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Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

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los milicianos, que antes <strong>de</strong> partir para el frente <strong>de</strong> Zaragoza, querían ver satisfechas<br />

alguna <strong>de</strong> sus ruines venganzas*<br />

Así fue sacrificado, víctima propiciatoria, el santo Arcipreste <strong>de</strong> Santa<br />

María, reverendo don José Samsó, inmolado por el odio y sectarismo <strong>de</strong> unos<br />

<strong>de</strong>salmados.<br />

Los <strong>de</strong>más sacerdotes y religiosos, salvo alguna lamentable excepción, apenas<br />

fueron molestados» Los Salesianos fueron autorizados, caso más bien<br />

único que raro, a permanecer en su antiguo colegio. Tal vez no fuera extraño<br />

a esta <strong>de</strong>cisión el magnífico trato que guardias y milicianos recibían en él,<br />

hasta tal punto que todos se disputaban el servicio <strong>de</strong> hacer guardia en nuestra<br />

casa.<br />

UNA COMUNIDAD REGULAR EN ZONA ROJA<br />

Tal era la seguridad que disfrutaban los Salesianos, que poco a poco, los<br />

que dormían en la torre, bajaron a instalarse en el colegio; una <strong>de</strong> las celdas<br />

<strong>de</strong> la enfermería se convirtió en capilla, en don<strong>de</strong> diariamente se celebraba la<br />

Santa Misa y se guardaba el Santísimo con las <strong>de</strong>bidas precauciones. Asimismo<br />

se celebraban en común las <strong>de</strong>más prácticas <strong>de</strong> piedad.<br />

Los únicos autorizados por el Comité para residir en el Colegio eran: el<br />

Director y el Prefecto; el cocinero señor Más, el ropero señor Larumbe y el enfermero<br />

señor Garrués.<br />

Los dos confesores, don Juan Toldrá y don Mariano Beltrán, habían salido<br />

el día <strong>de</strong> la incautación y en un coche, puesto a su disposición por los milicianos,<br />

habían ido a refugiarse en Cal<strong>de</strong>tas, don<strong>de</strong> residía un hermano <strong>de</strong> don Mariano<br />

Beltrán. Don Ponciano Blasco había encontrado generosa hospitalidad en casa<br />

<strong>de</strong>l profesor <strong>de</strong> violín, el malogrado señor Castells. Don Luis Ribera, igualmente,<br />

en casa <strong>de</strong> los beneméritos Cooperadores señores Nonell, y don Francisco<br />

Aparicio en casa <strong>de</strong>l señor Cardoner, nuestro maestro <strong>de</strong> obras.<br />

Naturalmente, los Salesianos que residían en Mataró, seguían en contacto<br />

diario; y una vez fueron cambiados los milicianos <strong>de</strong> guardia por la pareja <strong>de</strong><br />

guardias nacionales, se cobró confianza, y ora uno, ora otro, todos acabaron<br />

por acogerse <strong>de</strong> nuevo entre los muros queridos <strong>de</strong> su colegio.<br />

Proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Barcelona, <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> San José, llegó un buen día don<br />

Francisco Serrats, que, por ser muy conocido por aquella barriada, se encontraba<br />

en continuo peligro; al enterarse <strong>de</strong> la situación <strong>de</strong> los nuestros en Mataró,<br />

pidió y obtuvo autorización para sumarse a la pequeña comunidad. Lo<br />

mismo hizo, poco <strong>de</strong>spués, el reverendo don Esteban Aguilón, proce<strong>de</strong>nte también<br />

<strong>de</strong> San José. A poco se presentaba el clérigo estudiante <strong>de</strong> teología don<br />

Jerónimo Hernán<strong>de</strong>z.<br />

Cuando los Salesianos <strong>de</strong> San Vicente <strong>de</strong>is Horts fueron expulsados, vinieron<br />

también don Félix Solanes y don Juan Bautista Piles.<br />

Iba, pues, engrosando paulatinamente el número <strong>de</strong> los Salesianos, con<br />

gran consuelo <strong>de</strong> todos. La vida religiosa era regular, cumpliéndose escrupulosamente<br />

todas las prácticas <strong>de</strong> piedad reglamentarias; el resto <strong>de</strong>l día lo pasaban<br />

entregados al estudio o al cultivo <strong>de</strong>l jardín, o bien a las ocupaciones<br />

favoritas <strong>de</strong> cada uno.<br />

Por fortuna, el colegio guardaba algunas reservas <strong>de</strong> comestibles; por otra<br />

parte, la huerta y la granja, bien administradas, proveían, si no con abundan-<br />

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