sólo; cuando se enteraron de
que en la cárcel de Barcelona estaban encerrados varios salesianos, no dejaron
de enviarles diariamente una cesta con abundantes provisiones a fin de mitigar,
en lo posible, la carencia de alimentos que padecían. La misma caridad
tuvieron para con los salesianos que se encontraban enfermos o necesitados.
LA CASA INSPECTORIAL
El día 17 de Julio habían llegado al Colegio de Santa Dorotea (Sarria)
las hermanas de la región levantina a fin de dar comienzo a los Ejercicios Espirituales,
cuya primera tanda suele comenzar en esos días. Con este motivo
se habían reunido en la casa unas setenta hermanas, a las que hay que agregar
un grupo de doce novicias y unas treinta niñas.
A la hora de costumbre dieron comienzo los Ejercicios, predicados por el
Rvdo. don Antonio Recaséns (instrucciones) y el llorado mártir don Sergio
Cid (meditaciones).
El día 18 transcurre tranquilo para las Hermanas, que atienden fervorosa-
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