Lauros y palmas, de Amadeo Burdeos, sdb - Hispania Martyr

Rvdo. don JOSÉ OTIN
Sacrificio, bondad, simpatía; he aquí compendiado el carácter de este sacerdote,
joven y trabajador, que abrigaba tan bellas ilusiones en su apostolado
con los jóvenes, los cuales le idolatraban, porque poseía, cual ninguno, el secreto
de ganarles el corazón para llevarlos a Cristo.
De este ejemplar hermano, como de tantos otros, carecemos, por desgracia,
de noticias concretas acerca de sus últimos días.
Procedente de Alcoy llegó a Valencia en compañía de don Vicente Asensi
y don Cayetano Tarruell. Ya vimos cómo este último encontró asilo en casa
de don Domingo García. En cuanto a don José Otín, que no conocía a nadie en
Valencia, fue invitado por don Vicente Asensi a ir con él a su casa; pero
como en ésta ya había varios sacerdotes y religiosas refugiados, se pensó, a
los pocos días, en buscar para don José una pensión, adonde se trasladó y de
la cual apenas salía, pasando el tiempo recogido en su cuarto y entregado
a la oración, que era su único consuelo.
Andando el tiempo y familiarizado ya un poco con los de la fonda, a fin
de no permanecer ocioso, se ofreció a la dueña de la pensión para realizar
algún pequeño trabajo doméstico. Esta circunstancia, unida a su habitual reserva
y al extraño retiro que voluntariamente se imponía, no dejó de llamar
la atención de los demás huéspedes, que empezaron a sospechar acerca de la
verdadera personalidad de don José. Un hijo de la patrona, que pertenecía
a la Comisaría del Seminario fue, seguramente, el delator. Lo cierto es que a
fines de Noviembre se lo llevaron detenido y no se volvió a saber nada más de él.
Su hermano Lorenzo, residente en Barcelona, acompañado de su cuñado
perteneciente a la Guardia Civil, hicieron numerosas e infructuosas gestiones
por todas las Comisarías de Valencia, a fin de averiguar su paradero. No pudieron
sacar nada en claro. Les dijeron que, habiéndole encontrado una cédula
en que constaba domiciliado en Alcoy, lo habían llevado a esta ciudad; pero
de aquí les comunicaron que tiempo atrás le habían extendido un salvoconducto
para otro lugar, de modo que desapareció por completo el rastro.
En Alcoy hemos recogido la versión de que vino a esta ciudad y se alistó
en una columna de voluntarios con el fin de pasarse a la zona Nacional; pero
conocido por alguien, y delatado como sacerdote, fue asesinado.
Como quiera que sea, Dios le habrá dado en el Cielo el premio a su sacrificio
y a una vida de abnegación y de ejemplares virtudes.
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