Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr
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—'¿Tiene usted documentación?<br />
—Sí, señor. ¿Desea verla?<br />
Y diciendo esto sacó su cartilla militar y su cédula <strong>de</strong> estudiante, extendida<br />
en Madrid. Después <strong>de</strong> darle un rápido vistazo, prosiguió el miliciano:<br />
—¿Y qué hacía usted en el Tibidabo?<br />
Y al <strong>de</strong>cir esto sacó y mostró a don Pablo una lista completa <strong>de</strong> todo el<br />
personal <strong>de</strong> la casa. ¿Cómo se hizo con ella? Debieron <strong>de</strong> arrancársela, a fuerza<br />
<strong>de</strong> amenazas, al muchacho capturado la noche anterior.<br />
Don Pablo, al verse incluido en la lista, <strong>de</strong>claró que habiendo terminado<br />
sus estudios en Madrid, había vuelto a Barcelona, y aunque vivía con su tía en<br />
aquella casa, con todo solía ir a pasear algunas tar<strong>de</strong>s al Tibidabo.<br />
Intervino entonces en la conversación la, tía <strong>de</strong> don Pablo, la cual supo<br />
alegar razones tan convincentes en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> su sobrino, que, al parecer, los<br />
milicianos quedaron convencidos; tanto es así, que el que llevaba la voz cantante<br />
y que pertenecía a la C. N. T., dijo a su compañero:<br />
—Éste hace cara <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir la verdad. Trae al otro, que haremos el careo.<br />
El otro miliciano, perteneciente a la F. A. I., salió refunfuñando.<br />
¿El otro? ¿Quién será el otro?, se preguntaban con la mirada) los <strong>de</strong> la<br />
casa. Y pensaban en don José Caselles...<br />
Mientras tanto, el miliciano <strong>de</strong> la C. N. T., que parecía más humano que<br />
su compañero y su jefe, mostró unos documentos por los que se les autorizaba<br />
a registrar los domicilios <strong>de</strong> las personas sospechosas. Luego añadió, dirigiéndose<br />
a don Pablo:<br />
—Si sale usted <strong>de</strong> aquí, ya no volverá más. Ayer pillamos a uno que marchaba<br />
a Valencia (don José Caselles). No sabía nada <strong>de</strong> nada. Pero ya no lo<br />
volverán a ver.<br />
Se confirma con esto que don José Caselles había permanecido mudo durante<br />
el interrogatorio a que fue sometido, sin <strong>de</strong>latar a ninguno <strong>de</strong> sus hermanos.<br />
El muchacho no tuvo la misma fortaleza.<br />
A poco se oyeron pasos y al abrirse la puerta, apareció, entre dos milicianos,<br />
don José Castell, a quien pocas horas antes había visto don Pablo libre<br />
y seguro. ¿Cómo le prendieron? No se ha podido averiguar.<br />
Estaba muy <strong>de</strong>mudado, pero procuraba aparecer tranquilo y sereno. Seguramente<br />
presentía su trágico fin y su alma se preparaba al gran paso.<br />
Don Pablo Baraut refiere la escena que siguió con estas palabras:<br />
«Yo procuré disimular el primer movimiento <strong>de</strong> estupor. Él hizo lo propio.<br />
—¿Le conoces? ¿Le has visto en el Tibidabo? —me preguntaron.<br />
Yo estaba in<strong>de</strong>ciso. Les había confesado que había pasado allí unos días<br />
<strong>de</strong> vacaciones. Don José Castell figuraba en la lista que yo había visto. No<br />
cabía negación; por otra parte, ignoraba en absoluto lo que él hubiera podido<br />
<strong>de</strong>clarar. Así es que me limité a contestar evasivamente.<br />
—Sí —les dije—. He estado en el Tibidabo; pero pocos días; mas son tantas<br />
las personas que por allí se ven, que no podría precisar ahora si le he visto.<br />
—¿Y tú, le has visto? —preguntaron a don José.<br />
—Yo —replicó el mártir con <strong>de</strong>cisión—, ya os he dicho que sólo respon<strong>de</strong>ré<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los jueces responsables. Llevadme allá,<br />
Ésta era la respuesta más a<strong>de</strong>cuada para irritarlos, puesto que equivalía a<br />
<strong>de</strong>sconocer su autoridad; por lo que el miliciana <strong>de</strong> la C. N. T. se levantó<br />
amenazador, y dando un fuerte puñetazo en la mesa, exclamó:<br />
—Aquí no hay más autoridad que la mía. Ya está usted <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus<br />
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