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Satto Vriteh - indice - Vaisnava

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La prédica fue la vida de todos los acaryas. Chaitanya Mahaprabhu mismo<br />

dio este ejemplo cuando salió a predicar a lo largo de la India y cuando<br />

envió a Nityananda Prabhu y a Haridas Thakur a hacerlo de puerta a puerta.<br />

Los devotos, siguiendo este ejemplo, continúan predicando a millones de<br />

personas a pesar de las dificultades que a veces surgen.<br />

Janmastami con los Ángeles del Infierno de Alemania<br />

Cuando celebramos el primer Janmastami en Hamburgo, los devotos<br />

habían conseguido una casa muy hermosa en un barrio residencial,<br />

pero en ese lugar había pandilleros que andaban en moto, que vestían<br />

trajes de cuero y golpeaban a la gente. Hoy en día no son como en esos<br />

tiempos. Ellos supieron que los devotos habían arrendado una casa en su<br />

mismo barrio y se enojaron mucho. Cuando vieron a uno lo persiguieron<br />

y trataron de golpearlo, y después nos amenazaron diciendo que nos<br />

iban a visitar en la noche para darnos una paliza. Esto fue justo la<br />

noche antes de Janmastami, y precisamente llegaron veinte tipos en sus<br />

motos, haciendo un ruido tremendo. Había como cuarenta devotos, con<br />

madres y niños. Los pandilleros se pararon en el antejardín y empezaron<br />

a gritar: “¡Salgan! ¡Cobardes! ¡Muestren quiénes son ustedes! ¡Les<br />

vamos a dar una buena pateadura!” Más bien, nos insultaban a gritos, y<br />

estaban con botellas de alcohol, mientras que los devotos en la casa no<br />

sabían qué hacer. Ya estaban pateando la puerta con sus botas, realmente<br />

era una situación temible porque eran famosos por mandar a la gente al<br />

hospital, por los fuertes golpes que les daban.<br />

Los devotos trataron de poner una mesa detrás de la puerta para que<br />

no la pudieran abrir. En ese momento uno de ellos tiró una piedra por<br />

la ventana, la que cayó sobre una planta que luego supimos que era de<br />

albahaca y no de Tulasi, como habíamos pensado, pues en ese tiempo<br />

no sabíamos mucho de Tulasi y la estábamos adorando. Cuando vimos<br />

que la piedra había caído sobre la planta, pensamos: “¡Mataron a<br />

Tulasi!” Entonces un gran grito se escuchó en el templo: “¡Mataron<br />

a Tulasi! ¡Mataron a Tulasi!” De ahí siguió algo sin precedentes. Los<br />

devotos abrieron la puerta del templo llevando cada uno algún objeto

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