Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr
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señor a visitarle y <strong>de</strong> paso a llevarle la ropa limpia. Con este motivo estuvieron<br />
hablando largo rato. Don Jaime le expuso al señor Ricote su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong><br />
trasladarse a su pueblo, creyendo que allí estaría más seguro que en Barcelona,<br />
pues en un pueblecito <strong>de</strong> la montaña no era fácil hubiesen llegado las cosas<br />
al extremo en que se veían en la capital.<br />
Una vez conseguida la documentación necesaria para viajar sin ser molestado<br />
en los controles, marchó para su pueblo. Pero en la estación <strong>de</strong>l Norte<br />
fue <strong>de</strong>tenido como sospechoso y conducido a la Jefatura <strong>de</strong> Policía. En este<br />
centro todavía prestaban servicio muchos oficiales y policías honrados, que al<br />
ver cómo eran tan arbitrariamente <strong>de</strong>tenidos los religiosos, monjas y sacerdotes,<br />
hacían todo lo posible por salvarlos.<br />
A este fin, cuando los <strong>de</strong> la patrulla que habían traído al preso se marchaban,<br />
se apresuraban a poner en libertad a los <strong>de</strong>tenidos. Don Jaime Bonet<br />
encontró entre los policías a un buen Cooperador Salesiano, el cual le puso<br />
inmediatamente en la calle, recomendándole que usara <strong>de</strong> toda pru<strong>de</strong>ncia<br />
para no caer <strong>de</strong> nuevo en manos <strong>de</strong> la patrulla, pues entonces ya no lo traerían<br />
a Jefatura, sino que le asesinarían sin contemplaciones.<br />
Habiendo fracasado en su intento <strong>de</strong> partir para el pueblo, don Jaime hubo<br />
<strong>de</strong> volver a casa <strong>de</strong> su pariente; pero bien pronto se comenzó a correr la voz<br />
por el barrio <strong>de</strong> que había por allí un cura escondido, y ante el peligro <strong>de</strong> que le<br />
<strong>de</strong>tuvieran, intentó <strong>de</strong> nuevo salir <strong>de</strong> Barcelona, con éxito esta vez, pues consiguió<br />
llegar hasta Montmagastrell, su pueblo natal.<br />
Contra lo que esperaba, también en aquellas apartadas regiones se había<br />
infiltrado el virus rojo y eran cruelmente perseguidos los sacerdotes; por lo<br />
que tuvo que escon<strong>de</strong>rse inmediatamente; pero creyéndose poco seguro, se trasladó<br />
<strong>de</strong> noche a un silo o <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong> alfalfa seca, en las afueras <strong>de</strong>l pueblo,<br />
don<strong>de</strong> creía estar más seguro. Allí la soledad, el intenso calor, los millares <strong>de</strong><br />
insectos que le torturaban y sobre todo la angustia y el temor <strong>de</strong> tener que<br />
pasar mucho tiempo <strong>de</strong> aquella guisa, le hicieron concebir el pensamiento <strong>de</strong><br />
volverse a Barcelona/en don<strong>de</strong> creía po<strong>de</strong>r vivir en mejores condiciones. A este<br />
fin sus familiares le procuraron un salvoconducto, firmado por el Comité <strong>de</strong>l<br />
pueblo, y se dirigió a Tárrega, para tomar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí el tren <strong>de</strong> Barcelona.<br />
Ya se hallaba en la taquilla para sacar el billete, cuando fue <strong>de</strong>tenido como<br />
sospechoso por una patrulla, la cual, al ver que venía <strong>de</strong> Montmagastrell, le<br />
condujo <strong>de</strong> nuevo a su pueblo. Después <strong>de</strong> un <strong>de</strong>tenido interrogatorio, en el que<br />
los <strong>de</strong>l pueblo le <strong>de</strong>fendieron, los <strong>de</strong> Tárrega fingieron quedar satisfechos, y le<br />
dijeron que a la mañana siguiente se presentara al Comité <strong>de</strong> dicha localidad,<br />
en don<strong>de</strong> le proveerían <strong>de</strong>l oportuno salvoconducto, a fin <strong>de</strong> que pudiera proseguir<br />
su viaje a Barcelona.<br />
Contento don Jaime por lo bien que parecían salirle las cosas, al día siguiente,<br />
muy confiado, se presentó al Comité <strong>de</strong> Tárrega; pero como todo había<br />
sido un lazo hábilmente preparado, le <strong>de</strong>tuvieron, y al día siguiente, 16 <strong>de</strong><br />
Agosto, le condujeron a las afueras <strong>de</strong>l pueblo, en don<strong>de</strong> le asesinaron.<br />
Su cadáver no ha podido ser encontrado. Los milicianos solían enterrarlos<br />
superficialmente, por lo que en ocasiones los perros los <strong>de</strong>senterraban y aparecían<br />
por el pueblo con algún miembro en la boca. Horrorizada la gente exigió<br />
que terminara aquello. Y a partir <strong>de</strong> entonces quemaban los cadáveres con gasolina<br />
antes <strong>de</strong> enterrarlos.<br />
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