Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr
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ien los visitaron don José Mir y don Esteban Casáis, en sus viajes a aquella<br />
ciudad.<br />
A mediados <strong>de</strong> Septiembre llegó a Valencia, proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> Gerona, el<br />
hermano coadjutor don Gaspar Mestre, enviado por los Superiores para remediar,<br />
en lo posible, la situación <strong>de</strong> los escondidos y trasladarlos a Gerona,<br />
en don<strong>de</strong> la vida prometía una mayor tranquilidad. El provi<strong>de</strong>ncial encuentro<br />
en la estación término con don José Baquero le facilitó la tarea <strong>de</strong> la búsqueda<br />
<strong>de</strong> los Salesianos, con quienes se puso en contacto.<br />
Venía provisto <strong>de</strong> documentación y salvoconducto para todos, documentos<br />
que él se había procurado a costa <strong>de</strong> mil peligros y trabajos.<br />
El primero en marchar a Gerona fue don Basilio Bustillo, que logró encontrar<br />
en esta ciudad una colocación aceptable hasta el término <strong>de</strong> la guerra.<br />
Más tar<strong>de</strong>, el 22 <strong>de</strong> Septiembre, salieron con el mismo <strong>de</strong>stino don Luis<br />
Xancó y el señor Marcos. El señor López no quiso moverse <strong>de</strong> aquel lugar,<br />
en don<strong>de</strong> permaneció hasta la liberación <strong>de</strong> Valencia. ¡Dos años y medio!...<br />
Los sufrimientos <strong>de</strong> tan largo encierro acabaron por trastornarle el juicio.<br />
El señor Marcos, a consecuencia <strong>de</strong> los trece meses <strong>de</strong> completa inactividad<br />
pasados en el <strong>de</strong>sván, ya que por su corpulencia le resultaba extremadamente<br />
penoso el bajar al piso durante la noche, cuando salió <strong>de</strong> su encierro apenas<br />
podía sostenerse en pie. Tenía las piernas muy hinchadas y sufría por ello<br />
intensos dolores al intentar el menor movimiento. Poco a poco, con un ejercicio<br />
mo<strong>de</strong>rado y una alimentación más nutritiva, se fue reponiendo un tanto, aunque<br />
al terminar la guerra aún se resentía <strong>de</strong> su larga y forzosa inmovilidad.<br />
GRATITUD<br />
Así pudieron salvar su vida este grupito <strong>de</strong> Salesianos, los cuales no cesarán<br />
jamás <strong>de</strong> rogar a María Auxiliadora y a San Juan Bosco que bendigan<br />
y recompensen cumplidamente a la benemérita familia Buso, especialmente a<br />
doña Aurora (q. e. p. d.), a sus hijos Ramón, Pepe, Salvador y Ángeles, que<br />
fueron, en realidad, mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> abnegación y sacrificio, para con los hijos <strong>de</strong><br />
Don Bosco. La Congregación Salesiana guardará eternamente su nombre en el<br />
registro <strong>de</strong> sus más beneméritos Cooperadores.<br />
EN CASA ALBORS<br />
Otro <strong>de</strong> los Antiguos Alumnos que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong> la Revolución<br />
ofreció generosamente su persona y hacienda a los Salesianos fue don Elias<br />
Albors. Es la suya una gran casa <strong>de</strong> campo, situada cerca <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong><br />
Barcelona y a muy poca distancia <strong>de</strong>l Penal <strong>de</strong> San Miguel <strong>de</strong> los Reyes:<br />
Por esta causa se hallaba muy expuesta a la continua vigilancia <strong>de</strong> la Policía,<br />
sobre todo en tiempos <strong>de</strong> alguna agitación, en que era probable algún golpe<br />
<strong>de</strong> mano para libertar a los presos.<br />
A pesar <strong>de</strong>l constante peligro <strong>de</strong> los registros, no vaciló el buen ex alumno<br />
en albergar en su casa a cuantos Salesianos llamaron a su puerta.<br />
Los primeros en acogerse a su hospitalidad fueron los Rvdos. don Rafael<br />
Luna y don Juan Ortega, que se dirigieron allí apenas salieron <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong><br />
Mestalla. A primeros <strong>de</strong> Agosto se les juntó don Feliciano Unzu y pocos días<br />
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